La historia detrás de un must have: El trench coat
Se trata de una prenda mítica con un nombre mítico: trench coat. Un nombre que evoca tanto a las dos Grandes Guerras mundiales como a mitos hollywoodenses y que, hoy, sigue siendo un indispensable de todo guardarropa. Más aún: es un verdadero clásico.
Trench coat significa “abrigo de trincheras” y es justamente allí, en las trincheras de la Primera Guerra (1914-1918), que encontró su fama. Sin embargo, su origen es anterior. En realidad, es el descendiente de los abrigos impermeables creados por el químico escocés Charles Macintosh y el inventor británico Thomas Hancock, a principios de la década de 1820.
El abrigo repelente a la lluvia de Macintosh y Hancock, el "mac" como se le terminó llamando, se confeccionaba con un algodón recubierto de goma y estaba pensado como prenda de exterior para aquellos gentlemen cuyos días transcurrían entre la equitación, la caza, la pesca, las actividades al aire libre y el servicio militar. Al principio, resultaba un tanto pesado pero a medida que la tecnología fue evolucionando, el revestimiento de caucho se hizo más impermeable, menos sudoroso y más liviano.
Esto permitió a John Emary producir un impermeable mejorado, que fabricó a partir de 1852 bajo la marca de su tienda, Aquascutum (del latín, "agua" y "escudo"). Rápidamente lo siguió Thomas Burberry, un mercero de Hampshire de 21 años, quien en 1856 fundó su propio establecimiento con el nombre de Burberry’s (en 1996, la marca eliminó el apóstrofe y la s). Unos años más tarde, el joven empresario tuvo la idea de impermeabilizar las hebras de algodón y la fibra de lana individualmente en vez de hacerlo sobre el género acabado, lo que le dio una mayor resistencia e hizo a su producto muy popular entre viajeros, aviadores y otros aventureros. El explorador noruego y Premio Nobel de la Paz Frijof Nansen fue el primero en llevar el trench al Polo Norte en 1893.
A principios del siglo XX, Burberry presentó a la Oficina de Administración del Ejército del Reino Unido un diseño de mackintosh especial para el combate. Pero éstos eran caros y sólo podían permitírselos los oficiales de rango superior que usaban el trench como parte de su uniforme y signo de clase y distinción social.
Este trench coat de la Primera Guerra Mundial (el término se utilizó por primera vez en 1916 en una revista de sastrería) tenía doble botonadura, se ceñía a la cintura y se acampanaba por debajo de la rodilla. El cinturón estaba equipado con anillos en forma de D para enganchar frascos y granadas. Los bolsillos eran profundos para guardar mapas y los puños ajustables, los botones del cuello ayudaban a proteger del gas venenoso y las grandes solapas permitían una mayor protección del pecho. Algunos abrigos venían con un forro aislante desmontable, que podía utilizarse como ropa de cama en caso necesario. Las charreteras de los hombros servían para sujetar la correa de una bolsa y también para indicar el rango del usuario. El trench era ante todo una prenda funcional. Durante la guerra, se entregaba exclusivamente en color caqui, para un mejor camuflaje.
Aunque los oficiales volvieron a llevarla durante la Segunda Guerra Mundial, el trench empezó a despojarse de su utilitarismo militar cuando en los años 40, Hollywood decidió romantizarlo y fue sustituyendo la imagen del oficial por la del periodista audaz, el gangster sanguinario, el detective sexi, el espía tenebroso y la mujer fatal. Gracias a Hollywood, el trench se puso de moda popularizado por las estrellas de cine de la época, como Humphrey Bogart, que lo llevaba en la famosa “Casablanca” (1942) y Marlene Dietrich en “La Mundana” (1947). Más tarde, Lauren Bacall, Audrey Hepburn y Marilyn Monroe hicieron lo propio mientras que Meryl Streep (en “Kramer vs Kramer”, 1979) y Lauren Hutton (en “American Gigolo”, 1980) volvieron a ponerlo de onda en los años 80.
Por su parte, Yves Saint-Laurent ya había introducido el trench en su colección de 1962 y lo volvió a recrear en numerosas ocasiones. El modisto mantuvo la doble botonadura, lo acortó y estrechó la cintura para que se ajustara a las curvas femeninas.
Si bien el trench beige es el super clásico por excelencia, está también disponible en varios colores y materiales, para adaptarse a todos los estilos - preppy, punk, metal o glamour – y se ha convertido en un imprescindible del armario masculino y femenino.