Mujer

Los colores de Ana

Dueña de una sonrisa honesta y un estilo tan vibrante como sofisticaso, la artista plástica argentina conversa con L'Officiel sobre su rol de influencer de moda y de mamá. 

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Ya van siete años desde que Ana Bonamico dejó su natal Buenos Aires para venirse a Santiago con su entonces novio y ahora marido: el fotógrafo Tom Ghiorzo. Ambos trabajan con marcas de moda y en un principio viajaban a Chile solo de visita o para trabajar en proyectos puntuales. Como buenos nómades, los recorridos los hacían por tierra desde Buenos Aires hasta Santiago, cruzando por el paso de la cordillera. “Imagínate la cantidad de kilómetros que hemos hecho entre idas y vueltas. Una vez por el Paso Los Libertadores estaba nevando un montón y se cerró el camino. Nos quedamos atascados por un día entero en el auto”, ríe recordando anécdotas de ese tiempo.

“A mí me costó tomar la decisión de vivir en Chile, pero no por cómo es el país, sino porque con Tom teníamos toda una vida en Buenos Aires. Nos habíamos comprado una casa allá y le habíamos puesto mucho amor. Además, no es fácil estar lejos de la familia y amigos. Pero tenemos tan buenos amigos acá, que aquí también se siente como estar en casa”, asegura.

Desde Chile, se convirtió en embajadora de moda de Chanel en Latinoamérica, un privilegio fashionista que además le hace recordar a su abuela, de quien heredó su primera cartera y el gusto por la alta costura. “Me gusta apostar por las marcas con las que trabajo, porque busco desarrollar una relación a largo plazo. O sea, para mí Chanel es una familia, he conocido los talleres y pude ver el minucioso trabajo que hay detrás de cada bordado. Ese es el valor agregado que tiene una marca de lujo y es precisamente lo que buscaba Coco en su momento: pasión por los detalles y una relación cercana con las personas que compartían ese gusto”, asegura.

Además de sus característicos lienzos pintados en una amplia gama de colores, su rol de influencer se vio potenciado por su última y más preciada creación: su hija Bambi, a quien recibió en plena pandemia, tras sufrir una dolorosa pérdida anterior. “Antes de que el mundo se detuviera por este virus, con Tom teníamos planes de irnos a vivir a Estados Unidos, y ¡mira los planes que la vida tenía para nosotros! Con la pandemia, se reordenaron las prioridades, y para mí la familia es lo más importante”, reconoce.

Sin embargo, la pausa por maternidad y Covid no ha afectado su esencia de mujer libre, y asegura que en sus planes próximos está volver a París. “Hoy estamos en esta aventura de viajar en familia con Bambi para que conozca el mundo desde pequeña y sea otra nómade como nosotros. Viajar te permite intercambiar culturas, te abre la mente y te hace más flexible frente a los cambios. Creo que eso es lo mejor para el desarrollo de una persona y es lo que quiero para mi hija. Mientras se pueda, vamos a seguir moviéndonos sin parar”, concluye.

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