Mujer

SOULFIA está despierta

Como Sofía, lo que más desea es cantar las canciones que brotan de lo íntimo de su corazón. Como SOULFIA, sueña con llenar estadios y transformarse en la superestrella que ella sabe tiene dentro de sí. Al final del día, sin embargo, entre altos y bajos, lo único que importa es solo una cosa: la música. 

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Fue en un tiempo muerto de 2016, mientras estudiaba en el Instituto Pro Jazz de Santiago, que el apodo surgió por primera vez. “Ay, Soulfia”, le dijo de broma una compañera en el recreo, haciendo referencia a ese género musical que ella tanto disfrutaba.

A Sofía Walker (26) el juego de palabras le encantó. “He ido desarrollando más lo que significa”, explica hoy, ya convertida en SOULFIA –escrito así, tal cual, en mayúsculas, por decisión propia–, artista chilena con cerca de 200 mil oyentes mensuales en Spotify, dos álbumes a su nombre y numerosas colaboraciones. “‘Sofía’ significa sabiduría, y soul es alma… Entonces, para mí, se trata de la sabiduría del alma”.

Si bien solía modelar, la música fue siempre lo que determinó su camino. Y realmente lo supo temprano: a los cinco años tomó su primera clase de piano, y a los siete comenzó a cantar. Cuando más tarde descubrió a Aretha Franklin, Christina Aguilera y Whitney Houston –“las divas del pop”, como ella las denomina– encontró su pasión definitiva: el neosoul y el R&B. 

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Izquierda: Vestido, GIUSEPPE DI MORABITO EN MONTEMARANO. Anteojos, MAX MARA. Derecha: Guantes, GABA. Top, H&M. Falda, VIVETTA EN VIA CONDOTTI.

SOULFIA: Siempre sentí una conexión especial. Incluso referentes más modernos como Sabrina Claudio o Daniel Caesar me identifican mucho, me hacen llorar.

L’OFFICIEL: ¿Qué es lo que te emociona?

S: Las letras son superhonestas y poéticas, pero la musicalidad… me toca la fibra, es heavy. Además tienen un constante uso de piano; es muy emocionante para mí la sonoridad del instrumento propiamente tal, más crudo.

Más sorprende, en ese caso, el salto de SOULFIA al género urbano, donde ha cosechado gran parte de sus éxitos y galardones. Sin siquiera haber sido fanática del reguetón cuando chica, artistas nacionales como Drefquila le enseñaron que podía ser parte de la tendencia sin renunciar a su esencia. “Me di cuenta de que, en realidad, sí se podía hacer esta mezcla de géneros más musicales con otros –creo yo– no tan caprichosos. Quise ser parte de la ola y hacer una combinación entre esas dos cosas que conocía: el mundo reguetonero, que fue fácil de entender musicalmente para mí, e intentar fusionarlo con todo eso que yo vengo estudiando hace tanto tiempo”. El resultado es un sonido especial, con dejos gitanos y orgánicos sobre una base primordialmente eléctrica y “trapera”. “Quise hacer un statement, y es algo que a la gente le sigue llamando la atención hoy en día, que alguien que sea tan cantante haga música que no requiere tanto de eso”.

SOUL, SOFÍA, SOL

Pero la música no es el único territorio en el que SOULFIA debe aprender a vivir entre los opuestos. Con 149 mil seguidores en Instagram –siendo Rosalía una de ellos– y casi 22 mil suscriptores en YouTube, la artista se mueve con destreza entre diversas plataformas para comunicarse con sus fanáticos y, al mismo tiempo, lucha por desprenderse de la sensación de que está obligada a hacerlo. 

S: La gente quiere conocerte, verte, sentirte a través de las redes sociales. Ver cómo te ves, qué opinas, cómo hablas… Estamos en un constante hambre de darnos a conocer, no solo nuestros números, sino que a nosotros mismos a través de Instagram, TikTok, etcétera. No es incómodo para mí ver mi cara ni me insegurizo ni nada de eso. Simplemente me pasa que veo las redes sociales como un espacio que hay que abundar y trabajar, y me encantaría no tener que hacerlo. Pero es parte de mi trabajo y he aprendido a manejarlo. 

L’O: ¿Cuándo te sientes más tú misma?

S: No tengo la respuesta definitiva. Estoy en un proceso para entenderlo. Cuándo ser SOULFIA, cuándo ser la Sol, cuándo ser Sofía… Cuando estoy en mi casa, con mis cercanos, estoy ocupando un lugar mucho más vulnerable, real, más chiquitito, sencillo. Pero SOULFIA significa glamour, tacos, altura y, un poco sin quererlo, sin desearlo, algo un poquito más jerárquico… No es una figura negativa tampoco, pero es una búsqueda que sigo haciendo y que, de hecho, no sé si tiene fin. 

A pesar de que ella misma declara que la personalidad de SOULFIA se asoma cada vez que debe “sacar la voz, hacer presencia o hacerse respetar”, una de las decisiones más audaces que ha realizado en su carrera fue comenzar a hacerse cargo de su salud mental, y hablar al respecto. “Hace poco perdimos a un colega por lo mismo [el artista urbano Galee Galee, quien falleció en mayo de este año], por no normalizar el hablar sobre lo mal que uno se siente y de que se puede pedir ayuda”, dice. “Hay que dar a entender que no por ser figuras públicas vamos a estar siempre bien. Eso no tiene, y nunca ha tenido, relación alguna”. 

