Arte y Cultura

Aves del Paraíso

La exposición “Rara Avis - Moda en vuelo en el Aviario Farnese”, del Parco Archeologico del Colosseo en Roma, fue una gran oportunidad para recordar la perenne fascinación de L'OFFICIEL por vestidos inspirados en pájaros y accesorios confeccionados en plumas.

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Vestido de Thierry Mugler Couture, del núm. 813 de 1997.

Símbolo de vanidad, de opulencia impalpable y de exotismo, las plumas siempre han sido un elemento de seducción, no solo en el mundo de la moda. Plumajes coloridos cubren trajes indígenas, evocan mitos y dioses paganos, indican un estatus social, tal vez incluso encarnan el deseo insatisfecho del ser humano de emprender el vuelo. Una estética que llegó al Viejo Continente para embellecer los trajes del carnaval de Venecia y se difundió, tres siglos después, en vestimentas con plumajes nunca antes vistos llegados de América con la consiguiente nueva profesión, la de "fabricante de plumas".

Un bien de valor inestimable y cada vez más indicativo de riqueza y relevancia social, que María Antonieta –apodada "cabeza de pluma" por sus peinados llenos de pájaros y jaulas, creados por su peluquero personal Léonard–, impuso en la corte francesa del siglo XVIII en adelante, y se convierte en el deseo de los entes fashionistas, tanto en París como en Nueva York.

Un gusto que permanece intacto hasta el día de hoy, como se puede comprobar hojeando las páginas del archivo de L'OFFICIEL, con prendas que son imagen de la feminidad, ya sean tocados de Michel Chapeau, J. Barthet o Valentino, o vestidos de plumas diseñados por Lanvin, Givenchy, Ungaro y Jean-Paul Gaultier.

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Suéter con plumas de Gaultier Paris, número 828 de 1998.
Vestido de Louis Féraud, del n. 798 de 1995.

Una moda también excéntrica, que se expuso en Roma con “Rara Avis - Moda in Volo”, comisariada por Sofia Gnoli y presentada en los Aviarios Farnesianos del Palatino. “Se trata de dos aviarios barrocos construidos por la familia Farnese que fueron allí para refrescarse”, dice Gnoli. “Inicialmente hechos con redes, luego se convirtieron en dos pequeños pabellones. La idea de utilizarlos surgió con Alfonsina Russo, directora del Parco Archeologico del Colosseo. Pensamos que el extraordinario espacio que tenía disponible debería estar dedicado a la moda y a las plumas. Como los aviarios son pequeños para albergar una exposición, inmediatamente pensamos en poca ropa y accesorios, pero que tuvieran un valor excepcional. Son todos préstamos de casas de moda, de Dior a Jean-Paul Gaultier, de Gucci a Mugler...”.

La exposición se dividió en las secciones Mito –con Le ALi, irreALI, reALI, dedicada a los accesorios de Anna Piaggi, en particular con sombreros de Schiaparelli y Philip Treacy y una bolsa-jaula con canarios artificiales– y Visiones Caleidoscópicas.

Podríamos definirla como una exposición casi inmersiva: en Mito hay looks blancos, con el vestido Swan de Maria Grazia Chiuri para Dior (Crucero 2022); negros, con el Swan de Alexander McQueen para Givenchy, que recuerda a Odile en Swan Lake de Tchaikovsky (Alta Costura O/I 1997), y dorado, como el que diseñó Donatella Versace para Katy Perry y que lució en la Met Gala de 2018". Y, continúa el encargado, “se sentía una búsqueda de seriedad, dada por el entorno, formado por relámpagos, truenos y relámpagos, en un clima muy dramático. Por otro lado, Caleidoscopio fue una especie de Jardín del Edén, exuberante y colorido. Hicimos "reconstruir" el techo del aviario con rejas alrededor, por donde la vegetación florece y entra".

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Imagen de L'OFFICIEL del n. 341 de 1950.
Dibujo de Jeanne Lanvin del n. 188 de 1937.

En esta sección se encuentran el bolero de loro de Jean-Paul Gaultier de su primer desfile de Alta Costura (O/I 1997), la mariposa de Mugler (Alta Costura O/I 1997, primera imagen en estas páginas) y luego los vestidos de Capucci (1982), Iris van Herpen, Gucci, Dolce & Gabbana Alta Moda (Colección Florencia 2020) y Prada. “Este último era el menos pintoresco; a Miuccia también le encanta jugar con el lado "áspero", retuerce clichés, por ejemplo, elementos como lentejuelas, pitón, plumas...”. No todos los vestidos expuestos estaban confeccionados con plumas reales, y también había uno de seda no violenta confeccionado específicamente para la exposición de Tiziano Gardini, “Vittoria del Colibrí". Plantea el tema de la sostenibilidad, el que también es abordado en uno de los ensayos publicados en el catálogo de la exposición, a cargo de Sofia Gnoli (editado por Marsilio Arte), que cuenta, por ejemplo, cómo a finales del siglo XIX se produjeron movimientos espontáneos en la sociedad para la protección de las aves del Paraíso que, por el uso de su plumaje, estaban a punto de extinguirse.

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