Mujer

Christiane Endler: Todo o Nada

Quien haya dicho que las mujeres son el sexo débil lo hizo porque no conoció a la chilena Christiane "Tiane" Endler: una futbolista como pocas, una guerrera como muchas y una líder de armas tomar. 

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Fue en la última gala presencial de los premios The Best, realizada en el teatro La Scala de Milán, cuando Christiane Endler (29) deslumbró a la prensa y a los asistentes enfundada en un vestido negro de escote halter firmado por Hugo Boss. En esa oportunidad, la FIFA la seleccionó como una de las tres mejores arqueras del mundo, hecho que marcó un hito importante en su carrera y para la historia deportiva nacional. Hace cuatro años que vive en Francia, específicamente en Saint-Germain-en-Laye, un pequeña ciudad a 25 minutos de distancia de la capital. Ahí está el centro de entrenamiento del PSG (Paris Saint-Germain), club deportivo donde se desempeña como arquera, y que ha catapultado su carrera a las ligas mayores, como cuando en diciembre pasado el diario inglés The Guardian la eligió como la Mejor Portera del 2020, tras mantener su arco invicto en 12 oportunidades durante el año.

A tres meses de ese reconocimiento, conversamos con Christiane desde su departamento en los suburbios parisinos, ad portas de comenzar las clasificatorias para la Champions League femenina. Es a su espacio privado donde llega después de cada entrenamiento. Ahí se relaja, vive en pareja y trata de mantener la cotidianeidad con los pies bien plantados en la tierra.

Desembarcó en la Ciudad Luz sin saber el idioma ni conocer a nadie. Hoy se siente a sus anchas, aunque reconoce que sigue impactándose cada vez que pasa frente a la Torre Eiffel. Además de jugar en uno de los principales clubes de Europa, es la capitana de la selección chilena de fútbol femenino, título que le queda como hecho a la medida por su garra y determinación, junto con ser un aliciente necesario para reivindicar al género desde su vereda privilegiada, como ella misma dice.

L’OFFICIEL: Fuiste señalada como la mejor deportista del mundo en tu especialidad y tienes solo 29 años, ¿qué más te queda por delante?

CHRISTIANE ENDLER: Me lo tomo como un reconocimiento a mi trabajo. No solo por los años que llevo practicando este deporte, sino que también por todo lo que he dejado por estar aquí. No sé si soy la mejor del mundo, pero sí sé que he trabajado más que nadie para poder lograrlo.

L’O: ¿Eres muy exigente contigo?

CE: Muy, y también autocrítica. Siempre creo que puedo mejorar, que puedo seguir creciendo. Si encuentro algo para superarme, lo hago, busco cosas nuevas para dar lo mejor de mí. Hay un punto en el que se toca techo, por eso siempre hay que seguir aprendiendo, y me falta mucho todavía. A nivel profesional quiero ganar un campeonato en Francia, una Liga, una Champions, clasificar con Chile a los Juegos Olímpicos: ese es uno de mis grandes sueños. Quiero ganar en equipo, el buen rendimiento colectivo siempre te lleva a tener un buen rendimiento individual. Y si después de eso me reconocen a mí por haberlo hecho bien, mejor todavía.

L’O: Y a nivel personal, ¿en qué momento estás?

CE: Siempre creciendo y aprendiendo. Para mí es muy importante ser una persona íntegra, honesta, un ejemplo para el resto a través de mi trabajo y por el esfuerzo que conlleva el estar donde estoy. Hoy disfruto el día a día y aprovecho cada momento, porque nunca sabes cuándo esto se puede acabar. Me considero superafortunada de poder hacer lo que hago y vivir así, no tengo nada que lamentar. Sí, hay días complicados, otros en que no quiero levantarme ni ir a entrenar, pero en general estoy súper feliz y completa, no puedo pedir nada más.

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L’O: Un escenario muy distinto a cuando llegaste a París en 2017...

