Cuidado de la piel: los imprescindibles del verano
Tu rutina de cuidados no debe bajar la guardia en vacaciones. En verano la consigna es proteger la piel, pero también darle cuidados extra para evitar el daño celular y el envejecimiento prematuro.
Tanto hablamos de los radicales libres que a veces olvidamos qué son, dónde están y cómo actúan.
Un breve repaso para empezar: son moléculas de oxígeno. El problema es que no están quietas, sino que son altamente reactivas y eso es algo que nuestra piel no necesita. Las moléculas de oxígeno en nuestro organismo están emparejadas, sin embargo, los radicales libres tienen el poder de dividirlas en dos átomos que, a su vez, van en busca de otro para formar una pareja y, al hacerlo, provocan un proceso llamado estrés oxidativo.
Este es, en simple, el proceso que ocurre todos los días y va dañando las membranas de las células, sus proteínas y el ADN. Y aquí es donde los antioxidantes se vuelven tan importantes, porque estas moléculas atrapan los radicales libres y los neutralizan, de modo que detienen el daño a las células.
Guía contra los radicales libres
María Olga Estrada, cosmiatra con más de 30 años de experiencia y directora de la clínica cosmética que lleva su nombre, explica que el cuidado estival debe contar con la protección anti rayos UVB y UVA de la más alta eficacia y también con productos antioxidantes que detengan el daño de las células.
“Aunque los radicales libres son consecuencia de un proceso natural, existen múltiples factores externos que pueden desencadenar su producción. Exponerse al sol sin protección, alimentarse de una forma poco balanceada, fumar y beber alcohol en exceso, el estrés y el poco descanso son factores que también activan los radicales libres en nuestro organismo y desequilibran los procesos de regeneración de la piel. Lo mismo pasa con la contaminación. Muchas personas creen que por estar en la ciudad no tienen necesidad de protegerse del sol ni de usar antioxidantes y lo cierto es que son igualmente necesarios”, explica la especialista. Afortunadamente, hoy existen productos de alta tecnología y probada eficacia que ofrecen una acción protectora integrada, con principios activos que se complementan para una acción más profunda.
Si bien los antioxidantes se pueden adquirir a través de la alimentación, siempre la aplicación directa de productos cosmecéuticos, es decir, que tengan una alta concentración de principios activos, en la piel tendrá un efecto más duradero y contribuirá a mantener la piel sana, que es el principal objetivo.
Entre los productos que la profesional utiliza y recomienda está la línea Environmental Shield de la marca Murad, que consta de 9 fórmulas de una alta concentración de Vitamina C para dar a la piel todo lo que necesita, desde la limpieza a la regeneración, pasando por supuesto por la protección (y de ahí su nombre: “escudo medioambiental”). Los factores medioambientales como la contaminación, el exceso de calor o de frío y otras variables puede resultar muy agresivo con la piel y estos productos son los encargados de restaurar su equilibrio natural con el resultado de rejuvenecerla. Lo importante es ser constante en su uso y no desistir en épocas de relajo como las vacaciones.
Otra marca que fabrica productos de alta eficacia es iS Clinical. Su Pro Heal Serum Advance, por ejemplo, contiene ácido L-ascórbico (vitamina C) al 15%, Alfa-Tocoferol (vitamina E) al 1,0% y retinol (vitamina A) al 1,0%, una concentración mucho mayor a lo que se encuentra en la mayoría de los productos de este tipo. Pero además, contiene ingredientes naturales como extracto de hoja de oliva que es un antibiótico natural. Por eso está recomendada como tratamiento curativo, antioxidante y reparador para pieles con rosácea y acné. En el caso del Súper Serum Advance de la misma línea, también las concentraciones de principios activos antioxidantes es alta y por eso es muy requerida para tratamientos antiedad, ya que reduce la aparición de líneas finas y arrugas, aumenta la producción de colágeno e incluso mejora la apariencia de cicatrices hipertróficas (aquellas que se inflaman y levantan) y estrías finas.