El encantador rincón colonial de México
En las montañas del estado de Guanajuato se encuentra San Miguel de Allende. Este pintoresco pueblo declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es una cuna de cultura, historia, colores y belleza arquitectónica que cautiva a quienes tienen la suerte de visitarlo.
Fundado en 1542 por el monje franciscano Fray Juan de San Miguel, este lugar se considera un ejemplo notable de la arquitectura barroca colonial española del siglo XVI. San Miguel de Allende es un imán para artistas y amantes de la cultura. ¿Dónde quedarse? Sin duda, en el galardonado hotel Rosewood San Miguel con 67 suites y 29 lujosas residencias; desde su apertura en 2011, ha sido reconocido por su encantadora arquitectura y jardines. Con reminiscencias de una gran hacienda, su diseño se inspiró en la rica historia y la auténtica arquitectura de su ubicación. Cabe destacar que el hotel tiene servicio de traslado desde y hacia el aeropuerto de CDMX.
Al llegar, la fachada del hotel y su lobby te cautivan; la mirada se te pierde en cada rincón. Con decoración de artistas locales, como las famosas piñas de barro vidriadas tan clásicas de la región de Michoacán, cada una de ellas hechas a mano por familias que usan su propia técnica y diseño característico. Además, cuenta con amplias habitaciones: las suites son muy acogedoras, destacan por su living room, baños y su terraza, que cuenta con reposeras para disfrutar del sol y gozar la amplia vista hacia sus jardines o ciudad. La chimenea central también es protagonista en los días de invierno.
Sus jardines despanpanantes —con colas de zorro, cactus, flores de todos los colores y mucha vegetación autóctona del lugar— se pueden disfrutar en toda la propiedad. No hay un solo sitio completamente gris; el color rojo y naranjo que pintan sus murallas son parte también del encanto de este lugar de cuentos.
Uno de los sitios más visitados del hotel es su rooftop donde se encuentra el restaurante Luna. Desde allí se puede apreciar la majestuosa Parroquia de San Miguel Arcángel y la ciudad casi completa, incluyendo grandes mansiones privadas que decoran el paisaje a la perfección. Vale la pena deleitarse con esta vista de día y de noche, con la catedral encendida como protagonista.
Su servicio de spa es acogedor y con técnicas de masaje para todos los gustos. Posee una zona privada para acomodarse de hombres y mujeres por separado, como también un área común para ambos disfrutar antes y después de los tratamientos. El sector de piscinas también está muy bien preparada; son climatizadas, tiene un jacuzzi al exterior ideales para disfrutar en invierno, y piscina de niños. Además cuentan con canchas de tenis, y experiencias holísticas como lectura del tarot, lectura de la carta natal, ceremonia del cacao, taller de lavanda, picnic al aire libre, paseo a caballo, entre otras actividades.
Sus clases de cocina privadas son un must, si eres cibarita esta clase te encantará. El chef del restaurante 1826, te enseña a cocinar recetas locales como los clásicos tacos, guacamole y algunas más difíciles como la cochinita pibil con ingredientes autóctonos como el cáctus. Con un delantal y gorro de cocinero —personalizados con tu nombre—, puedes vivir esta experiencia única y gozar de los sabores mexicanos.
Otra de sus actividades más lindas es la del globo aerostático. Los atardeceres y amaneceres en San Miguel de Allende son vivencias que no te puedes perder. Sus tonos rosados, naranjas y azules son realmente encantadores, y la mejor manera de admirarlos es desde el cielo.
Los imperdibles de la ciudad
La imponente Parroquia de San Miguel Arcángel, es el corazón de esta ciudad llena de historia. Ubicada en la plaza principal, su majestuosidad se puede apreciar tanto de día como de noche. A cierta hora, se asoman los sacerdotes para tocar las grandes campanas del lugar; escuchar eso es hacer realidad la historia de El Jorobado de Notre Dam. Además, puedes terminar tu visita en el restaurant Atrio, que ofrece un amplio manú gastronómico.
Por otro lado, se encuentra la fábrica La Aurora, donde puedes disfrutar las galerías de arte, la decoración y la joyería, o comprar algún souvenir para terminar tu viaje; Mama Mela, lugar de los clásicos burritos mexicanos; y las esquisiteses de la plaza, puestos de comida ambulante donde encuentras la característica y deliciosa gastronomía de México.