Moda

C.D.L, refugio del diseño nacional

Con un panorama local en constante expansión y evolución, el Club de Diseño Latinoamericano se ha transformado en un espacio consolidado que busca acercar a diseñadores independientes a un público cada vez más hambriento por nuevas propuestas. 

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En la escena del diseño chileno, los últimos años han traído nuevos aires de rejuvenecimiento y transformación. Proyectos que surgieron en primer lugar como emprendimientos o iniciativas personales se han convertido ya en marcas reconocidas y populares dentro del día a día nacional, desde prendas de ropa fácilmente distinguibles en las calles de la ciudad hasta objetos de decoración con un marcado sello de autor. 

En ese fértil ambiente de ebullición creativa, Club de Diseño Latinoamericano –conocido mejor por su sigla, C.D.L– ha emergido como un espacio pionero que busca potenciar y consolidar el talento local. Ubicada en la Galería Drugstore, esta tienda multidisciplinaria se ha transformado en un refugio, tanto para los artistas y diseñadores que allí exponen y comercializan sus obras, como para el público general, ansioso por encontrar propuestas creativas originales que vayan más allá del retail masivo. Así, 40 proyectos de diseño contemporáneo latinoamericano se encuentran reunidos en un sólo lugar, brindando una vitrina física para aquellas marcas que, de otra manera, tendrían grandes dificultades para obtener visibilidad en un sistema que suele favorecer a las grandes casas de moda.

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Con una curatoría minuciosa basada en la autenticidad y la calidad, C.D.L desdibuja los límites entre arte, moda y diseño funcional. Desde esculturas y mobiliario (con nombres como Color Support, Roble 220, Cerio o Nueve Design) hasta ropa de autor (con marcas de indumentaria como De Goya, C.Miller, Ceremonia, Aure0001, Munay Sisters y Benigno, entre otras) y elementos decorativos (con prints de artistas como Irma Sepúlveda, Lucas Estévez, Héctor Mardones, Rolan Kay y Soledad Ramírez; piezas de cerámica como las de Sayonara, Ten o Páramo Gres; velas como las de Frágil o Aklara; vasijas experimentales como las de Margarita Talep o Rodrigo Pinto; etcétera), cada objeto posee una identidad propia. Así, la tienda se convierte en una plataforma que busca elevar proyectos culturales únicos de la región. 

Además de funcionar como punto de venta, C.D.L. se posiciona como un espacio dinámico de encuentro y aprendizaje. A lo largo del año, pop ups, conversatorios, talleres y exhibiciones se desarrollan en el local, reforzando el lazo entre los creadores, su oficio y el público.

Con su visión clara de trascender fronteras, C.D.L. no solo celebra el diseño latinoamericano, sino que busca proyectarlo a nivel internacional, impulsando el trabajo de múltiples artistas y diseñadores que, quizás sin un espacio físico propio para mostrar sus obras, aquí encuentran no sólo un lugar sino que una comunidad.

 

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