Hora del café
Las catas de vino y los salones de té ya tuvieron su momento. Hoy es el café el nuevo epicentro de la vida social.
Es cierto que el café siempre ha sido más que una bebida. Es una excusa para encontrarse, una pausa en la rutina o un accesorio chic y de moda. En fin, un hábito inseparable del día a día. Hoy, sin embargo, el papel que juega en la vida social de las personas ha evolucionado: el café es más protagonista que nunca.
COFFEE PARTIES
“Imagínate ir por un cafecito y terminar en una fiesta escuchando música house”. Esa es la premisa de la cafetería Pinsa Super Coffee y sus exitosas coffee parties, concepto que nació en Los Ángeles, California, y ya se ha popularizado en varias ciudades de Norteamérica, Europa y Australia. La dinámica es sencilla: “Esta es la única fiesta de la que te vas sintiéndote mejor que cuando llegaste”, aseguran en redes sociales. La cafetería, ubicada en Vitacura, abre sus puertas durante la tarde, a plena luz del día, y retira las mesas para transformar el local en una gran pista de baile. En el mesón de la cocina, un DJ toca música mientras los asistentes disfrutan de iced lattes, expressos y jugos sin alcohol. “Es un poco raro”, dice entre risas Michele Agostini, dueño de Pinsa, que se caracteriza por utilizar hongos adaptógenos y superalimentos en sus preparaciones. “No vendemos nada con alcohol. Es un concepto extraño, pero hay una tendencia cada vez más grande por hacer cosas saludables y cuidarse, sobre todo entre las mujeres, que están más dispuestas a explorar y probar panoramas nuevos”. Si al primer evento llegaron alrededor de 150 personas, Agostini espera mantener esa convocatoria en la siguiente edición de Kofi Club, como denominó sus fiestas de café.
BAR A.M.
La rápida popularización de las coffee parties en Chile y en el mundo indica una búsqueda de las personas por encontrar nuevos espacios de conexión y socialización que no necesariamente vayan de la mano con el consumo de alcohol ni el trasnoche. “Un cliente una vez me comentó que el Felix era como un bar a.m.”, dice Francisco Derosas, socio del popular café ubicado en una exlavandería de Providencia. “Nuestro café opera como un tercer lugar, un espacio fuera del hogar y del trabajo, donde las personas se sienten cómodas, pueden tener contacto con otros y conectar con temas de su interés. Hay gente que no se conoce, pero se pone a conversar en Felix, o gente que ya por el hecho de ir tanto al Felix termina por hacerse amigos”, señala. Derosas, Consuelo Goeppinger y Rodrigo Cea, fundadores del café, concibieron el lugar como una “plataforma colaborativa”, y han sido pioneros en la gestión de diversos pop ups gastronómicos en los que invitan a destacados chefs a abrir en el Felix una improvisada cocina temporal. De esta forma, han contado con especiales eventos callejeros junto a Nicolás Tapia (Yumcha), Maqui Muñóz (Guappo, Huggo) y Maira Ramos (Isla, Rayuela), así como también con el argentino Mariano Ramón, que ocupa el puesto 18 en la lista 50 Best Latinoamérica, para su primera jornada internacional. ¿Hacen falta los cócteles para los comensales? Al parecer, no. “La gente sabe que cuando tenemos pop ups, las preparaciones no van acompañadas de alcohol, sino de flat whites, lattes o un cortado, y nos ha funcionado”, explica Derosas. “Estamos tan contentos que a veces, incluso, resulta improbable, pero funciona bien: de repente hay platos con pescado y la gente lo acompaña feliz con un latte, y uno podría decir ‘qué rara la combinación’, pero resulta que el café es un excelente acompañamiento para cualquier comida”.
OTRO RITMO
Para Sol Sosa y Mariano Prieto el café es básicamente una extensión del hogar. Hace un tiempo la pareja compró una cafetera casera y comenzaron a implementarla en su rutina, pero pronto escaló a más: la creación de su propia cafetería, ubicada en Barrio Italia. “De ahí viene el nombre, Cafecito House, porque partió en nuestra casa”, cuenta Sosa. En un estudio que conjuga arte, música y diseño, lo que Cafecito House busca brindar a su público es la oportunidad de ser parte del café, más que el simple acto de sentarse a beberlo. “El espacio es muy acogedor, simula ser una casa”, explica su dueña. “Tiene una gran ventana que da hacia la calle y desde la cual se puede ver al barista. Es inevitable, el cliente está sí o sí en contacto con nosotros, que trabajamos ahí”. Los fines de semana suelen invitar a diversos DJ a tocar, colocando la mesa en el marco de la ya icónica ventana, mientras las personas se reúnen en las mesas de la vereda. “Si te juntas con amigos siempre hay un vinilo o una canción tocando de fondo, ¿no? Creo que la música es parte de la experiencia del día a día”, comenta Sosa. “Al final, el café es una excelente forma de vivir el momento y conectar con otro ritmo”. n