La intuición de Vivianne Dietz
La protagonista de la película de Netflix Ardiente paciencia no quiere ser un objeto de deseo. De todo el parloteo que apremia su productiva carrera como actriz en cine y televisión, ella no escucha nada. La única voz que sigue es la que surge de su interior.
En Ardiente paciencia, la primera película chilena original de Netflix, la protagonista, Beatriz, recibe un poema de amor que no la impresiona y, en respuesta, decide escribir uno propio. “Me asombra que hable de mi hombro porque no lo ha visto”, anota. “Me asombra que hable de mi sombra, porque no la conoce”.
De Vivianne Dietz, la actriz que interpreta a Beatriz en la cinta, quizás podría decirse lo mismo. Mucho se comenta de la joven artista que, con 27 años, ya ha conquistado las tablas, la pantalla chica y recientemente la grande… pero de todas las voces que la rodean y la persiguen, ella solo presta atención a una: la suya. “La mejor decisión que he tomado en la vida ha sido seguir mi intuición. Es la mejor determinación”, dice.
Aunque nunca se lo planteó realmente hasta que ya fue demasiado tarde, Dietz siempre soñó con ser bailarina. “Cuando niña me encantaba todo lo que fuera relacionado con el arte del cuerpo, la danza”, relata. “Pero nunca lo vi más cercano que las clases de gimnasia rítmica en el colegio”. Siendo la primera generación de su familia -oriunda de la zona rural de Puerto Montt- que iría a la universidad, se crió con la idea de que sería doctora. “Hasta tomé el electivo Científico en vez del Humanista”, ríe. “Recién en cuarto medio dije: ‘De verdad, ¿qué estoy haciendo?’”.
Así se instaló por primera vez la que sería la regla fundamental de su brújula profesional: rescatar la intuición, y hacerle caso cueste lo que cueste. “Es algo que está muy presente en mi vida”, dice. “El haber dicho, a los 17 años, ‘no quiero ser doctora, voy a ser otra cosa’, y todo lo que vino después, es algo que descubrí gracias a esa voz interior, amable y potente, que me dice ‘okey, esto es lo que tienes que hacer’”.
En contra de los deseos de su familia, Dietz dio la prueba especial de Teatro en la Universidad de Chile en Santiago, y quedó. “Ser del sur y no tener tanto apoyo por la carrera que estaba estudiando me dio una fuerza que a mi edad no era recurrente”, recuerda. “El resto llegaba a la casa después del ensayo y tenían la comida de la mamá lista. Yo estudiaba de lunes a viernes, ensayaba los sábados y era promotora los domingos, porque me tenía que pagar el departamento y los vestuarios”.
De las tablas a la TV
Su salto a la televisión fue inesperado. “No pensé que estaba en el rango de cosas que podían sucederme”, explica. “Entré a Teatro porque ya me sentía muy vieja para estudiar danza sin experiencia, y esto era lo más cercano. Nunca imaginé llegar a la tele, lo veía muy lejano”. Pero pasó: tras asistir de forma improvisada a un casting, Dietz quedó seleccionada para ser parte de la teleserie Wena profe, de TVN, dando inicio a una fructífera carrera de casi cinco años en la pantalla pequeña nacional.
Con apenas 20 años, la actriz ya se encontraba frente a las cámaras. Y aunque recuerda con agradecimiento su tiempo en las telenovelas, asegura que el teatro es donde más cómoda se siente. “Te da más posibilidades de estar presente”, asegura. “Si cometes un error tienes que solucionarlo ahí mismo. ¡Que es como en la vida misma! Pero en el escenario. Es lo que más me apasiona en la vida. Solo puedo actuar, solo sé actuar, no sé hacer nada más”.