CE: Este es mi cuarto año acá y nunca antes había venido a París, aunque siempre había querido conocerlo. Era primera vez que me pasaba llegar a un país sin conocer el idioma, no hablaba absolutamente nada. Por suerte, el inglés me ayudó a adaptarme más fácil y ese primer año tuve muchas compañeras latinas y otras que hablaban español. Se creó buen ambiente y me pude incorporar superbién y rápido al equipo.

L’O: ¿Has aprovechado de viajar estos años viviendo en Europa?

CE: Sí, es la suerte de estar acá, donde todo queda a dos horas en avión. Me gustan mucho Roma y Barcelona. Hay tanta historia y cultura en cada lugar, tantos sitios preciosos que hay que aprovechar de visitar. En algún momento me encantaría poder recorrer Chile completo, ese es uno de mis objetivos de vida, tomarme un par de meses y conocerlo todo.

L’O: ¿Cómo es un día normal de tu vida?

CE: Estamos desde hace varios meses con toque de queda a las seis de la tarde, entonces es muy poco lo que se puede salir, y los fines de semana generalmente tengo partido. En ese sentido, la tecnología ha ayudado mucho para acercarnos a nuestras familias y seres queridos, sobre todo en pandemia. Fue un alivio tener esa posibilidad.

LO: ¿Cómo viviste los meses de cuarentena absoluta, descubriste algún talento oculto?

CE: Por suerte, pude seguir entrenando en mi casa y me enfoqué en hacer cosas distintas que en un año normal no puedo. Empecé a pintar, tomé cursos de cocina online y vi hartas películas y series. La que siempre repito es Greys Anatomy, y ahora estoy terminando This is us y How to get away with murder. También leí libros de autoconocimiento que me han servido mucho. A pesar de que fueron meses bastante caóticos y de incertidumbre para todos, pude aprovecharlos bastante.

L’O: Desde tus nuevas coordenadas, ¿cómo percibes las diferencias culturales entre Francia y Chile en el día a día?

CE: Es muy grato vivir acá, porque cada uno anda preocupado de lo suyo y no de lo que está haciendo el del lado. No existe esa costumbre de darse vuelta a mirar al otro, me encanta que cada uno pueda hacer su vida como quiera, como le parezca y como le guste, sin temor a que lo apunten con el dedo. No se usa decir cosas como “esa gorda” o “esa flaca” para referirse a alguien. Es amable vivir en una sociedad tan abierta. Además, hay veces en que sales a la calle y ves tantas cosas distintas, looks diferentes, y a la gente le da lo mismo. Es una realidad tan multicultural que he llegado a decir ¡jamás me imaginé ver algo así!

"No sé si soy la mejor del mundo, pero sí sé que he trabajado más que nadie para poder lograrlo".

L’O: ¿Te consideras feminista?

CE: Sí, porque quiero igualdad de oportunidades para ambos sexos. Creo que las mujeres nos merecemos tener los mismos sueldos y condiciones laborales que los hombres, sobre todo en mi profesión, donde siempre estamos un escalón por debajo de ellos. No soy ultrafeminista ni de ir a marchar, tampoco me molesta que no se hable con lenguaje inclusivo ni cosas así, pero desde mi vereda quiero igualdad. Es una lucha que varias llevamos.

L’O: ¿Qué bandera de la causa es la que más te representa?

CE: Todas las luchas son superimportantes, pero me quedo con que “soy mujer y puedo hacer lo que yo quiera, en todo orden de cosas”. Si quiero ser futbolista, lo puedo hacer. Si quiero ser tenista, también. Y si quiero ir a la luna y formar parte de la Nasa, puedo. Eso es lo que más me mueve, transmitirles a las mujeres que todas podemos hacer lo que nosotras queramos, siempre con esfuerzo, perseverancia, lucha y trabajo.

L’O: ¿Cómo es ser mujer en un escenario tan machista como el fútbol?

CE: Entrar al mundo masculino es complicado. Al menos cuando yo empecé jamás pensé en poder llegar a tener igualdad de condiciones, porque no existía el fútbol femenino, no era una opción siquiera pedir algo. Ya estar en un equipo era gran cosa, y tener un lugar donde poder jugar y practicar era increíble. No me importaba si no me pagaban o si no tenía la ropa deportiva necesaria. En un comienzo jamás me planteé una lucha contra el hombre, sino que solo por estar y por hacer lo que me gustaba.

