Mujer

Sara Caballero, ser o no ser

Debutó con Dior y pronto conquistó Nueva York, Londres, Milán y París. Ha encarnado campañas para algunas de las casas de moda más emblemáticas de la industria, siendo uno de los rostros más recientes de Alexander McQueen. Pero las apariencias no tienen cabida en la vida de esta joven supermodelo chilena, que sabe que la clave para el éxito es mantenerse fiel a su esencia tanto fuera como dentro de la pasarela.

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Total look, CHANEL. Reloj, CARTIER.
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Que Sara Caballero resulte un enigma es un accidente completamente involuntario. De la poca información que circula sobre ella, los datos son tan escuetos como técnicos: modelo, llegó a la final de Elite Model Look 2022 en Praga, donde quedó dentro del Top10. Su debut de pasarela fue al año siguiente de la mano de Dior, para la colección Resort; al mes siguiente ya estaba haciendo alta costura en París. Desde entonces se ha transformado en uno de los rostros más reconocibles de las Semanas de la Moda, desfilando para Proenza Schouler, Michael Kors y Tommy Hilfiger en Nueva York; JW Anderson en Londres; Alberta Ferretti, Roberto Cavalli, Tom Ford y Dolce & Gabbana en Milán; Christian Dior, Acne Studios, Victoria Beckham, Hermès, Ann Demeulemeester, Valentino, Stella McCartney Mugler y CHANEL en París.

Las redes sociales no ofrecen un vistazo a su vida privada, sino más bien parecieran funcionar como una versión más didáctica de su impresionante currículum. Entre posteos sobre sus desfiles en Schiaparelli, Jacquemus, Courreges, Jean Paul Gaultier y su campaña para Alexander McQueen, existe una sola publicación personal: fotos tomadas con celular, sin filtro, con un impresionante atardecer caribeño de fondo. ¿Pero cómo es realmente Sara Caballero, la modelo chilena que pareciera estar en todas partes? ¿Qué tal es su personalidad? ¿Es tan seria e intimidante como parece en sus catwalks y photoshoots? ¿Cuál es su secreto para convertirse en la favorita de las casas de moda? Y, quizás lo más importante, ¿cómo planea mantenerse en la cima? 

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Total look, DOLCE & GABBANA. Tocado, FIMS.

Conocerla en persona es una experiencia desconcertante. Su sonrisa es perpetua y, aunque su acento se compone de una mezcolanza de ritmos distintos, el vocabulario es indiscutiblemente chileno, con muletillas y alguno que otro garabato incluido. Al hablar no puede evitar soltar una risa contagiosa, y sus anécdotas muchas veces incluyen sonidos, mímica y voces diferentes, como si se tratara de un juego de charadas. Pero su mirada se transforma al enfrentarse a la cámara, cuando adopta una actitud endurecida; flexible, pero siempre en control. En el set se ve seria, intocable. Es necesario recordarse a uno mismo que, al momento de la entrevista, tiene apenas 20 años. 

L'OFFICIEL: Desde afuera se lee una determinación en tu carrera y un enfoque muy profesional en tu camino como modelo. ¿Es tan así, o se ha ido dando? ¿Siempre supiste que te querías dedicar a esto?

SARA CABALLERO: Siempre tuve la determinación de trabajar y estudiar al mismo tiempo. Empecé muy chica: hice la película Princesita, aquí en Chile [2017, dirigida por Marialy Rivas] y luego al tiro firmé con Elite Model. Al principio estaba muy focalizada en trabajar mucho y ahorrar para irme a estudiar a España; no para ser modelo afuera, sino para estabilizarme. Pero las cosas terminaron yendo por otro lado… Ahora estoy muy determinada en mi nivel de perfeccionamiento.

Se nota ese enfoque, con un objetivo concreto detrás.

SC: Siempre lo consideré un trabajo y siempre es un trabajo. No es un hobby. Siempre he estado muy decidida a hacerlo lo mejor posible, que es muy parte de mi carácter como persona. Hacer las cosas lo mejor que puedo para no decepcionar a nadie. Sé que es un trabajo donde hay tanta gente metida… Aunque se vea solo mi cara, hay tanto trabajo detrás que no puedes decepcionar a nadie. Hay que hacerlo lo mejor posible para que salga bonito en todo, desde las ondas del pelo hasta la luz del set. No puedes ir con actitud desganada, “no me importa nada”, no. Es un trabajo duro mentalmente; tienes que estar consciente de tantos pequeños detalles que, al no ser determinada, no llegas a ninguna parte. 

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Total look, GUCCI. Reloj, CARTIER

¿Qué sacrificios ha significado ese profesionalismo?