Y eso es algo para tener en cuenta sobre ella, porque si bien su llegada a los sets de grabación fue fortuita, una vez ahí nada ha sido dejado al azar. “Los años que estuve haciendo tele fueron una decisión. No es que no me hayan ofrecido otras cosas, pero necesitaba esa vitrina para después poder decir: ‘Okey, he trabajado lo suficiente para poder parar y dedicarme un año entero a hacer solo teatro’”. Que es lo que hizo: desde 2022, Dietz ha participado en numerosas obras y musicales como Romeo y Julieta, La incondicional, Cecilia y Concierto para romántic@s, y próximamente será el turno de Después de casa de muñecas, entre otros proyectos. “La gente me dice: ‘¡No! ¡No hagas más teatro, ándate para afuera, empieza a ir a castings extranjeros!’... Creo que mi determinación a seguir mi intuición hace que pueda tener un estado recurrente de felicidad dentro de mis decisiones de trabajo, porque es lo que quiero hacer y lo que esa voz interna me dice que haga”, explica.
VIVIANNE DIETZ: Al final, hago esto porque lo amo, y porque uno hace las cosas por qué si no por amor. Siempre la respuesta a todo lo que hago es: ¿Estoy tranquila? Sí. ¿Estoy feliz? Sí. ¿Estoy en calma conmigo misma? Sí. No necesito escuchar nada más.
L’OFFICIEL: Al final, siempre lo has hecho para ti misma.
VD: Es una disputa que tengo también, porque se escucha mucho en el medio que tu trabajo como actor no es que tú sientas algo, sino que la audiencia sienta algo con tu trabajo. Y yo digo, ‘obvio que sí; si mi trabajo mueve, aunque sea a una persona, genial, ya hice mi pega’. Pero también lo estoy haciendo porque es algo que a mí me produce felicidad, es algo con lo que yo sí siento. Y no puedo privarme de eso.
Objeto de deseo
Ese año en que renunció a las cámaras y a los ajustados calendarios de grabación surgió el rumor de que una connotada plataforma de streaming buscaba realizar un largometraje en Chile. El director de la cinta, Rodrigo Sepúlveda, llamó a Dietz personalmente para, según cuenta ella misma, decirle: “Vivi, eres tú”. Tras una exitosa audición junto al actor Andrew Bargstead -con quien ya había trabajado antes-, ambos fueron seleccionados para protagonizar Ardiente paciencia, adaptación de Netflix de la famosa novela de Antonio Skármeta, El cartero de Neruda.
La actriz, sin embargo, pidió leer el guion completo de la película antes de comprometerse con el papel. Familiarizada con la explícita sexualidad que caracteriza al libro, le preocupaba averiguar cuál era exactamente la historia que querían contar. “¿Va a haber desnudos? ¿Va a haber una escena de sexo? A nosotras, las mujeres actrices, siempre cuando partimos nos ponen en esa situación”, afirma. “Es una decisión no hacerlo, y no porque sea vergonzosa o porque no quiera que la gente me vea, sino porque creo que el día de mañana puedo ser una actriz reconocida no solo por haber partido desde ese lugar”. Solo una vez que comprobó que la película -pensada para mayores de 13 años- se trataba de una historia de amor contada a través de la poesía, estuvo segura: la primera película chilena de Netflix sería también la primera película de su carrera.
Pero Dietz, que actualmente se encuentra trabajando en una serie de elenco internacional para una importante plataforma de streaming, no tiene ningún interés en ser objeto de deseo… ni dentro ni fuera de la pantalla. En redes sociales -donde cuenta con más de un millón de seguidores- debe soportar el hostigamiento diario de usuarios desconocidos que se sienten con la libertad de opinar de su apariencia, algo a lo que ella busca rebelarse. “No quiero que me vean como la actriz joven y bonita. No es lo que quiero fomentar en mi carrera”, aclara. “Sigo estudiando, sigo aprendiendo, sigo trabajando. Quiero ser la actriz que puede entregar un mensaje, que puede ser buena sin necesidad de hacer otras cosas. Ya soy ‘bonita’. Ya cumplo un poco ese rol, y no lo necesito completamente. Quiero cultivar todo lo demás”.
Fotos: Juan Pablo Montalva
Producción y styling: Romina Meier
MUA: María Paz Urra
Asistente de estilismo: Fabián Jeria
Asistente de fotografía: Osvaldo Alliende
Agradecimientos: Estudio Ivan Petrowitsh