Mujer

El cine terapéutico de Nicol Ruiz

A través de la ternura, el cariño, la compasión y la empatía, la cineasta Nicol Ruiz busca acompañar a las personas que ven sus películas. Quiere que se identifiquen con ellas y se sientan menos solas.

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Retrato Nicol Ruiz por Val Valapecino.

Para Nicol Ruiz (34) el cine es mucho más que entretener y emocionar. Para ella, las películas son una herramienta que acompaña a las personas en los momentos más adversos. Casi como una terapia.

Su pasión por el mundo audiovisual se inició cuando era muy pequeña. Nació y creció en Lautaro, ciudad al sur de Chile, donde solo era posible sintonizar tres canales de televisión. De niña pasaba las horas viendo Tardes de Cine, de Canal 13, donde encontraba largometrajes de distintas estilos y orígenes que le permitían conocer otras realidades.

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Fotos 'La nave del olvido'. Cortesía Nicol Ruiz.

Siempre tuvo ganas de ayudar a las personas y buscó una carrera profesional que le permitiera hacer un aporte a la sociedad. Estudió cine en la Universidad Mayor de Santiago, donde comenzó a escribir historias y también a hacer sus primeros trabajos como montajista; para ella era dirigir en otro estado de la obra. Sin embargo, con el tiempo se dio cuenta de que no quería estar más sentada frente a la pantalla, buscaba participar en la creación del relato. De ahí nació la idea para su ópera prima: La nave del olvido, filme que demoró más de lo esperado en terminar, ya que en paralelo debía generar ingresos para sustentar su vida en la capital.

Trabajó 10 años como asistente de producción en la productora chilena Fábula, donde conoció a talentosos camarógrafos, foquistas, técnicos de sonido, entre otros profesionales, que la ayudaron a formar el equipo que necesitaba para su película. “Así comenzó La nave del olvido. Con el esfuerzo colectivo de muchas personas que me tenían mucho cariño. Al conocer la historia se enamoraron del proyecto y decidieron embarcarse en una travesía que se tradujo en 16 días de filmación en Lautaro”, cuenta la directora.

La prioridad es sanar 

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Fotos 'La nave del olvido'. Cortesía Nicol Ruiz.

En su trabajo como directora, Nicol espera realizar muchas películas que permitan entender el mundo desde la ternura, el cariño, la compasión y la empatía. Quiere que su cine tenga esa mirada y que genere un trabajo interno en su audiencia. “Siento que todo nace de la intuición, del querer contar una historia que sea una compañía para las personas que la ven; que las haga sentir bien en una sociedad enfocada en el individualismo, en lo económico, en la violencia y en los extremos. Hacerles un minicariño a través de mis relatos”, explica. “Mi idea siempre ha sido hacer películas que ayuden a sanar a personas que se sienten solas o excluidas. Decirles que no son los únicos en esto, que son muchos los que se sienten así. Eso hice con La nave, y eso busco hacer ahora con Cuando la lluvia no me toca”. En su nuevo largometraje Nicol abordará las sombras y heridas que deja el abuso en los menores. Con esta obra quiere tenderles la mano a niñas o adultas que fueron abusadas, y transmitirles a las madres que existe en ellas un rol muy importante: escuchar y creer, lo básico para que una persona comience a sanar. “Esos son los primeros pasos para que una persona pueda armarse y seguir adelante. Los niños, en general, no saben describir lo que les está pasando, porque es algo nuevo. No tienen otras experiencias que los hagan distinguir si está bien o está mal. En la película son estas las sombras que busco mostrar y las que acompañan y persiguen a esta niña todas las noches”, comenta.

Para la cineasta es fundamental mostrar vidas de mujeres y disidencias. Es el mundo que “necesita más entendimiento actualmente. Me costaría mucho hablar sobre hombres, no tengo idea cómo es su mundo interno. Yo necesito hacer largometrajes de mujeres, porque es el mundo que conozco. Actualmente se necesita conocer cuáles son nuestros derechos, deberes y hasta qué punto tienen que llegar nuestros límites”, concluye.

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