Tomando como ejemplo a nombres como Amy Winehouse, Mac Miller y Whitney Houston –“pero sin el abuso de sustancias”, bromea–, se define a sí misma como una artista, y persona, sensible y depresiva. “No soy alguien que vaya por la vida saltando feliz, porque no me ha tocado fácil”, admite, refiriéndose al hecho de que, tras independizarse de sus padres a los 20 años, no mantiene contacto con su familia. “Mi mamá no está en mi vida, mi papá no está en mi vida, y eso es algo supercomplicado de llevar sola. Es algo que vive en mi ADN”, señala.

Pero no la llaman “pantera” por nada. Con sinceridad y feroz ambición, SOULFIA está determinada a transformar tanto sus alegrías como su dolor en lo que más disfruta hacer: canciones. “Hay gente que tiende a ser más deprimida que otra, que tiende a ser más inestable. O sea, imagínate que todos fuéramos estables emocionalmente… ¡No habría arte!”, exclama. “El arte es la comunicación de la tristeza y embellecer la tristeza a través del arte. Eso es, de eso creo que se trata. Y yo soy parte de eso. No tengo miedo ni vergüenza de decirlo”. 

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Cartera, MUGLER EN SARIKA RODRIK. Top, DOLCE & GABBANA. Pantalón, BALMAIN EN SARIKA RODRIK. Aros, cadena y anillo, SWAROVSKI.

LA ESTRELLA Y LOS PÁJAROS

Su pasión por la música es infranqueable, pero la relación que mantiene con la industria es una historia aparte. Y es que son los números –no las notas– los que decretan el ritmo y el tono. “Uno no es quien es por el talento o la poesía que canta, sino que por las estadísticas o las visualizaciones o la tendencia”, lamenta. “Me asqueé con cómo funciona todo. El marketing, los contactos, inventar cosas… Entiendo hace rato cómo es, pero es demasiado. Si fuera por mí, en verdad no seguiría este modelo que existe en la música actual”.

Entonces, si no es por ella, ¿por quién? En eso SOULFIA no está tan segura. “La música es muy importante para mí, pero más que nada, antes de eso, está mi familia cercana; no la de sangre sino la elegida: mis amigos, mi mánager, mi equipo, mis fans, gente que ha dado todo por mí durante tres años sin dudarlo, que le tiene mucha fe a este proyecto. No sé si lo estoy haciendo tanto por mí, sino por la gente que cree en mí”, confiesa.

Una vez más la artista se enfrenta a una nueva encrucijada. “Soy más hippie en ese sentido, haría lo que sé hacer y me dedicaría solo a cantar. Pero obviamente quiero llegar más lejos. Soy ambiciosa y me entra este deseo de ser mundial, de llenar un estadio o varios, y convertirme en una superestrella”, proclama. “Porque ese es el deseo que yo tengo, ¿pero a costa de qué?”. 

S: Justo estoy pasando por un momento muy ‘qué mierda estoy haciendo’, pero tengo otros momentos muy ‘¡hueón, a levantarse, surgir, autogestionar!’. Tengo esta disyuntiva constante de ‘¿será que tengo que ir al sur a cantarles a los pájaros, o tengo que hacerme una superestrella y cantarle al mundo?’. Creo que, a pesar de todo, por el esfuerzo que han hecho el equipo y la gente que ha creído en mí, se los debo. Les debo intentar hacerme una superestrella. Creo que soy una persona capaz de hacerlo; lo que no sé es si soy capaz de empaparme tanto de una industria tan falsa. Porque eso es justamente algo que puede terminar deprimiendo y sofocando a los artistas. 

En este perpetuo vaivén, SOULFIA se proclama cansada, mas no derrotada. El año pasado, entre temas colaborativos con músicos internacionales como Cazzu, Ceaese, AKRILLA e incluso Natalino, la cantante chilena lanzó Brujerías de cantina, su primer disco de larga duración, el cual le valió la estatuilla de Mejor Artista Urbana en los Premios Pulsar 2023. Hoy, con un calendario ajustado de shows en solitario y apariciones en festivales, se alista para dar a conocer sus composiciones más personales hasta ahora, en una próxima entrega que, según promete, hablará de lo que realmente está dentro de ella.

S: Siendo muy, muy honesta, mi sueño real es hacer un voluntariado con animales en África. Tomarme un sabático e irme a cuidar tigres. Soy fan del mochileo, de viajar, la selva, estar sucia. Quisiera nunca perder ese espacio.

L’O: ¿Y SOULFIA, entonces, con qué sueña?

S: Con poder contar con los recursos para hacer lo que yo quiero hacer, el arte que con muchas ganas quiero hacer. Siempre he tenido un ‘pero’ que me impide soñar lo grande que quiero soñar… Porque una vez que los tenga, voy a ser imparable. Creo que todo pasa por algo: por algo necesito ser así de fuerte, por algo tuve que pasar por todas estas cosas. Probablemente la vida me está preparando para recibir un gran golpe, alto o bajo. Y yo voy a estar preparada para recibirlo.

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Trench, AMEN. Pañuelo, HERMÈS. Sostén y vestido, WOLFORD CHILE.

Estilismo: Alina Castro (@alina__castro)

Fotografía: Mairo Arde (@mairoarde)

Arte: Nataly Solari (@natalysolari)

MUA: Paulina Estay (@mujer__gallina)

Nail Artist: Viviana Cárcamo (@_.riot)

Asistente de moda: Ignacia Muñoz (@peroignacia)

Asistente de fotografía: Leandro Mora (@leandr0mora)

Agradecimientos: WE LOVE MODELS (@welovemodels._)

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