L’O: ¿Cuál sientes que es la brecha más grande?

CE: La igualdad salarial me parece superimportante, sobre todo en posiciones y actividades que son las mismas. Eso de que por ser mujer se gana menos no me entra en la cabeza. Igual creo que el fútbol es un mundo un poco aparte. El dinero que mueven los hombres es absurdo, y las futbolistas sabemos que dependemos de lo que ellos hacen, porque como producto (el fútbol femenino) todavía no somos capaces de generar los ingresos necesarios para subsistir solas.

L’O: ¿Crees que eso vaya a cambiar en algún futuro cercano?

CE: Por lo menos en Europa se está trabajando mucho con la imagen de la mujer, en campañas y otras cosas para que el fútbol femenino crezca. Es difícil vender un producto cuando está mal hecho, como lo que sucede en Chile. Hay que trabajarlo primero, porque si lo ofreces ahora, tal como está, a varios no les va a gustar. No está bien preparado ni es atractivo. Hay cosas que se deben trabajar desde el inicio, porque el fútbol femenino va a ser importante. Acá ya se dieron cuenta y se están haciendo cargo. Esos son los primeros pasos para generar algo de igualdad: partir con los mismos estándares y condiciones de base.

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L’O: ¿Cómo te llevas con las redes sociales?

CE: Me gustan, sobre todo Instagram para compartir cosas de mi carrera, y también personales. Me gusta tener una relación cercana con mis seguidores, poder contestarles. La gente, en general, es supercariñosa. Me llegan muy pocos comentarios con pesadeces. Por eso me salí de Twitter: mueve mucho odio. No importa lo que escribas, siempre te van a decir cosas desagradables de vuelta, porque no todos están contentos con lo que uno dice o piensa.

L’O: ¿Has tenido alguna mala experiencia?

CE: Hubo un tiempo en que me decían que era “facha” por una entrevista que di y mencioné una tendencia política.

L’O: ¿Te arrepentiste de haberlo hecho?

CE: Sí, pero no precisamente por los comentarios, sino porque sentí que (la entrevista) se hizo con mala intención: la publicaron un año después y justo antes de un partido en el mundial femenino. Que se polemizara por mi color político era como ¡qué te importa! Se supone que cada uno puede tener su opinión, ¡es un país de libre! De ahí me cuestioné si seguir hablando o no. Yo amo Chile, me encanta estar allá, pero últimamente están pasando tantas cosas... Hay gente con rabia –y con justa razón–, pero eso termina creando una sociedad triste y amargada. Siempre dije que cuando me retirara iba a volver sí o sí, pero estas cosas me hacen dudar un poco.

L’O: Independiente de lo que cuentas, eres una líder natural e inspiración para las nuevas generaciones. ¿Te ves quizás asumiendo algún rol social?

CE: Yo creo que toda mi vida voy a estar relacionada con el deporte de una u otra forma, puede ser apoyando al fútbol femenino y ayudando para que crezca. Por eso creé mis escuelas de fútbol, con la idea de que niñas y mujeres tuvieran la oportunidad de jugar en un lugar que fuera exclusivo para ellas, darles esa posibilidad que yo no tuve de chica. Cuando acá les cuento a mis compañeras del club que empecé recién a los 16 años me dicen ¿cómo tan tarde? No lo pueden creer, pero tampoco tenía muchas opciones.

L’O: A propósito de la nueva Constitución, ¿incluirías el fomento al deporte como uno de los puntos a considerar?

CE: Es muy difícil ser deportista, tiene muchos más contras que pros. Dedicarse a cualquier deporte es complicadísimo, y eso no puede ser. Hay que apoyarlo en general, debiera ser un derecho básico de todos los ciudadanos. Pienso que, como país, al desarrollar una sociedad más deportista podrías solucionar muchos otros problemas, de delincuencia o de salud, por ejemplo. Son miles las cosas que se podrían evitar simplemente promoviéndolo, ¡haría tan bien en todo sentido!

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