El mito de Marilyn Monroe

Ícono del glamour de Hollywood. Marilyn Monroe continúa inspirando a las jóvenes estrellas y a los amantes de la moda en todas partes casi 60 años después de su muerte. Sin embargo, su cabello rubio platinado, su sonrisa ganadora y su cuerpo curvilíneo eran solo piezas del rompecabezas que la convertían en ella. En verdad, la imagen de Monroe que muchos recuerdan hoy es el producto manufacturado de un buen marketing y una cuidadosa conformación narrativa.

Regresemos el reloj a 1953. Hugh Hefner lanzó su primera edición de Playboy con "el desnudo de Marilyn Monroe" al frente y al centro, pero lo que mucha gente no sabe es que la actriz nunca posó para Hefner (los dos nunca se conocieron). Las fotografías provienen de una sesión de fotos pin-up que hizo con el fotógrafo Tom Kelley cuatro años atrás, antes de que despegara su carrera como actriz. Ella ganó $50 con las fotos de Kelley, que luego vendió a Western Lithograph Co. por $900, de las cuales Hefner compró los derechos por $500.

Monroe nunca fue compensada y no consintió en el uso de las imágenes, ni estaba legalmente obligada a hacerlo. No solo se compraron y vendieron estas fotografías íntimas de su cuerpo sin su permiso, sino que debajo de una de las fotos, la revista decía: "En realidad, había dos poses tomadas al natural en el 49', justo antes de que la hermosa rubia obtuviera su primera película. Cuando aparecieron como arte de calendario, ayudaron a catapultarla al estrellato. Hemos seleccionado a la mejor de las dos como nuestra primera Playboy Sweetheart”.

Sin embargo, para el momento de la publicación de la revista, la joven bomba ya había protagonizado importantes películas como All About Eve y Monkey Business. Su personaje en pantalla como una rubia tonta fue un éxito que el público masculino encontró atractivo. Sus imágenes de desnudos, que firmó como Mona Monroe, no fueron, como pretendía Playboy, lo que inició su ascenso a la fama. De hecho, los ejecutivos de 20th Century Fox le dijeron que negara que las fotos fueran reales. En cambio, fue la confirmación de Monroe de su identidad lo que impulsó su imagen pública como símbolo sexual y, por lo tanto, su carrera.

Si bien muchos vieron las fotos como evidencia para respaldar la veracidad de su acto de "rubia tonta", la estrella de Los caballeros las prefieren rubias fue más astuta de lo que la gente creía. Ya sea que el crédito principal sea solo para ella o para su agencia y equipo de relaciones públicas, Monroe utilizó la atención de los medios orquestando trucos publicitarios y fallas en el vestuario para enfatizar su personalidad sexualizada. Mientras hacía The Seven Year Itch, el lugar de filmación se filtró a los fotógrafos el día de su icónica escena en la rejilla del metro. La película se convirtió en uno de los mayores éxitos de taquilla de 1955.