Moroccanoil: una experiencia reveladora

Aunque llevo casi una década viviendo en Nueva York, no he logrado dar con la persona a quien le confíe mi pelo, que para mí es sagrado. Pero además, como trabajé tantos años en moda y revistas en Chile, me he vuelto más exigente. Eso, y la falta de tiempo –corro prácticamente todo el día. El trabajo y mi rol de mamá (Teo, de tres años y Clara que está por nacer) han hecho que no me haya atrevido a hacerme nada en mis largas y abundantes ondas, a menos que fuera en Chile. Hasta ahora.

Cuando me invitaron de Moroccanoil a conocer su academia en Nueva York lo tomé como esa oportunidad caída del cielo para tratar en confianza un aspecto de mí que considero delicado. Conozco y amo la marca hace más de 12 años. Ubicada, literalmente, a dos cuadras de Central Park, en pleno Midtown East, su academia ocupa un piso entero de los que conforman los headquarters de Moroccanoil, donde te reciben los clásicos colores de la marca (naranja, turquesa y marrón) y se imparten clases a profesionales de todo el mundo, desarrollan workshops, activaciones con influencers y testean las últimas novedades. Así llegué a manos de Cassie Siskovic, directora artística de Moroccanoil Pro, quien me hizo sentir que estaba donde tenía y quería estar. No soy una persona que haga cambios radicales de look. No importan los años que pasen ni los cambios alrededor, es muy probable que me encuentren con el mismo corte y color que la última vez que nos vimos.

Pese a trabajar en moda, nunca me teñí, me gustaba mucho mi color natural. Hoy me estoy haciendo cargo de las canas que de a poco empiezan a dominar mi adultez, así que ir a la peluquería a retocar esas raíces cuatro veces al año es un imperativo. Siempre pido que me apliquen colores más oscuros que mi tono natural, ya que el desgaste de la tintura tiende a dejar un color cobrizo que no me gusta.

La experiencia Moroccanoil 

Cassie fue muy empática al entender que, si bien estaba feliz de recibir un refresh de iluminación, tenía miedo de quedar cobriza. La colorista optó por utilizar tonos fríos, que complementó con mechas babylight de dos tonos más claros que el mío para lograr un efecto de luz, el que tanto agradezco y ¡me tiene encantada! Además, aprendí que estos tintes, que están en Chile hace casi dos años, tienen una tecnología patentada con ArganID que repara la hebra capilar desde el interior.

“La durabilidad y el sello Moroccanoil son lo que nuestros clientes más destacan de nuestra coloración”, me comentó Cassie, quien también me habló de las novedades que se vienen en materias capilares. “Este 2024 la tendencia tiende a crear reflejos sobre una base menos cálida en tonos más fríos, acompañados de cortes inclinados a la renovación del french-bob".

A un mes de esta experiencia, puedo decir con seguridad que los tratamientos de Moroccanoil no sólo mejoran el styling, sino que nutren de forma activa el pelo tratado. Siento el pelo más nutrido, suave y con mejor caída. Es un camino de ida; cuando pruebas la mano especialista del equipo de Moroccanoil, te enamoras.

Estilista 'educados' 

Estando en la academia pude conocer y conversar con Robert Ham, a cargo a nivel global del departamento de educación de Moroccanoil. Está en la industria de la belleza desde 2004, periodo en que nació la inquietud por saber más y comenzar a especializarse. Él me dejó pensando sobre la importancia de elegir peluqueros preparados. “Mientras más educado sea tu estilista, mejor será el servicio que recibirás, y por eso para Moroccanoil [la educación] es un pilar fundamental. Con más conocimiento, puedes ser más creativo, dar mejores consejos a tus clientes, usar más opciones y entregar resultados más duraderos", dijo.