SC: El mundo de la moda te hace crecer más rápido cuando empiezas muy chica. Porque hay ojos en ti siempre, tener autoestima es supercomplicado. Te hace crecer mucho en el sentido de que las cosas ya no te importan tanto. Porque no te puede importar si te ves fea en una foto –te van a sacar cincuenta, ¿cachái?–. Ellos saben su trabajo: van a elegir la foto donde todo sale bien. Es difícil al principio, pero ya no me afecta. Hoy voy casi mindfulness: “Todo va a salir bien, tranqui”. Pero eso es mucha suerte, porque hay chicas que empiezan altiro, las lanzan a Europa sin ninguna experiencia y mentalmente debe ser como… “¡Qué es esto! What the fuck!”.

¿A qué te refieres?

SC: Lo que suele pasar en fashion week es que cogen a una chica que no ha trabajado en su vida, le hacen un debut con un desfile grande –Louis Vuitton, Prada, lo que sea, son típicos debuts– y de ahí empiezan a trabajar y les salen todos los otros desfiles, todas las otras campañas… y nunca habían hecho ninguna foto, ningún desfile, nunca pudieron aprender todo lo que es la moda… y bueno, depende de la chica, ¡pero es heavy! Yo llegué y en Chile había hecho ya alguna pasarela que otra, había estado frente a una cámara, tuve una preparación de la que doy gracias al universo. Estoy muy agradecida. 

¿Has tenido momentos de cuestionamiento, dudas, arrepentimiento?

SC: Cuando comencé mi primera fashion week no funcionó, no hice ningún desfile. Hice el Elite Model Look en Praga y después me mandaron directo a París. Me presentaron en castings a algunos clientes y no funcionó un debut bueno, grande ni nada. Porque no estaba preparada, porque tenía 17 años… A ver, hay un gran choque entre ser modelo en Latinoamérica y ser modelo en Europa. Hay millones de modelos en Francia. A mí me mandaron directo a París y las otras chicas ya venían de Nueva York, Londres, Milán… Cuando no funcionó, me dio mucha pena. Pensaba, “me gasté un año para enfocarme en esto y no resultó… filo, chao, ya no voy a ser modelo, me devuelvo a Madrid”. Me tomé un año para estar con mi familia, con mi mamá, encontrar un departamento, trabajar un poquito en algunas fotos por ahí, y estaba deprimida. “Pucha qué triste, pero filo”, decía. Me inscribí en la universidad de nuevo para empezar al siguiente año, y ahí fue cuando empecé a trabajar en serio: tuve mi debut con Dior en México y ahí fue como: “Oh, ¿sabís qué? Voy a empezar a trabajar para que esto de verdad funcione”. 

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Total look, DOLCE & GABBANA.

¿Cómo logras mantener tu autenticidad en los engranajes de esta industria, que muchas veces empuja a las personas a ser de cierta manera?

SC: Mis agentes siempre me dijeron: “Sara, tú sé tú misma, siempre. No intentes ser nadie que no eres”. Cuando era más chica era muy solar, muy feliz, muy… [grita]. Siempre me dijeron que me mantuviera así. Una vez que empiezas a crecer te vuelves más mujer, te pones más seria, y a mí me decían: “¡Sara, no! ¡Tienes que seguir siendo tú misma, la sonrisa más grande del mundo!”. Y es obvio, no puedes cambiar quién eres porque los directores de casting lo notan. Cada una tiene su esencia, y cuando conoces a alguien que no está intentando ser otra persona, es lo que más llama la atención. Veo a mis amigas y somos todas con personalidades tan diferentes… Si yo fuera e intentara hacerme la misteriosa se notaría caleta, no me la comprarían. Quizás las fotos del casting no van a transmitir tu esencia, pero cuando trabajas con la gente, lo que queda es la persona. Si quieren volver a trabajar contigo es porque tú caes bien.

¿Qué crees que hace que una modelo despegue?

