Bacalar, la joya escondida de Yucatán
La llamada “laguna de los siete colores” es conocida por su hermosura, exclusividad y pureza. Por todo lo anterior, pensamos por un momento en guardarnos este lugar para nosotros y así proteger su magia. Sin embargo, es tan único y maravilloso, que es imposible no compartirlo.
Bacalar es un edén mexicano. El color cambiante de sus aguas —que ocilan entre el celeste, turquesa, azúl profundo y verde agua— es algo que uno no está acostumbrado a ver en una laguna; impactante. Cuando un lugar místico como éste es decubierto, no pasa mucho tiempo para ser invadido por turistas y grandes cadenas de hoteles. Sin embargo, Bacalar aún mantiene su autenticidad y paz que tanto lo caracteriza.
En 2024 se completará el “Tren Maya”, que cruzará cinco estados y unirá la mayoría de las ciudades de la Riviera Maya. Esto facilitará el acceso a este casi virgen y mágico lugar.
Para contar más sobre este oasis, elegimos un hotel que está muy ligado a la conservación de los espacios naturales; la sustentabilidad y la perservación del medio ambiente: Our Habitas Bacalar.
Enclavado en el sur del estado de Quinta Roo, cuenta con 34 cabañas solo para adultos que, desde su llegada, ha sido una invitación al relajo y la contemplación. Su deck principal invita a ver el amanecer y atardecer, tomar sol, desayunar y almorzar con las espectaculares vistas a la Laguna, que se hace eterna y admirable.
Este tesoro natural de agua cristalina y de poca profundidad, tiene una variedad impresionante de azules que cambian según lo hondo y las horas del día. Desde tonalidades turquesas en las áreas más bajas, hasta azules profundos en las partes más hondas, la laguna tiene un poder imnotizante que invita a la relajación y a la admiración; despertarse a las 6am para ver el amanecer es un regalo de cada mañana.
Dentro de sus ceremonias de bienvenida está la del Copal, con la intención de purificar, limpiar energéticamente e intencionar la estadía en el hotel. También hacen el famoso Temazcal, clases de yoga, meditación, noches de películas bajo las estrellas, salidas en stand up paddle, spa y clases de pintura.
Su gastronomía es auténtica, rústica y a la vez refinada. Centrados en la creencia de que la comida es medicina, sus ingredientes de temporada son elegidos manualmente en granjas locales por sus chefs, quienes trabajan mano a mano con los agricultores de la zona. Con un menú que incluye deliciosos platos locales como los chilaquiles, tacos y pan de elote, y también internacionales como la cachapa y el pollo tandoori con pan naan.
Otro secreto escondido que tienen es su cultivo de miel de abejas Melipona, que no tienen aguijón. Trabajan con una familia maya local, quienes les proporcionan los apiarios que se encuentran en el hotel. Puedes ver estas abejas en toda la propieda, sobretodo si estás consumiendo su miel, ya que se te acercan amigablemente.
La flora y fauna está por todos lados: muchos tipos de mariposas de todos los tamañanos y colores, peces en la laguna, y aves de todo tipo que son el despertador ideal para cada mañana. Su flora también adorna cada rincón, desde grandes árboles que te albergan del sol, a plantas marinas que decoran sutilmente sus cálidas aguas. Además, cerca del hotel se encuentran lugares de interés como cenotes, ruinas y playas como Belize e Isla Bonita.
Cabe destacar que esta laguna es de agua dulce, para los amantes del baño, pero no de la arena y sal. Es ideal para una escapada romántica en pareja o para irse solo con un buen libro a descansar, meditar, comer sano y relajarse. Es el lugar perfecto, con y sin compañía, para recargar el cuerpo, mente y alma.