Formas poco convencionales
Un universo de figuras y creaciones que promueven la experimentación. Desligarse de los espacios clásicos e involucrar la creatividad en cada paso. Esa es la premisa de este proyecto que habita en internet y en los cuerpos de quienes quieren llevar consigo una pieza única.
La chilena Josefina Moro es la creadora de Moro (@morojoyas_), un proyecto que privilegia el trabajo en plata y la inspiración a partir de objetos y referencias experimentales. Lo último de su colección permanente es Fantasias Molares, un colgante de muela del juicio de tres raíces maciza en plata 980 que nos lleva a pensar en un amuleto o talismán.
Otros de sus grandes éxitos son los anillos Smiley y Sad, basados en la clásica forma de anillo de sello pero con un grabado lúdico que representa nuestro estado de ánimo.
Acompaña en su estética el arte 3D de Antonia Sepúlveda (@eies.s) quien da vida a la presentación gráfica de la marca, otorgándole una imagen contemporánea y original muy apegada al concepto de Moro. La intervención de la fotografía con estos elementos digitales, así como indagar en nuevas formas son parte de la búsqueda de su creadora.
¿Cuál fue tu primer impulso para decidir que querías empezar a hacer joyas?
Fue en 2017 que decidí emprender un viaje a México en busca de un oficio en el cual desarrollarme. Después de varias vueltas y casi de casualidad, llegué a parar a una escuela de joyería en San Miguel de Allende, en Guanajuato. Ahí vi por primera vez todos los procesos básicos para construir una joya desde cero, me sentí muy atraída por el trabajo con el fuego y la fuerza física que se requería para algunos procesos. Me di cuenta también que era un oficio muy bien valorado en todas partes.
Desde entonces me pareció haber dado con una especie de moneda de cambio universal con la cual, además, lo pasaría muy bien en las horas de trabajo de taller.
La experimentación pareciera ser uno de los pilares fundamentales de Moro, ¿qué es lo que te llevó a crear joyas de formas poco convencionales?
Creo que al menos en Chile ya hay bastantes marcas trabajando para personas que buscan lo convencional o lo clásico. La verdad no me atrae la idea de tener cabida dentro de esos espacios, pero tampoco es algo que tenga de manera muy consciente al momento de pensar en una joya, cada una tiene una historia y un proceso diferente y espontáneo.
La muela fue una idea que tuve cuando me encontré al fondo de un cajón con unos dientes de animal que había recogido hace tiempo en el norte de Chile. Primero pensé en que esos dientes podrían ser joyas, pero estaban en mal estado. Entonces fue que se me vino a la mente la muela humana. Conseguí la mayor cantidad de muelas del juicio posibles por internet y una vez que ya las tenía todas frente a mí, elegí la única que tenía tres raíces. Interpreté esa particularidad –en plata– como un buen presagio para quienes la llevaran en el cuello.
En el caso de las caritas, fueron mis clientes quienes comenzaron a preguntarme si les podría grabar un smiley en sus anillos de sello y luego de los meses de cuarentena –en donde Moro Joyas tuvo su verdadero despegue– accedí a incorporarlo a la colección permanente. Al poco tiempo, otres empezaron a preguntarme por caritas tristes. Podría decirse que las caritas son un deseo cumplido de algunas personas que siguen y apoyan Moro desde su inicio, más que un antojo mío.
¿Cómo definirías a Moro? ¿Qué es lo que te inspira a tener la imagen gráfica que tienen actualmente en sus redes sociales?
Es una llave que ha abierto puertas inesperadas hasta el momento, así como el lugar donde vacío un imaginario y me divierto compartiendo ideas con Antonia Sepúlveda, la artista y diseñadora gráfica con la que actualmente se conforma Moro Joyas y quien ha estado encargada de crear todo el contenido gráfico de la marca.
El universo gráfico en el cual se sitúa cada joya para mí es muy importante, ya que no cuento con un espacio físico en donde mostrar mi trabajo. Por eso, un video modelado 3D de un anillo es una herramienta y además una decisión estética. La identidad gráfica que hemos creado surge de esto, del hecho que Moro habita en internet y ese es nuestro medio para comunicar, lo que nos da infinitas posibilidades.
¿Hacia dónde piensas llevar la marca en un futuro?
Las ideas del futuro que tengo en mente son básicamente agregar piezas y colecciones cada año que me permitan experimentar con diferentes materiales y procesos. Empezar a abrirme a mercados en otros países es algo que me interesa. Siempre he pensado que me gustaría explorar el mundo a través de este trabajo con los metales y, eventualmente, llegar a tener una tienda física que sea solo para Moro Joyas. Eso sería un sueño auto cumplido y el desafío más entretenido que puedo imaginar.