L'Impératrice, la transformación de una década
Un viaje en conjunto que comenzó como una aventura hasta convertirse en la historia que los definió por completo. La banda nos platica cómo han sido influenciados por el pasado y las nuevas culturas durante su evolución.
L’Impératrice es un proyecto que comenzó en el año 2012, una banda francesa con un sinfín de sueños que ahora se han vuelto realidad. Sin embargo, la visión de cada uno de ellos no ha cambiado tanto al convertirse en una banda internacional y aseguran mantener los pies muy firmes en el suelo, pues, en sus palabras, siempre es un trabajo en progreso. A pesar de ello, aún quedan logros por desbloquear, uno de ellos es tocar en el Madison Square Garden, uno de sus venues predilectos.
Junto con su crecimiento personal ha venido su evolución artística. Su música ha cambiado a lo largo de los años, pero siempre se ha mantenido fiel a sí misma. En cuanto al sonido y las letras, desde su primer álbum, Matahari, al presente, así ha sido el cambio:
«Para Tako Tsubo, nuestro segundo álbum, decidimos no hacer concesiones. En el sonido, cada canción tiene muchas pausas, puentes instrumentales, cambios de ritmo, solo queremos sorprender a la audiencia para que nunca sepan a dónde va la canción. En la parte de las letras, Flore quería escribir letras que estuvieran más cerca de sus emociones y sensaciones con los pies en la tierra, centrándose menos en las imágenes y más en el significado. Por lo tanto, este álbum suena más a nosotros mismos, es más íntimo, más personal y también más ecléctico y plural, ya que somos una banda de seis», nos comparte la banda.
Música a un lado, todos los integrantes tienen sus propios intereses y pasatiempos, sería difícil responder, aunque la mayoría siguen por la misma línea: el arte. A algunos les apasiona el cine, la fotografía, el teatro, la literatura; a otros las experiencias más íntimas y transformativas: los viajes y la comida, por supuesto… «Somos franceses. ¡No lo olviden!», añaden los miembros de L’Impératrice entre risas. Sin embargo, la composición musical continúa siendo su centro y motivo de existencia. Estos diez años han significado para cada uno de ellos una experiencia conmovedora.
"Estamos creciendo juntos y nuestra música evoluciona a lo largo de los años. Hemos estado muy influenciados por la gira que hicimos en el pasado, las nuevas culturas que hemos conocido y eso hizo que nuestro sonido cambiara mucho"
El último álbum les ha brindado la oportunidad de llevar su arte a diferentes partes del mundo y conectar con el público tan característico de cada país y ciudad. Para ellos, México es uno de sus destinos favoritos, pues la gente tiene una forma muy única de experimentar su música. Aseguran que no pueden esperar a volver, e incluso ya tienen en la mira a artistas mexicanos a quienes admiran, como Cuco y Petite Amie.
"Amamos a Cuco, vimos su show en Coachella y nos encantaría colaborar con él. También la banda mexicana Petite Amie abrió para nosotros en el Pepsi Center y fueron geniales. Conocimos algunas bandas provenientes de todo el mundo en el festival Echoes: Feng Suave, de los Países Bajos; Roosevelt de Alemania; y Darius de Francia. Todos sus shows fueron súper buenos".
Y respecto a lo que les depara el futuro, bueno, no quedará más que descubrirlo en el camino, aunque sí tenemos una pista: hip-hop y rap.
