Mujer

Ana Bonamico, una artista con mil etiquetas

Sus pinturas son tan sensoriales y contemporáneas como su guardarropa. Ella vive entre el arte y la moda.
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Universo polifacético. No existe una única frase para definir a Ana Bonamico. Es artista, influenciadora, estilista, modelo. Más que nada, es un mix de todo eso. Basta darse una vuelta por su cuenta de Instagram, donde tiene más de 40 mil seguidores, para comprobarlo: producciones de moda en bellos paisajes, instalaciones modernas que funcionan como escenario para la selfie perfecta, eventos comerciales donde oficia de embajadora y muestra su obra, visitas anuales a Coachella e infinidad de imágenes posando con un estilo superrelajado y único.

Sin embargo, si le dan a elegir, ella se queda con la primera descripción, la de la artista. “En definitiva –aclara–, estudié Bellas Artes y es lo que soy. Lo que menos me considero es modelo; influenciadora es una consecuencia de mi trabajo y estilista me encanta. Soy una apasionada por la moda y su fusión con el arte”.

Nació en Buenos Aires, pero hace cuatro años que está radicada en Chile junto a su marido –y compañero en muchas aventuras laborales–, el fotógrafo Tom Ghiorzo, y su perro Berlín, un Golden Retriever que protagoniza varios de sus posteos en redes sociales. La decisión de cruzar al otro lado de la cordillera tuvo que ver con nuevos proyectos y una cuota de espontaneidad. Dejar fluir es la máxima que rige su vida. “Fuimos por tres meses para probar algo distinto. Teníamos amigos y al hermano de Tom viviendo en Santiago –cuenta–. Empezaron a aparecer nuevas propuestas de trabajo y nos fuimos instalando. Durante los primeros dos años, nos mudábamos cada tres meses hasta que un día dijimos: ‘¿Qué estamos haciendo?’. Hoy mi vida transcurre en su mayor parte en Chile, pero Argentina sigue siendo un destino al que vuelvo por cuestiones laborales y por los afectos”.

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Ana colabora con las revistas de moda más importantes del mercado sin descuidar su pasión por la pintura. “Lo mío es el color y el detalle, es contemporáneo, es sensorial. Juego con proyecciones y luces para generar diferentes espacios”, detalla. Ese mundo abstracto en tonos fosforescentes que pinta con acuarelas, acrílicos y pasteles al óleo la llevó a participar en muchísimas ferias nacionales e internacionales como arteBA y la Bienal de Venecia, además de exponer en galerías de Argentina, Chile, Estados Unidos, Suiza, Londres e Italia. Pero también la estimuló a buscar nuevos desafíos en el universo de la moda. Estar encerrada pintando le pareció bueno por un tiempo hasta que necesitó salir a buscar alternativas sin abandonar su pasión. “Mi experiencia me dice que hay que hacer lo que a uno le gusta, que la vida es corta y hay que vivirla”.

Así arrancó su amor por la moda. “Siempre la adoré, intento crear algo diferente desde el estilismo, la composición, la luz y la escenografía, para generar un diálogo”. Su guardarropa podría formar parte de cualquier editorial de moda que realiza como estilista. Ana es una maestra en el arte de combinar y su sentido de estética es celebrado por sus seguidores y las marcas que la acompañan en su veta de chica it. “En realidad –confiesa–, un día puedo estar muy elegante y otro con texanas y un vestido estilo victoriano. Me gusta mezclar colores y estampas como también vestirme toda de blanco, negro o de jean. Adoro lo moderno con un toque vintage, los años 60 y los 80”.

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A pesar de su costado fashionista, es consciente de que la forma de consumir moda cambió. Le interesa saber si una marca con la que trabaja o decide vestirse tiene responsabilidad social o es cuidadosa con el medio ambiente. También entiende que las redes sociales alteraron las reglas del juego. Ella, sin embargo, supo adaptarse. “Me fascina la idea de que se abran puertas a personas que tienen una belleza que no es habitual y lo más importante, que hacen buen contenido. Cuando arranqué con mi arte siempre estuve con mi galerista y curadora, y hoy puedo manejarme sola. Las redes cambiaron la forma de comunicarnos y gracias a ellas un artista deja de ser anónimo o local para darse a conocer al mundo”.

El éxito parece estar de su lado por estos tiempos. Ella no se deja deslumbrar. Su mayor logro, insiste, es levantarse todos los días y amar lo que hace. “Soy una combinación de mi trabajo y mi vida personal. Soy artista. Soy lo que hago”.

 

 

Fotos TOMÁS GHIORZO

Estilismo SILVANA GROSSO

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