Louis Vuitton se embarca en una odisea para su colección otoño / invierno 2021
El histórico museo del Louvre fue el escenario perfecto para que Nicolas Ghesquière, director creativo de la firma desde 2013, le diera vida a su nueva visión. Al ritmo de « Around The World» de Daft Punk, y frente a la escultura de la diosa mensajera yuxtapuesta con la victoria alada de Samotracia, las modelos, cuyo maquillaje estuvo a cargo de Path McGrath, se abrieron paso firme por un largo pasillo.
La propuesta evoca la sensación de que no es necesario aventurarse lejos para crear la impresión de estar viajando. Siendo ese el punto claro de toda la colección, Louis Vouitton nos remonta a la época grecorromana, un periodo que forjó la esencia de nuestra civilización. Bajo esta estética, cuya primacía es indiscutible, la firma establece un diálogo creativo con la notable variedad de esculturas del museo.
Nicolás Ghesquiere recontextualiza los principios grecorromanos, donde la humanidad ocupaba el lugar central, para proponer prendas con una narrativa de conquista, de cuerpo, corazón y mente. Actualmente, aquellos principios milenarios siguen guiándonos, como el contrapposto, una postura que apareció por primera vez en el siglo VI a.C., la cual le dio a las estatuas un encanto dinámico particular que ha sido retomado en la industria de la moda en un sinfín de ocasiones.
Las piezas cumplen en forma y función, expresando una nueva visión de seducción a través de un juego de capas cálidas y siluetas prominentes. La sastrería clásica se transforma con shorts corte sastre por encima de la rodilla y también entrelazando las aberturas de los sacos en una misma pieza sobre faldones de tul con transparencias y vestidos rectos. Aparecen chalecos y chaquetas biker oversize, sudaderas y capas de abrigos que dejan entrever prendas ligeras. Incluso, hay mini vestidos adornados con brillantes contrastantes bajo chaquetas de lana en colores sólidos o con estampados clásicos en tonalidades de gris, blanco y café.
Una cromática diversa y los estampados contrastantes con motivos grecorromanos le dan dimensión a las piezas, al tiempo que la aparición de acentos brillantes de color en rosa, morado y verde y amarillo aportan un toque de diversión. El calzado sigue un mismo hilo conductor pero se adapta a diferentes variaciones. Las botas altas de tacón surgen en negro, café y blanco con cierres laterales, pero de igual manera se proponen versiones de color block que elevan los looks.
Los accesorios fueron una de las colaboraciones más interesantes de la semana de la moda parisina. La firma, en conjunto con Fornasetti, intervino sus icónicas bolsas y también presentó modelos nuevos que seguramente se convertirán en los objetos más deseables del invierno. «Con esta colaboración, quería usar las piezas para evocar la modernidad continua del mundo artístico de Fornasetti», dice Nicolas Ghesquière.
Encarnando el sentido compartido del tradicionalismo experimental de las dos casas, se logra una mezcla efectiva entre la indudable creatividad de Louis Vuitton y la representación mágica y visionaria de Fornasetti. «Mi padre era un innovador que creía en la mano, al igual que Louis Vuitton», dice Barnaba Fornasetti, hijo de Piero Fornasetti, y director artístico de la marca. «Nuestra visión siempre ha sido traer la imaginación artística única de Fornasetti a las personas a través de objetos bellamente diseñados, y esta colaboración representa una nueva oportunidad para expandir y explorar su creatividad visual».
Sin duda, Nicolas Ghesquière presenta la colección más audaz de toda la temporada, afirmando que el invierno no tiene por qué ser tan frío después de todo.