Mariana di Girolamo y Octavia Bernasconi: Fuerza del destino
Las actrices comparten pantalla en Los Casablanca, la última producción de Mega. Aunque son de diferentes generaciones, ambas estudiaron teatro en la Universidad Católica y se admiran mutuamente. Las reunimos para que hicieran esta sesión de fotos y nos contaran del momento que viven profesionalmente y de sus nuevos proyectos.
En el camarín siempre está la tele prendida, dice Mariana di Girolamo. Y un día, cuando ella estaba grabando Al sur del corazón, mientras la maquillaban, vio en la pantalla un pedacito de Como la vida misma, teleserie que protagonizaba Octavia Bernasconi. “Vi una escena y dije ‘qué hermosa y qué buena es ella’", recuerda. "Cuando me contaron que íbamos a ser hermanas (en Los Casablanca) me alegré mucho, porque al menos lo que había visto de ella me gustaba mucho, entonces decía 'qué bacán trabajar con ella'. Sabía que tenía una historia similar a la mía, las dos estudiamos en la Católica y a las dos nos ofrecieron trabajo mientras estábamos estudiando. Ella es seca, la encuentro una mujer muy fuerte para la edad que tiene (25 años). Es muy clara. La veo como una actriz muy coherente, y eso es algo que yo admiro mucho en las personas, sobre todo en las mujeres”, explica.
Una admiración que le devuelve ciento por ciento Octavia. “Nos conocimos grabando La Jauría muy de pasada porque no nos tocó actuar juntas. Ella (Mariana) era parte de una historia y yo era parte de otra, pero a veces nos cruzábamos en el motorhome, de vestuario, de viaje”, dice Octavia.
Y agrega: “Yo admiro mucho a Mariana, siempre la he admirado. En la escuela la miraba hacer carrera, aprendía mucho de ella desde la observación, desde la distancia. Antes no nos conocíamos mucho y ahora recién en Los Casablanca nos hemos podido conocer, y esa admiración sigue intacta. La admiro como profesional y como persona. Y, además, ella tiene una elegancia... una impenetrabilidad elegante que es muy linda de ver”.
La madurez de Mariana
“A través de mi experiencia en España, que fue muy buena, muy enriquecedora, aprendí a no decretar cosas definitivas. Me muevo en base a deseos, a pulsiones. Tengo una familia, un marido que me respalda, y en su momento surgió ese deseo de vivir afuera [dos años]. Ahora tenemos nuestro hogar en Santiago, una casa hermosa con nuestro perrito. Yo una vez le pedí al universo viajar mucho y el universo me lo concedió, pero por el momento vital en el que estoy en este momento o quizás también por como yo soy, necesito una base, necesito cierto orden, y mi base nos hace sentido que ahora sea en Santiago, en Chile, en nuestra casita, y partir desde este lugar y volver a este lugar”, cuenta Mariana di Girolamo.
Y agrega: “Pero yo no digo ‘me instalo de manera definitiva en Chile’. Es solo que en este momento nos hace sentido estar ahí, hay oportunidades laborales en Chile, de hecho estoy en dos, tres series seguidas. Está también mi familia nuclear, mis amigos están repartidos, pero tengo un grupo sólido de amigos acá, y me gusta Chile, me gusta ser local, me gusta lo que está pasando en nuestra industria. Creo que la vida me va a seguir proponiendo moverme; pero, como te digo, quiero partir desde aquí y llegar a esos otros lugares”.
L’OFFICIEL: El mes pasado filmaste en Isla de Pascua Wild Horse Nine, una película dirigida por Martin McDonagh con John Malkovich, entre otros actores renombrados en el elenco. La vida te está proponiendo grandes cosas en cine...
