Ignacia Valverde: Declaración de actitud
Usar una joya y sentirse diferente es la consecuencia esperada para la diseñadora Ignacia Valverde. Para ella son infaltables hasta en las actividades más cotidianas y tienen el valor de la permanencia.
Ignacia Valverde tenía cinco o seis años cuando diseñó sus primeras joyas. Por supuesto era un hobby de niña, pero hasta hoy recuerda la emoción del proceso hasta llegar al momento cúlmine de terminarla, usarla y sentirse de otro modo con esa pequeña ceremonia. Aunque escogió el diseño como profesión, después de la universidad se dedicó a trabajar en otros rubros. Pero pronto volvió a conectar con la orfebrería. “Sentí la necesidad de investigar más, especialmente el aspecto técnico, cómo se le daba vida a una pieza, cómo se manejaba el material, cómo el metal se transformaba en una joya que puedes usar”, recuerda. Decidió estudiar. Y desde su natural practicidad y su tendencia a planificar, al principio quiso saber en cuántas clases iba a aprender todo. Lleva cinco años estudiando y hoy sabe que en este rubro, como en tantos vinculados a la creatividad, jamás se termina de aprender.
L'OFFICIEL: La orfebrería te entrega técnicas, pero en el camino te puedes convertir en autodidacta. ¿Lo ves así?
IGNACIA VALVERDE: Exacto. Es experimentar mucho. Yo he aprendido de mis maestros lo referente al diseño, saber qué es viable y qué no, los procesos y la técnica del oficio.
L’O: ¿En qué momento pensaste “esta es mi pasión”?
IV: Quizá cuando empecé a tener el reconocimiento desde afuera. Al no ser artista, me es más fácil que el resto reconozca tu trabajo que reconocerlo yo misma.
L’O: Es decir, cuando la gente empezó a hablar de manera positiva de lo que tú misma no veías en tus joyas. Y ahí viste un potencial.
IV: Así es. Y también fue muy paulatino, no me levanté un día y dije: desde ahora me dedico solo a la orfebrería. De hecho, durante mucho tiempo estuve trabajando de manera paralela. Hacía joyas como pasatiempo, pero me empezaron a comprar, comencé a mostrar más mi trabajo y de repente me vi en esto.
“Esto” no es poco. Hoy sus joyas se distribuyen a todo Chile y están a la venta en dos puntos de venta en Santiago y tres en el sur del país. Todas las colecciones están hechas de plata, un material noble en el que ella confía. “Tienes que poder garantizar que si cuidas la pieza de manera adecuada, te va a acompañar al menos 25 años y más. Tiene que ver con la permanencia de las cosas y por eso nuestras colecciones van conversando entre sí. Si una clienta compró una pieza en 2018, perfectamente la podrá combinar con otra de la colección de este año.
L'O: Eso también se vincula con lo sustentable, porque está más allá de las modas.
IV: Sí, además debemos considerar que nuestro proceso productivo es muy lento. Es inviable que podamos generar piezas a partir de una microtendencia. Sin embargo, si lo miro en contexto y veo que cierta forma escultórica tiene presencia hace rato y siento que va a permanecer, entonces bienvenida, la podemos tomar y aplicar en nuestros diseños.
L’O: ¿Qué simboliza para ti usar joyas?
IV: Siempre han sido un símbolo de posición y poder, pero hoy las veo como una declaración de actitud. Cuando yo las uso me siento de otra manera. Dan un sello muy personal que otras prendas en el vestuario no otorgan. Tú puedes ver a alguien con jeans y polera, pero miras sus joyas y te hablarán mucho de esa persona.
L'O: ¿Qué tipo de mujer es la que te inspira cuando diseñas?
IV: Diría que es esa mujer que está en el límite entre lo tradicional y lo atrevida.
L’O: ¿Qué esperas de tu marca a futuro?
IV: He aprendido a no esperar nada, sino más bien a disfrutar del proceso. Las cosas llegan cuando tienen que llegar, pero es importante echar a andar la rueda todos los días. Disfruto las nuevas colaboraciones, juntar gente, conectar. Siento que ahí está todo.