El origen de la chaqueta Safari
Un recorrido por una prenda y una estética que son sinónimo de aventura, pero también una métafora de la sociedad contemporánea: todos vamos de caza.
La palabra safari viene del árabe safar: "hacer un viaje", y no existía hasta el siglo XIX, cuando se abrieron las puertas de un mundo poco explorado hasta entonces, y que trajo nuevos descubrimientos, nuevos referentes culturales y, por supuesto, nuevas prendas para explorarlo. Por lo general imaginamos los uniformes militares en tonos azul marino y esto era cierto para muchos ejércitos, como el británico; sin embargo, al realizar misiones en territorios áridos en India o África, se comenzó a utilizar un nuevo uniforme de camisa y pantalón de algodón, en tonos khaki para pasar desapercibido en la sabana.
El traje safari, como lo conocemos hoy, pudo haber sido estrenado durante una expedición a Kenia a finales del siglo XIX. Por eso la chaqueta está llena de accesorios utilitarios como cuatro bolsillos expansibles para llevar binoculares o agua, compartimentos para las balas, insignias y el casco salacot, que muchas veces se percibe como un sombrero de paja.
Conforme la experiencia del safari se popularizó en Europa y América, el traje se fue convirtiendo en el atuendo masculino por excelencia para la exploración, algo así como el Patagonia o The North Face de su época. Además, en la década de 1910 se publicó la novela Tarzan Of The Apes, que catapultó la idea de un mundo salvaje, aún por descubrir y domesticar.
Muchos años más tarde, Ted Lapidus, en la Francia de los 60, vistió a Brigitte Bardot con un traje de este estilo y así comenzó a traer los elementos del safari al mainstream en prendas unisex. Poco tiempo después, en 1967, Yves Saint Laurent creó una chamarra safari para un shooting fotográfico en una revista y pronto se convirtió en un clásico de su marca.
Para la década de los 80, la obsesión por la parafernalia en torno al safari había crecido gracias a películas como la saga de Indiana Jones y Out Of Africa, con Meryl Streep. En particular, una tienda de Beverly Hills empezó a vender piezas utilitarias para explorar este destino, e inspirados en la abundancia frutal de algunos países africanos, la nombraron Banana Republic. Debido a su éxito, pocos años después de su fundación, el grupo Gap adquirió la marca y el departamento de ventas hizo que eventualmente se inclinara más por prendas para la "jungla oficinista", donde todavía hay algunas piezas khaki.
El safari sigue vigente y lo vemos en las colecciones de Burberry, donde Tisci mezcla el emblemático trench coat de la casa con algunos detalles como bolsillos o solapas. Prada se inclinó más por el verde militar, con algunas prendas satinadas que no escatiman ni en bolsillos ni en cierres, mientras que Ferragamo hace variaciones del traje safari usando cuero.
Los años pasan y la naturaleza —o la exploración de ella— nos sigue fascinando. ¿Será que la estamos destruyendo tanto que cada vez es más especial inspirarnos por ella?