MARIANA DI GIROLAMO: No es solo la vida o el universo, también soy yo. He trabajado junto a un equipo y hay un esfuerzo colectivo de gente que me ha respaldado tanto a nivel profesional como familiar para que este tipo de cosas como las que estoy viviendo ahora sucedan. Esta carrera se construye de maneras muy curiosas, las oportunidades llegan en momentos curiosos. Es muy importante, creo, estar preparada para poder enfrentar los desafíos. Es una carrera bastante desafiante. Y sí, desde que hice Ema, que fue mi primera película, se me abrió un mundo que me gusta muchísimo, que me alegra muchísimo. Me encanta trabajar en cine.
Y ahonda: “Creo que me faltan muchos caminos por recorrer, cosas que quiero vivir, experimentar, gente con la que quiero trabajar, géneros y personajes que me gustaría abordar. Pero sí creo que he tenido cierto recorrido, que he podido hacer cosas diversas. Creo que es una fortuna cuando a una actriz, a una intérprete, se le dan oportunidades, uno también las busca, pero estoy agradecida de que se me hayan dado, que se hayan concretado. Sabemos lo difícil que es levantar una película”.
Mariana dice que está feliz de haber estado en películas tan diversas, con directores, nacionalidades, culturas distintas, de personas que la han invitado a viajar por el mundo, a trabajar en diferentes idiomas y acentos, pero siente que aún falta mucho por avanzar. “No me siento consolidada a mis 34 años. Creo que he tenido cierto recorrido y que cada vez me voy preparando para enfrentar más desafíos”, dice.
La actriz prefiere no ahondar en detalles de la película de McDonagh, así que responde escuetamente: “Es increíble lo que estoy viviendo. Es maravilloso. Ni siquiera alcancé a soñar con algo como esto. Estoy viviendo esta experiencia con mucha gratitud, con mucha concentración para hacer un muy buen trabajo”.
Mariana estudió obstetricia y puericultura, pero se dio cuenta de que no le gustaba esa profesión y se inclinó por el teatro. “Siempre el teatro estuvo ahí, la danza, la música... Es que la familia, la sangre, es fuerte parece”, dice en referencia a su tía, la actriz Claudia di Girolamo, y a su abuelo, el pintor, dramaturgo y escenógrafo Claudio di Girolamo.
“Yo, estudiando esta carrera, me di cuenta de que era lo que quería hacer. No era una idea desde niña, fue gracias a la práctica. Y es una carrera muy práctica, muy colectiva, me gustó eso. Desde la búsqueda de los vestuarios, aprenderse guiones, y el espectáculo en vivo, que es algo que extraño y que me urge hacer pronto, el teatro”, comenta.
“Tengo ganas también de empezar a gestionar mis propios proyectos, a armar equipo, bajar ideas, gestionar esos papeles que uno quiere hacer, convocar a gente que uno admira...”.
Pese a sus ganas, dice que por razones de tiempo no ha podido subirse a las tablas nuevamente, porque la TV es muy demandante. “Y yo no soy una persona muy multifocal. No sé si podría poner mis esfuerzos y mis recursos actorales en dos proyectos tan grandes. El teatro es demandante, se trabaja en equipo, entonces pienso que las funciones sí podrían ser compatibles, pero el tema de los ensayos no lo he visto posible”.
Mariana cuenta que se le han presentado varios proyectos teatrales muy interesantes que no ha podido tomar, pero piensa que no pasará mucho tiempo antes de que haga su regreso. "La Gaby Hernández me dijo ‘no te alejes del teatro, tienes que volver a hacer teatro'. Y mi tata Claudio también. Quiero vivir esa experiencia que te contaba, que fue lo que me enamoró de esta carrera. La experiencia del espectáculo en vivo, de esa conexión con el público, que es inigualable”.
Octavia, un gran crecimiento
Al igual que Mariana di Girolamo, Octavia Bernasconi no eligió el teatro desde pequeña. Quería estudiar sociología, teología o trabajo social. Una carrera ligada a las ciencias sociales, en el fondo.
