Belleza

Perfumes Hight Tech

La inteligencia artificial logró algo imposible para un ser humano: relacionar cantidades de información para crear nuevas formulaciones.

bottle cosmetics perfume

Desde el momento en que las más exquisitas resinas aromáticas agitaron sus sentidos, nuestros lejanos antepasados lo sospecharon: las fragancias debían tener un origen divino. Los egipcios creían que los perfumes emanaban de los huesos y ojos de los dioses. Entre los antiguos griegos, Homero indicó que los aromas agradables habían sido entregados a los hombres por las divinidades del Olimpo, quienes les habrían enseñado cómo hacerlos y usarlos.

A la par de las deidades de la muerte y la creación, estaban ellos (y ellas): los dioses fragantes. Nefertem representado como un joven con una flor de loto azul en la cabeza, dios egipcio de las fragancias, la curación y un calmante del sufrimiento. También estaban Shesmu dios de los ungüentos, el perfume y el vino y Bastet, la diosa felina de los aromas, protectora de los hogares y los templos. En la mitología griega, Philyra era la diosa cambiante de la belleza, el perfume, la curación, la escritura y la adivinación. Mucho menos conocida que Hera, Afrodita y Atenea, esta ninfa una de las 3.000 hijas de los titanes Océano y Tetis tuvo el mismo destino que Nike, la diosa de la victoria: terminó siendo el nombre de un producto. Aunque esta vez, no de una marca de zapatillas y de ropa deportiva, sino de un sistema informático que promete transformar la industria del perfume como la conocemos.

El arte de elaborar fragancias no ha cambiado mucho desde que en 1882 el perfumista francés Paul Parquet incluyó ingredientes sintéticos en la confección del perfume Fougère Royal de su Casa Houbigant. Este nuevo menú de compuestos artificiales, desarrollados en los laboratorios con el fin de replicar el aroma de ingredientes naturales como frutas y flores significó el despegue de la perfumería moderna: desde entonces, no solo nacieron maravillosos aromas nuevos y más duraderos sino que también llegaron a un público más amplio.

Pero, ¿y si se pudiese ir más allá y dar con combinaciones impensadas? Así nació la unión de uno de los mayores fabricantes de fragancias del mundo, la compañía alemana Symrise, y el gigante informático IBM. Con la esperanza de dar paso a unanueva era en la perfumería, diseñaron un sistema de inteligencia artificial con la habilidad de analizar volúmenes increíbles de información miles de fórmulas de fragancias existentes, materias primas, dosis, gustos de los consumidores según grupos demográficos, tendencias, información regulatoria y demás y sugerir formulaciones novedosas.

Según sus creadores, Philyra no viene a reemplazar a los perfumistas. Más bien, su trabajo consiste en ayudarlos como un poderoso asistente. “Philyra se parece más a una aprendiz, pero no puede oler, por lo que la IA no reemplazará a los maestros perfumistas”, asegura el investigador Richard Goodwin, de IBM. “Philyra puede mirar la historia de la perfumería y aprender de las fórmulas creadas durante muchas décadas, pero aún necesita la experiencia del perfumista”.

architecture building factory lab computer hardware electronics hardware monitor screen

Con una base de más de dos millones de fórmulas y mil trescientos componentes básicos de aromas fragancias sintéticas y extractos de flores, musgos, especias y frutas de donde hurgar, las combinaciones que esta herramienta puede proponer son infinitas. No solo para perfumes sino también para aromatizar productos de uso masivo como detergentes, champús, jabones, velas, desodorantes. Así nacieron dos nuevas fragancias realizadas para el gigante brasileño de la cosmética O Boticário y dirigidas a los millennials de aquel país: las colonias Egeo On You, con notas amaderadas, menta, eucalipto, cardamomo, ananá, durazno, bergamota y melón, y Egeo ON Me , una fragancia más frutal con notas de salida como anís, durazno, flor de almendro, pimienta, manzana, bergamota, pepino, limón y flor de naranjo. A estas fragancias generadas por IA se le sumaron las fragancias Kalos Tech (2021) de la marca Ésika y AI Awakening (2022) en Tailandia.

Más que una moda, la inteligencia artificial ingresó con fuerza en la industria del perfume. Uno a uno, los grandes emporios control. Pero una vez que se disipa el humo de las exageraciones cotidianas del marketing, emerge la realidad: estos sistemas publicitados como disruptivos no son más que complementos, potenciadores de las habilidades humanas. Hasta ahora los perfumistas se valían de su memoria olfativa para guiar sus creaciones. Estas herramientas les permiten ir más allá: si bien no pueden oler, sugieren nuevas combinaciones al barajar cantidades de información imposibles para una persona.

adult female person woman coat finger factory handbag wristwatch mobile phone

Gracias a ello, abren la puerta a nuevas posibilidades como la personalización aromática. En especial, cuando se combinan con los aportes de las neurociencias. Por ejemplo, L’Oréal se asoció con la empresa de neurotecnología Emotiv para que cada cliente pueda encontrar su fragancia ideal o aquella capaz de desencadenar respuestas emocionales específicas como calma, euforia o confort. Durante 2023, los compradores de determinadas tiendas Yves Saint Laurent de todo el mundo utilizaron una especie de vincha para crear un electroencefalograma y descubrir qué aromas les resultaban más agradables mientras los olían. Algo parecido hace la compañía EveryHuman con lo que sus creativos llaman “perfumería algorítmica”: “Usamos la  fueron sucumbiendo. En 2021, Firmenich lanzó la plataforma Scentmate. Givaudan Fragrances no se quiso quedar afuera y presentó en Suiza Carto, un sistema que funciona como un juego intuitivo: en una pantalla táctil, el perfumista selecciona qué materias primas desea mezclar. La máquina produce una muestra instantánea, utilizando ingredientes reales y la mejor fórmula posible, que luego es ajustada por el especialista. “Es un verdadero apoyo complementario a nuestro trabajo”, indica Calice Becker, directora de la Escuela de Perfumería de Givaudan. “Nos permite experimentar mucho más de lo que podemos hoy en día y dosificar nuestras fórmulas de la manera más eficaz. Nosotros, los perfumistas, aportamos el toque creativo, la parte más importante que no puede ser reemplazada por ningún sistema”. Suele venderse a la IA como la solución a todo, como el futuro inevitable, como la última tecnología que viene a tomar el  IA como herramienta para ayudarnos a resolver el enigma más grande de por qué amamos lo que amamos cuando se trata de aromas”, aseguran. “El proceso lo dirige usted y la IA complementa sus datos con el aprendizaje existente para crear perfumes que son hiperpersonales”.

Es obvio que no todos sucumben ante estas nuevas “estrellas” de la perfumería. Al fin y al cabo, estas opciones high-tech que buscan domar un sentido tan poderoso como complejo representan la última estocada del proceso de desacralización del perfume. Le quitan la capa de magia y misterio con la que estuvo envuelta esta forma de arte durante milenios, así como también desestiman un elemento central de esta experiencia olfativa: la exploración, es decir, la aventura o la posibilidad de encontrar azarosamente un aroma al que podamos llamar “nuestro” en un viaje, en una tienda sencilla en un callejón poco concurrido o, simplemente, a la vuelta de la esquina. 

Entradas recomendadas