Belleza

Un siglo de revolución olfativa

“Una fragancia de mujer que no esté asociada con el aroma de una sola flor”. Esa fue la premisa para crear uno de los perfumes más icónicos de todos los tiempos.

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Cuando Gabrielle Chanel encargó a Ernest Beaux la creación de una fragancia que se distinguiera de la tradición naturalista y floral del siglo XIX, seleccionó la muestra que olió en la quinta botella. Era un experimento; un perfume con aroma a mujer concebido como una pieza de alta costura. Una creación radical en todos los sentidos; el gemelo olfativo de Coco y un reflejo de su personalidad; una invención absoluta que evoca un puñado de flores, sin evocar una distintiva entre ellas y que, a diferencia de los perfumistas de principios de la época, dejó un nombre más poético por un simple número de registro: 5.

Cien años después, seguimos hablando de CHANEL N°5 como una fragancia que rompió y sigue quebrando esquemas. Es identificable donde sea que se asome por su aroma atípico, uno que continúa siendo asociado a actrices y celebridades que han contribuido a perpetuar su aura legendaria y en la actualidad, para seguir siendo uno de los perfumes más vendidos del mundo. Y es que más que una nueva fragancia, lo que Ernest Beaux y Chanel crearon en 1921 fue una revolución olfativa. Mademoiselle Chanel exhibió otro golpe de genio audaz al nombrar esta creación única.

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Hoy, la nariz olfativa de la maison es Olivier Polge, quien por circunstancias de la vida siempre estuvo ligado a las fragancias, pues su padre Jacques también se desempeñó como perfumista de CHANEL. Según cuenta, los perfumes no eran un tema en ese momento, ni tampoco en los años siguientes. Estudió Historia del Arte, se perfeccionó en piano mientras y en los veranos trabajaba en el Laboratorio de Fragancias CHANEL; eso le marcó el camino. Comenzó una pasantía en Charabot, la misma casa de producción de materias primas aromáticas donde se formó Ernest Beaux antes de crear el N°5. Luego fue contratado por International Flavors & Fragrances y enviado a Nueva York. De regreso en París, en octubre de 2013, se incorporó finalmente a CHANEL. El resto es historia y una prueba de la innovación constante de la marca.

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Olivier Polge es la nariz olfativa de CHANEL.

LO: ¿Qué sigue representando No5 a 100 años de su creación?

OP: Bueno, hay ciertas cosas que cambian y otras que no. Es algo que dijo Gabrielle Chanel; la moda cambia, pero el estilo permanece. Y el N°5 a través del tiempo se mantiene moderno. También hay que considerar que cuando se creó, el mundo de la moda estaba desconectado de la perfumería, y Gabrielle los unió. Hoy parece algo obvio, pero ella tenía esa buena intuición de que N°5 podría expresar un sentido nuevo del estilo.

LO: ¿Cómo dirías que es la mujer que hoy en día usa N°5?

OP: Creo que sigue siendo la expresión de elegancia, estilo y feminidad, pero también de una cierta diversidad. A lo largo de los años, además de mantener el aroma original de N°5, también hemos creado interpretaciones a través de diferentes concentraciones, como el Eau de Toilette, o Eau de Parfum, pero también Eau Premiere y N°5 L’Eau, que captura o pone una luz diferente en la fragancia. Todas para diferentes tipos de personalidades.

LO: ¿Se puede develar el misterio de cómo se crea una fragancia?

OP: Es un proceso lento porque es un oficio que no tiene reglas. Tienes que experimentar los perfumes. Cada vez que tienes una idea sobre una combinación, tienes que vivirla, necesitas unos días para darte cuenta plenamente de si te gusta o no.

LO: ¿Qué es lo que más te inspira a la hora de crear?

OP: En lo personal, me gusta mucho la música. No es el mismo campo, pero creo que ha construido mucho mi sensibilidad. Se pueden hacer muchos paralelismos entre la música y los perfumes. Ambos son inmateriales y abstractos.

Conoce más sobre el universo N°5 aquí.

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