Lifestyle

Líneas puras

Los ambientes simples, pero sofisticados y que inviten indiscutiblemente a vivirlos. Ese es el estilo que caracteriza a la interiorista Ana Domínguez, quien experimenta la máxima felicidad cuando sus clientes le cuentan lo encantados que han sido habitando los espacios que creó para ellos.

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Retrato por Carlos Saavedra.

Ana Domínguez trabajando en interiorismo más de 20 años, pero su gusto por los ambientes cuidados viene de más atrás. “Mi mamá era decoradora, yo siempre viví en una casa preciosa, con mucha luz, sofás de lino y cortinas también de lino. La gente llegaba y decía, ¡qué precioso! Ella siempre tuvo muy buen gusto, y en esa época estaban de moda las casas más oscuras, con verdes y burdeos como caballerizas, pero la mía era totalmente distinta. Además, mi abuelo era arquitecto, mis tíos, coleccionistas. Tengo familia de muy buen gusto, la verdad”. Hoy una de sus grandes inspiraciones está en los viajes, tiende a observar los detalles, y los ve en las calles, en los cafés, en los hoteles. Y si bien al principio trabajó en una oficina donde creció en experiencia, “llegó un minuto que quise ser independiente”, dice. Y así está trabajando desde hace un año. “Estoy feliz, tengo muchos proyectos de todo tipo, corporativos, particulares, de todo, y me encanta encargarme del interiorismo y de la decoración. Me gusta mucho colaborar con los arquitectos, sugerir materiales para pisos y muros, el incorporar el jardín a la propuesta, la iluminación; es decir, trabajar de verdad de manera integrada con todas las áreas, el resultado es infinitamente mejor”, asegura.

¿Cuál dirías que es tu impronta? 

Soy una persona de líneas simples, me gusta trabajar con buenos materiales, nobles, como la madera y el mármol. Los colores y las texturas los prefiero neutros, pero a la vez es sofisticado. Es curioso, pero algo muy simple llega a ser sofisticado de la pura simpleza si los materiales son buenos. También me gusta la funcionalidad, porque hoy no se trata solo de que se vea bien, un espacio no debe ser solamente para mirarlo, sino para vivirlo y disfrutarlo, por lo mismo debe ser fácil de mantener

En este sentido, ¿cambiaron las prioridades en el interiorismo después de la pandemia?

Absolutamente. La gente empezó a vivir sus casas. Antes ni siquiera estaban mucho en ellas, pero de pronto llegó la conciencia de que tu casa debe ser un lugar que te haga feliz, un lugar donde quieres estar con tus amigos, con tu familia. Me llamaron muchísimo en ese periodo, para la gente empezó a ser importante arreglar sus espacios y ¡usar el living! Nadie los usaba antes y por algo se llama living, es para vivirlo. También empezaron a perder el miedo a ciertos mitos. Por ejemplo, instalar televisión en ese espacio. Antes te miraban como si estuvieras loca si lo proponía, pero es muy normal, porque además de la funcionalidad, la tecnología ha avanzado mucho y hoy los aparatos electrónicos pueden ser un gran aporte a la ambientación, sobre todo si están en sintonía con un gran mueble, de buen diseño.

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¿Dirías que murió la idea del mueble ‘para siempre’?

Sí, totalmente, es que nada es definitivo en realidad. La gente se relajó con ese concepto y hoy está mucho más abierta a abrir su casa y gozarla. Por ejemplo, antes la cocina se escondía y hoy se abre, se integra al comedor. Todos quieren una cocina funcional y estéticamente bonita. Ojalá abierta, los comedores con puertas, otros abiertos completamente. Los chilenos somos superestructurados, pero eso está cambiando. Las nuevas generaciones tienen una actitud de mucha apertura y gracias a las redes sociales pueden estar al día en las tendencias de manera instantánea.  

¿Te pasa que a veces el cliente quiere algo muy distinto a tu estilo?

No tanto, en realidad llegan porque conocen lo que hago. Si me piden poner cortinas rosas llenas de flores y con pompones, sé que no es mi expertise, no sé hacerlo, prefiero decirle que trabaje con otra decoradora. Me gusta ser feliz en lo que hago, y que el cliente quede feliz, y si veo que no lo voy a hacer bien, creo que es mejor ser directa y decirlo. 

¿Cuál es el proyecto en que has trabajado al que le tienes especial cariño?

El mall Casacostanera. Todos los proyectos son un desafío y a cada uno le pongo un amor enorme, pero este fue algo totalmente distinto a lo que había hecho hasta entonces. La idea era darle carácter de casa, sensación de cercanía, y yo creo que se logró totalmente. Cuando hace ocho años fui a la inauguración con mi hijo chico, me dice ‘mamá, pero ¡esto es como mi casa! Y yo dije ‘se logró’. Ese mall cambió el barrio para bien de una forma muy inesperada.

¿Hay algún material que te fascine y al que siempre vuelves? 

Me fascina el mármol Travertino cortado al agua. Es tan lindo el material que habla por sí solo. Yo en las casas cada día pongo menos cosas, cada día estoy más lisa. Antiguamente decoraba con libreros, que me encantan, pero hoy día ¡quién limpia esa cantidad de estantes! Hoy los muebles son mucho más simples.

¿Cuál es tu máxima satisfacción cuando terminas un proyecto? 

Cuando me llama la clienta fascinada porque invitó gente a su casa y todos quedaron encantados con el lugar. Que la gente se sienta orgullosa y feliz de mostrar su casa.

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