“Pero en cuarto medio vi un afiche de audiciones para el musical Broadway de la Municipalidad de Lo Barnechea, y fui. Fue superintuitivo. Quedé y empecé a ensayar con ese grupo. Y ahí, en el entrenamiento, yo dije ‘wow, parece que me gusta esto’. Ni siquiera era tanto el estar actuando la escena en sí, sino que en el entrenamiento pensaba ‘esto es algo que yo no había conocido antes y me hace sentir cosas que nunca había sentido. Quiero estudiarlo. Pero pasé todo el rato de la carrera sin saber si quería ser actriz, yo solamente quería estudiar teatro. Quería tener ese entrenamiento. Y después, de a poco, me empezó a gustar estar en escena, me empezó a gustar actuar”, cuenta la actriz de Los Casablanca, de Mega.
A Octavia le encanta hacer teatro e intenta trabajar en obras en paralelo a sus trabajos en televisión. “Creo que es un superbuén ejercicio, un superbuén entrenamiento, y que son cosas tan distintas: el teatro te mantiene como calentita, por decirlo así. En la cámara es todo más contenido, es otra energía la que se requiere, y el teatro tiene todo lo ritual, una energía que es mucho más brillante. En la escuela de teatro me costó un poco entender la proyección del lenguaje teatral, y creo que haciendo teatro de manera profesional eso se ha ido incorporando más y genera un equilibrio que ya no se disocia tanto. Uno no lo ve como un lenguaje de cámara y un lenguaje teatral, sino que va cuajando todo en un lenguaje que es orgánico”, explica.
Si bien Octavia ama su trabajo, dice que no puede asegurar que toda su vida será actriz. “Me gusta actuar. Pero no sabría decir que estoy segura. Creo que también tengo otros intereses, otras inquietudes. Pero sé que ahora sí es lo que quiero hacer… Hay tantos desafíos. Es bien intenso el nivel de vida. Ese tren de movimiento, de cambio, uno está cambiando todo el rato de círculo. Y eso es muy hermoso, pero también a veces es superagotador. Entonces yo creo que me debato todo el rato entre la relación como de amar y el estar muy desafiada por los costos, entre comillas, asociados de esta profesión, de este oficio. Pero me cuesta mucho pensar en otra cosa que me podría gustar tanto como me gusta esto”.
En efecto, su vida profesional ha sido vertiginosa. “Fui a hacer un casting al Mega para hacer una teleserie que se llamaba Amar profundo y quedé, ahí congelé la carrera porque nos tuvimos que ir a grabar a Concepción: se grababa una semana en Concepción y otra semana en Santiago, y entonces era difícil seguir estudiando. Después seguí haciendo teleseries en el Mega, una tras otra mientras estudiaba, y así empecé a trabajar”.
L’OFFICIEL: Y trabajar en teleseries es una escuela también.
OCTAVIA BERNASCONI: Es un aprendizaje gigante-gigante, yo siento que es necesario, porque gran parte del quehacer como actor tiene que ver con actuar en un espacio laboral, con gente que no conoces y que te está mirando, que de alguna manera te está juzgando. Ese entrenamiento es importante, es difícil y creo que mientras antes te expones a eso, mejor, porque después te vas soltando y también porque la relación con la escuela cambia; me acuerdo cuando entré a la escuela, el primer año, estaba aterrada de todo, todas las clases me daban miedo, me daba miedo probar, me daba miedo a actuar. Y, después, cuando entré a trabajar, dije ‘ah ya, en el espacio laboral me tiene que dar miedo, pero en el espacio de la escuela tengo que ir a jugar, a probar y no tengo que demostrarle nada a nadie, y eso me dio una sensación de libertad que me permitió crecer mucho, entonces en ese sentido siento que aproveché mucho más la escuela desde que empecé a trabajar. La tele para mí es una escuela gigante, hay muchas cosas que no entendía en la escuela, que entendí haciendo tele, son muchas escenas diarias es un entrenamiento.