SC: Es muy importante lo de las relaciones. Caer bien, ser amigo de quien te rodea, pero también la calidad de tu modelaje. Poder ser camaleónica, personificar diferentes personajes, no ser la misma cosa todo el rato, pero siempre manteniendo tu esencia… De repente tienes que ser más sexi, más ruda, encarnar una pequeña sonrisa, pero sin ser comercial… Es un trabajo duro, pero vas aprendiendo y es de a poco: es persistencia y sapear a todas las otras modelos, ver cómo lo hacen, cómo han crecido y cómo lo logran. Esa es la clave de ser una modelo successful, yo creo: hacer todo siendo tú. Hay muchas modelos que no hacen todas las pasarelas porque tienen un look específico y hacen solo Alexander McQueen o Ann Demeulemeester, esas pasarelas que son mucho más rock. Pero si lo que quieres es tener una carrera más amplia, debes ser totalmente capaz de desfilar para Ann Demeulemeester y Alexander McQueen, full emo, pero luego poder estar en CHANEL y tener la energía de una mujer que es elegante, chic, que irradia belleza y todas esas cosas. Es importante ver el moodboard: muchas veces tienen un muro con fotos de desfiles pasados de los 90, de los 70, donde tú ves la inspiración del diseñador, de repente solo un tono de color o simplemente la foto de una planta. El diseñador habla de su colección, cuenta la inspiración y lo que espera de tu caminata, y eso. Tienes que hacerlo porque es un trabajo.

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FOTO 1: Vestido, FIMS. Collar, TIFFANY & CO. Gafas, FERRAGAMO. FOTO 2: Total look, LORAINE HOLMES. Brazalete, HERMÈS.

Eso habla de una sensibilidad especial tuya.

SC: Es pura sensibilidad y estudio mental. Por ejemplo, el último día de fashion week es el día de los desfiles de Louis Vuitton, CHANEL y Miu Miu, y son los tres totalmente diferentes. Louis Vuitton es masculino, pero también tienes que ser bonita, entonces es muy raro. Luego Miu Miu es más como niña chica, como nerd, pero al mismo tiempo strong. Y luego CHANEL es totalmente una mujer contenta, que irradia belleza, chic. En un día tienes que encarnar a tres personas totalmente diferentes y es muy bacán. Es actuar, me libera.

¿En qué notas tu experiencia y aprendizaje?

SC: Yo creo que es una cosa de confidence. En eso se puede notar: en qué tan rápido te adaptas a poder cambiar tu look, eso del camaleonismo. Que te importe nada cambiar la mirada, tu caminata. Que no te importe, porque al principio yo diría que nos importa un montón: “¿Cómo me veo? ¿Me veo linda?¿Me están mirando?”. Sí, pero qué importa si encuentran que te ves terrible. No puedes controlar el pensamiento del resto. Todas la modelos al principio sobrepensamos mucho qué pensarán de nosotras, nos están juzgando… porque es verdad, siempre nos están juzgando: que el cuerpo, que la cara, que la calidad del modelaje, y es una pérdida de tiempo porque se va a notar en la foto que estás atrapada, estresada o angustiada. Así que la técnica es literalmente soltarlo.

¿Sientes que ser latina es un factor relevante de tu carrera?

SC: Tanto en mi vida como en mi look juega un rol importantísimo. Si revisas mi sangre, soy 100% latina: mi papá es argentino y mi mamá chilena; soy española porque nací en España, pero nací ahí, no más. Mi esencia y mi cultura son latinoamericanas, incluso aunque haya vivido más tiempo allá que en Chile. A la hora de modelar, además, somos muy pocas latinas, entonces es como… [hace un gesto como golpeándose el pecho]. Mis amigas todas tienen un montón de amigas de su propio país. Hay un grupito de las que son de los Países Bajos o las americanas, que se conocían antes de llegar a Europa. Yo soy la única chilena, entonces me ha tocado relacionarme con las otras latinoamericanas y conocer diferentes culturas. Es fuerte eso para nosotras: las latinoamericanas no tenemos nuestra gang del mismo país; llegamos, estamos solas y de ahí nos conocemos entre las del continente.

Finalmente, ¿cómo es tu relación con las redes sociales?

SC: Soy pésima. Si ves mi galería del celular, no sé sacar fotos cool. No estoy tan enfocada en vivir la vida para sacarle fotos, sino para tener la experiencia. Entonces como que vivo el momento, pero me encantaría poder sacar una foto rápida, que saliera bien y poder subirla… Pero no pasa. Siempre tengo la cámara sucia, se ve todo borroso, no es lo mío. De repente, Instagram me da un poco de vergüenza y no tengo la habilidad. 

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Traje, CHARLIE & H. Lazo, CARACTÉRE en VÍA CONDOTTI. Collar, TIFFANY & CO. Zapatos, FERRAGAMO

Fotos: Max Jorquera

Styling: Romina Morales

Dirección de arte: Valentina Caiozzi para Arte Valentía

Maquillaje: Poli Picó para CHANEL Beauty 

Pelo: María Paz Urra 

Asistente de pelo: Catalina Samaniego

Asistente de fotografía: Stefano Ravera y Javiera Cerda

Asistente de styling: Cristián Zelada 

Agradecimientos: Inter Design y Estudio Fe. 

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