Mujer

Francisca Feuerhake, multifacética

Con dos obras recién terminadas y una en proceso sobre el atril, la artista nos abre las puertas de su taller para conversar acerca de su arte. Cariñosamente nos da la bienvenida, y se pone cómoda para hablar sobre sus pensamientos y memorias. 

canvas art painting face head person photography portrait plywood wood
Fotografías por Nicolás Díaz Ibáñez.

La mente de Francisca Feuerhake transita libremente por múltiples universos creativos. Desde su icónico personaje, La vieja cuica, hasta su podcast, Libre Asociación, ha sabido alimentar su ingenio siendo autodidacta y atreviéndose a explorar nuevos rubros más allá de su profesión como literata. Hoy, más que nunca, se encuentra cultivando su talento por el arte y los distintos relatos que surgen mediante la pintura. No recuerda con exactitud en qué momento de su vida se aproximó a esta técnica, pero afirma que siempre le atrajo lo visual y la estética en todas sus formas. “La pintura me da el apetito de poseer algo. Soy muy voraz en general: me gusta comer, fumar —aunque ya no lo haga tanto— y comprar. Entonces para mí, la mejor manera de sublimar esa voracidad es pintando y poseyendo las cosas que esta me entrega; es mucho más satisfactorio que cualquier otra cosa”, comenta. 

Con un proceso sistematizado —que aprendió de su pintora favorita, Karin Mamma Andersson—, muchas veces se aproxima a un lienzo en blanco a partir de un armazón de recortes que colecciona. Los relatos que genera no se forman por una idea predeterminada, más bien nacen de su imaginación, de algo que le llamó la atención, o de una fotografía que busca recrear a su forma. “Es muy similar a escribir una novela: se comienza con un esqueleto, y poco a poco se va elaborando y disfrazando con más cosas. Es una práctica medio inexplicable, ya que uno mismo comienza a conectar puntos que al principio eran lejanos y después tienen lógica. Todo nace de un 'algo', y por más que quiera lograr cosas diferentes en cada cuadro, eso 'novedoso' siempre se conecta a mi historia”. 

Tu última exhibición se inspiró en la trágica historia de la muñeca Frozen Charlotte [la cual lleva su nombre], que cuenta cómo una niña muere de hipotermia por querer lucir su vestido arriba de una carroza. ¿Qué te llamó la atención de esta historia?

Con esta muestra quise representar esa vanidad inofensiva que existe en la juventud, que me parece superenternecedora y es algo que estoy perdiendo por mi edad. No le tengo nostalgia, pero en el fondo es decirle adiós a un período que viví entre los 20 y los 30 años, en el que estuve muy enredada en la vanidad, en cómo me veía, en quién era y quién aparentaba ser. 

¿Qué opinas sobre la libre interpretación de tu arte?

¡Es la raja! Muchas veces no veo lo que otros ven de mis obras; la relación que tiene uno con sus cuadros es totalmente diferente a la del espectador. Eso lo he visto mucho ahora que comencé a ir a una tutoría junto a los artistas Natalia Babarovic y Christian Yovane, donde cada uno muestra en lo que está trabajando y se comenta a partir de eso. Es muy importante tener una instancia que te haga hablar de tu obra, la técnica que utilizaste, y el porqué de ella. 

art painting person face head
art painting fashion adult female person woman face clothing dress
FROZEN CHARLOTTE, Francisca Feuerhake (@franfeuer_).

Dejar de luchar 

A lo largo de ocho años Francisca colaboró con la serie de televisión infantil 31 minutos; lanzó Nenúfar y Tres Semanas, dos novelas de su autoría; creó un canal de YouTube con la historia de todos sus personajes que ella misma interpreta; inició con taller de pintura, y mucho más. Su facilidad y talento por el arte en todas sus formas no le impide viajar por diferentes áreas. Sin embargo, su cabeza sí se lo cuestiona: “Constantemente hay una vocecilla que te dice: ‘especialízate’, ‘elige algo’, ‘no puedes hacer todo'. Tengo muchos post it escritos para mí que dicen ‘no más bullshit’, ‘solo pintar’, pero la verdad es que es imposible; soy géminis, ¡eso es!”, comenta riendo. 

Decidió vencer el síndrome del impostor y aceptar que hoy se ha transformado en una artista. Salir de su rol como La vieja cuica e iniciar un camino muy diferente fue algo complejo para ella. “Cuesta asimilarlo, sobre todo si muchos te conocen por una cosa en específico. Siempre voy a ser La vieja cuica y hay que hacer las paces con eso; mis cuadros no van a ser la primera plana en mi definición, fue frustrante pero ahora lo acepto. Lo más importante es hacer lo que uno quiera; hoy tengo ganas de pintar y de no hacer videos”.

cushion home decor couch furniture person head face photography portrait dog
Fotografías por Nicolás Díaz Ibáñez.

¿Estás dejando tus otras facetas de lado?

No, para nada. Encuentro que lo más importante es hacer las cosas que uno quiera. Siento que estuve mucho tiempo haciendo las cosas por obligación y de repente caché que la única gracia que tiene ser adulto es que uno puede hacer la wea que uno quiere (ríe). Suena cliché, pero finalmente es el sentimiento de que yo por fin me estoy permitiendo disfrutar las cosas. 

En tu podcast hablas de estos temas. En cierta forma, se ha transformado en un especie de diario de vida que compartes con tu público, ¿cómo ha sido el recibimiento de parte de ellos?

He tenido respuestas muy positivas; muchos me escriben agradeciéndome por poner distintos temas sobre la mesa y es bacán. Es un podcast que tiene poco 'éxito' en términos de números; hay cierto pensamiento de que no vale la pena hacer uno si no te escucha x cantidad de personas, y la verdad es que no es así. Al comienzo me pasó y dejé de grabar un tiempo por lo mismo, pero de repente me dije: ‘¡Por qué! Quizás mi podcast es para gente selecta que quiere escucharme y no es para todos los públicos y está bien’. Eso no hace que lo pase mal; me encanta grabar y me ayuda mucho. 

Se te nota tranquila y feliz en este minuto de tu vida. ¿Tienes algún proyecto a futuro en mente?

Quiero seguir pasándolo bien. Quiero seguir con mi podcast y me gustaría vender impresiones de los cuadros, o un producto de más fácil adquisición porque creo que hay mucho interés en mis cosas y obviamente no todos pueden comprarlas. Más que tener grandes aspiraciones, me gustaría esquematizar un poco más mis horarios y mi vida; entrar a una especie de rutina porque nunca la he tenido.

Entradas recomendadas