About Face
Durante décadas pasadas, L’OFFICIEL ha trazado el viaje de una simple maniquí hasta convertirse en una increíble supermodelo.
El término supermodelo entró en el discurso en la década de los 80, cuando las mujeres más codiciadas por cierto diseñador se convirtieron en sinónimo de la misma marca. Sin embargo, el término ya había debutado a principios de los años 50 en varias publicaciones, mayormente norteamericanas. L’OFFICIEL ha sido testigo del ascenso del concepto durante la segunda mitad de los años 50, cuando Dovima, una de las más exitosas modelos estadounidenses del período de posguerra, posaba vivazmente en un vestido Manguin en la portada del número de diciembre de 1957, fotografiada por Philippe Pottier. Considerado uno de los primeros rostros famosos del mundo del modelaje, el impacto de Dovima fue explícitamente logrado a través de su apariencia en cada portada de L’OFFICIEL de ese año, con su ágil imagen tomando propiedad figurativa de la publicación.
Hacia fines de la década de los 60, las modelos comenzaron a firmar contratos exclusivos con marcas de moda, momento crucial que podía cambiar la trayectoria de una carrera. Las modelos comenzaron a dictar la fama (o el fracaso) de las marcas de moda, cambiando la dinámica de poder tradicional de la industria. Pasaron de ser meros recipientes a desarrollar un nuevo y particular estilo de fama, a través de su asociación con casas de alta costura, revistas y sus respectivos fotógrafos. Algunas modelos tenían "el look", encarnando la estética de diseño de una marca específica, como Hiroko Matsumoto y Pierre Cardin, Mounia e Yves Saint Laurent o Pat Cleveland y Halston, por nombrar algunas. Estas casas de moda vieron incrementar su atención gracias a estas modelos convertidas en estrellas, y ellas eventualmente alcanzaron en sus propias agencias el estatus de fashion celebrities.
"Las modelos dominaban tanto la moda como la celebridad".
En los años 90, modelos como Claudia Schiffer, Linda Evangelista y Naomi Campbell estaban en todos lados y sus nombres aún son considerados como la más grande encarnación del término "Supermodelo", con S mayúscula. El exclusivo club de modelos dominó los reinos tanto de la moda como de las celebridades, apareciendo en cada evento lleno de estrellas, usando minivestidos brillantes de Versace combinados con peinados perfectos y bolsos baguette de Fendi. Elegidas para roles de películas y campañas de publicidad, fueron los rostros perfectos y sin poros de múltiples marcas, desde moda hasta bebidas, perfumes, autos y mucho más.
Al final, es el estilo indescriptible de una modelo lo que la convierte en una "Súper", y es esta cualidad la que aparece ligada a las portadas de L’OFFICIEL a través de los años. En una edición de noviembre de 1984, Linda Evangelista arropada en piel mira hacia la cámara sin saber que un día se convertiría en uno de los rostros más reconocibles del mundo. En la portada de febrero de 1993, Tyra Banks aparece llevando un clásico traje de tweed CHANEL en azul y blanco y un cinturón de cadena dorada sobre sus caderas, años antes de que liderara su propio show para encontrar al próximo gran talento de la industria. En marzo de 1996, el fresco rostro de Carla Bruni –quien se convertiría en Primera Dama de Francia desde 2007 hasta 2012– protagoniza la portada de L’OFFICIEL, llevando un juvenil look en colores pastel de Christian Lacroix.
El superelenco desarrolló fuertes lazos con específicas casas de moda. Campbell compartió una especial relación con el afamado diseñador Azzedine Alaïa luego que robaran su billetera y pasaporte como una joven modelo en París y él le permitiera quedarse en su casa. Más tarde consideraría a Alaïa una figura paterna y él la vería como su más grande musa. Schiffer elegiría trabajar continuamente con marcas como CHANEL y Versace. Aunque las modelos son reconocidas por sus cualidades camaleónicas, mimetizarse en campañas publicitarias y transformar sus identidades para calzar con ciertas estéticas temporales de las casas de moda, cada una de estas mujeres desarrolló una marca específica propia.
Mientras la pasarela es el lugar donde las fantasías se vuelven realidad, el backstage es donde realmente ocurre la magia. En 1992, L’OFFICIEL le encargó al fotógrafo Jonathan Lennard capturar en exclusiva los momentos behind the scenes de los shows, donde modelos como Campbell, Christy Turlington y Evangelista interactúan con sus equipos creativos, diseñadores, artistas de pelo, maquillaje y otros fotógrafos. Estas imágenes del detrás de escena muestran momentos encantadores y honestos entre las modelos, cuyo trabajo existe en un campo único donde la amistad y los lazos estrechos son elementos esenciales de lujo, creatividad y mito de la moda.
En los 90, las supermodelos dominaron la escena. Durante años posteriores fueron rostros únicos como Devon Aoki y Gemma Ward los que llamaron la atención. Hoy, las relaciones cercanas entre modelos como Bella Hadid, Kendall Jenner y Joan Smalls son usadas como inspiración para capturas de moda y noticias sensacionalistas.
Nuevos rostros debutan cada temporada, muchos de ellos herederos de previas generaciones de modelos famosas o nepo babies como Kaia Gerber y Lila Moss. El foco sobre la industria de fabricación de imágenes ha cambiado de alguna manera hacia actores, estrellas pop e it girls que ya tienen una divisa social suficiente como para transformarse en rostros de marcas. Hoy nuestros feeds de redes sociales son dominados por la imagen de la modelo-influencer-businesswoman.
Mientras el rol de la supermodelo cambia, también lo hace la manera en la que sus imágenes intervienen en una revista. Para L’OFFICIEL, la modelo es algo más que un rostro. Es más bien una identidad integral que abarca todos los géneros, dándole un significado completamente nuevo al término "súper".