¿Qué significa actuar en tu vida actual?
OB: Creo que es un espacio de libertad para hacer todo lo que está dentro mío, pero que en mi vida yo no expreso, entonces es una manera de canalizar mucha energía, y eso te regala una libertad gigante, y también creo que pasa algo que es como la suspensión del tiempo, como que desde la acción hasta el corte es como casi una meditación, una manera de estar muy presente. Y, sobre todo ahora, con la falta de tiempo, se me hace difícil estar presente en momentos cotidianos, en silencio en momentos cotidianos, y la actuación me permite eso sobre todo en teatro, un momento dilatado de estar presente, y eso es un regalo perfecto.
En cuanto a proyectos, Octavia cuenta que luego de terminar Los Casablanca, tiene planificado un viaje a Europa, para estudiar y conocer. “Hace mucho tiempo que tengo ganas de irme, pero entre las grabaciones, el teatro y la universidad, no había logrado encontrar el espacio para hacerlo. El año pasado Chileactores me dio el reconocimiento de Actriz Revelación por la teleserie Como la vida misma y ese premio incluía también una beca para estudiar afuera. En ese entonces estaba grabando una teleserie, tenía cinco ramos en la U y estaba ensayando para una obra (Honor, dirigida por Jesús Urqueta), por lo que irme era un poco difícil. Pero tener la certeza de la beca fue un muy lindo pie forzado para obligarme a parar y hacerme el tiempo de viajar”, cuenta.
“Actualmente estoy cursando el último ramo de la universidad que me quedó pendiente, mi tesis. La entrega es en julio, y habiendo terminado eso, quedo libre para irme. Hablaba del ‘lindo pie forzado’ porque creo que sin la beca me costaría más tomar la decisión de irme. Aunque no sea mucho tiempo, pienso que viene asociada a muchos miedos, el miedo de ‘desaparecer’, de que ‘no te llamen más’ , de desconectarte y perder algo aquí. Pero también creo que para poder seguir creciendo, necesito ir a buscar otras cosas en otras partes, y poder traerlas de vuelta, ofrecerlas aquí. En ese sentido, estoy muy agradecida de esta oportunidad y todo el trabajo que hace Chileactores desde hace tanto tiempo”, agrega.
¿Dónde vas a estudiar?
OB: Me han recomendado varios cursos, entre ellos los que más me han interesado han sido uno de técnica vocal, impartido por Patsy Rodenburg en Portugal, y otro de actuación que imparte Juan Carlos Corazza, en Madrid. Son cursos cortos, pero intensivos. Este es uno de los proyectos que más me han entusiasmado, no sólo porque siempre me maravilla cuánto se puede profundizar en nuestra profesión, sino también porque me gusta la perspectiva que te regala el estar en otro lugar, la apertura que genera en cuanto a los intereses, los deseos y las motivaciones, y también porque es algo que extraño mucho de mi vida antes de ser actriz. Antes de entrar en la rueda hermosa pero intensa de nuestro rubro, pasaba mucho tiempo viajando, trabajando en granjas, bosques, islas, Siempre en Chile pero conociendo gente muy distinta, de todas las edades y distintos lugares. Y aprendiendo mucho de sus prácticas, de sus oficios. Creo que los últimos cinco años que han pasado desde que empecé a trabajar he perdido un poco esa emoción por el movimiento y por los oficios distintos al mío, y ahora siento que no solo mi vida personal sino también mi trabajo actoral se nutriría muchísimo de esa diversidad.
¡Así que estoy con muchas ganas de empezar ese viaje y volver a encantarme con lo nuevo!
Fotos: Fabián Agustín
Styling: Romina Morales
Maquillaje: Poli Picó para CHANEL Beauty
Pelo: Héctor Cornejo para HC Concept
Asistente de styling: Cristián Zelada
Asistente de fotografía: Andrea Montes y Pedro Magnere