Melita y Antonia Abraham: conexión inquebrantable
Las hermanas Abraham cumplieron una meta de vida al representar a Chile en los Juegos Olímpicos París 2024. Pioneras e imparables, las remadoras demuestran que no existen barreras cuando hay pasión y perseverancia.
Foto: Bruno Vidal
Styling: Elia Domínguez
Maquillaje y pelo: Ibar Alejandro Vacino
La historia de este dúo de remeras, Melita y Antonia Abraham (27), comienza con la practicidad de una madre de cuatrillizos, que encontró en el deporte un refugio y una actividad que los mantuviera ocupados. Después de probar distintos pasatiempos en conjunto —como el tenis y la natación—, fue un amigo de sus padres quien les enseñó el remo. En un comienzo se unió uno de sus hermanos, pero pronto lo siguieron los demás, y comenzaron a destacar. “Al mes él ya había ganado una medalla en una competencia nacional, y nosotras ya estábamos compitiendo en regatas”, afirma Melita. Fue el remo el deporte que las cautivó y las llevó a encontrar una pasión de vida. Criadas en el campo al sur de Chile, rodeadas de naturaleza, descubrieron una carrera deportiva que les brinda una conexión especial con su entorno. Con tan solo 15 años —y de la mano de su entrenador Bienvenido Front, con quien alcanzaron múltiples logros y cierran un ciclo de 11 años después de los Juegos Olímpicos París 2024— iniciaron este camino que hoy las posiciona en el quinto lugar del ranking mundial en la categoría Dos Fin Femenino, tras el Campeonato del Mundo de Remo 2023. Aunque afirmen que el remo es un deporte individual, su trabajo en equipo es un aspecto crucial para su éxito deportivo. Su conexión de hermanas destaca arriba de la embarcación: “Llegamos a un punto en que no es necesario hablarnos para saber qué es lo que necesita la otra. Nuestro poder está en la fortaleza que tenemos juntas, en la capacidad de poder trabajar duro individualmente, y en poner todo eso al momento de competir”, comenta Melita.
Mentalidad ganadora
Como todo deporte de alto rendimiento, detrás de cada campeonato hay un arduo trabajo físico que requiere de mucho esfuerzo y disciplina. No obstante, para las hermanas Abraham la preparación mental también es fundamental, y un tema que hay que poner sobre la mesa. “Es superimportante trabajar de la mano de un psicólogo y apoyarte en un profesional, que te entregue las herramientas necesarias para gestionar diferentes situaciones con miras a una competencia o en el día a día. Cada vez está tomando más importancia la salud mental en los deportistas; es primordial estar en paz y tranquila para poder rendir al cien por ciento”, afirma Antonia. “Nosotras, ante de todo, somos humanos y también tenemos frustraciones, malos ratos, entre otras cosas. A pesar de todo eso, hay que levantarse todos los días con tu mejor cara y disposición para dar el máximo”, complementa Melita.
Concuerdan en que, al estar en un alto nivel de sus carreras como remadoras —donde otros equipos entrenan con el mismo nivel de exigencia y regularidad—, lo único que definirá un buen resultado son sus mentalidades: vivir el minuto, creer en ellas mismas y disfrutar el proceso. Por eso mismo, buscan traspasar ese ejercicio y legado a las futuras generaciones. “Que las niñas y niños desde chicos no se limiten”, comenta Antonia. “Nunca llegamos a una competencia mirándonos en menos. Desde un inicio Bienve nos dijo: ‘Ellas [las otras competidoras] no son superiores, no tienen dos cabezas, tres brazos para remar más, o algún superpoder’. Nos hizo creer desde el primer minuto que somos iguales a ellas y podíamos contra todo”. Para las hermanas Abraham, su responsabilidad está en demostrar que no existen barreras al ser deportistas mujeres y sudamericanas: “Competimos con potencias mundiales y nunca nos hemos achicado. El mayor legado que podemos dejar a las niñas chilenas que están comenzando en un deporte, es que crean que todo es posible”, finaliza Melita.