Punto de partida
Es jazz, es latino, es independiente. Centella no se parece a ninguna banda chilena que conozcas. A meses del lanzamiento de su primer álbum y un exitoso show en vivo, conoce a Antonio Caballero, líder del grupo que pronto estará en oídos de todos.
Desde la pieza del fondo del pasillo de la casa de Antonio Caballero (29) en Ñuñoa, siempre están brotando sonidos.
Aunque todo intento artístico es, como mínimo, un ejercicio personal, existe una cualidad particularmente honesta y desgarradora en la tarea de hacer música.
Como cualquier persona con pánico escénico te dirá, hay algo en el hecho de situarse frente a un micrófono y cantar, o de manipular un instrumento hasta hacerlo sonar como quieres, que resulta insoportablemente sincero, vulnerable, capaz de desarmar a cualquiera. No todos son capaces de abrirse de esa forma ante el resto, ante una audiencia.
Caballero, sin embargo, habita la música desde la intimidad. Literalmente. Conocer su estudio –la última pieza del pasillo, donde compone, mezcla y produce temas propios y ajenos– significa, a su vez, conocerlo a él: su hogar, sus gatos, sus discos, sus libros, su vida.
Rodeado de aquellos objetos que él mismo seleccionó y constituyó como partes indispensables de su homestudio, anuncia: “No sé qué vaya a salir de esto…”. Pero sus manos inquietas rápidamente encuentran qué hacer. En 15 minutos, habiendo tan sólo elegido una pista de base, se sirvió de la guitarra, el bajo, el piano y distintos tipos de percusión para crear lo que, bajo todos los criterios, se trata de una canción inédita, instrumental y pegajosa.
El origen
A Caballero, o le dicen “Toño”, o le dicen “Centella”. Y es que Centella, su proyecto musical, es él – pero también los músicos e instrumentalistas que lo componen. “Siempre toqué en banda, siempre tuve banda”, dice. “Para mí, que Centella sea un grupo de siete personas es natural; quizás un poco ambicioso, pero sí es natural tocar con gente. Nunca me planteé tocar solo”.
Aunque no proviene de una familia de artistas, fue su padre quien, a los diez años, le enseñó a tocar la guitarra. “En mi casa se escucha harta música”, dice recordando su infancia. “Siempre existió el valor del arte, que es fundamental. Más allá de si tuviste familiares músicos, es que sea importante el arte, que sea algo del día a día y tenga valor”.
Sus intereses musicales no flaquearon con el paso de la niñez a la adolescencia, sino que por el contrario, se fortalecieron. Siempre liderando bandas con sus amigos y buscando cualquier excusa para tocar, fue natural que Caballero decidiera estudiar Música en la UNIACC, con mención en producción.
Fue allí donde las piezas comenzaron a unirse. “Estaba aprendiendo mucho pero sin aplicarlo tanto. Así que dije ‘ya, voy a hacer algo yo no más’”, relata. “Y empezó a tomar vuelo”. Tomando canciones que había escrito y grabado por sí solo con el equipo técnico de la universidad, empezó a invitar gente a tocar y ensayarlas en conjunto.
Poco a poco, Centella tomó seriedad. Dejó de ser un proyecto entre amigos y Caballero se hizo cargo. “Ahora siento que toco con la gente que quiero tocar, gente que me llama la atención”, cuenta. “Hoy, Centella es una banda solamente de músicos, de gente que se dedica y vive de la música, lo que es un privilegio y estoy muy agradecido”.
En busca del sonido
A pesar de haberse formado justo en el resurgimiento de la escena independiente nacional, Centella no suena como ninguna otra banda chilena. Sí, es indie. Sí, tiene un poco de autotune. Pero lo que a ratos suena suave y melódico, rápidamente demuestra una complejidad musical escondida: arreglos y acordes que insospechadamente trascienden estilos, géneros y técnicas.
“Cuando partió estaba muy pegado con HOMESHAKE, y me gustaba el rollo de músicos comunes y corrientes intentando tocar jazz con lo que tenían, porque siempre estuvo muy ligada a la élite”, explica Caballero. “Me gustaba mucho que ‘locos’ como yo, que sabían un poco, intentaban hacer jazz con lo que podían, un sonido único y medio grabado en la casa… Eso me volvió loco. Y partió desde ahí”.
Actualmente, además de su líder, la banda está compuesta por la batería de Claudio Vásquez, la guitarra de Pablo Jara, el teclado de Pablo Lambert, el saxofón de Paulo Carrera, el bajo de Diego Moireta y los coros de la cantante Goldine. Y, aunque cada integrante posee un talento y experiencia innegables, provienen de ambientes diferentes, lo cual le aporta esa textura y originalidad que Caballero quería para el sonido final de Centella. “Fui expandiendo cada vez más las cosas que escuchaba, y empezó una búsqueda, que llega hasta el día de hoy, de los ritmos y las métricas”, señala. Y añade: “El ritmo. Hay que darle prioridad al ritmo. Es un elemento casi melódico también.
Canciones abiertas
En tres meses, Centella cumplió dos hitos importantes en su carrera como agrupación musical. En primer lugar, en octubre de 2022, lanzaron su primer disco de larga duración, titulado Nazca. En segundo lugar, e igual de emocionante para Caballero, fue el evento que se desarrolló el pasado 20 de enero: la banda tocó ese disco por primera vez en vivo para el público.
“Al sacar un disco, estás sacando algo que llevas trabajando muchos años. Existe ese sentimiento de desprenderse, han pasado tantos años que ya basta”, dice sobre el álbum. “Yo el disco lo saqué antes casi completo por singles. Faltaban solamente dos temas. Entonces dije, ‘qué sentido tiene sacarlo si ya salieron todos los temas’... pero no me arrepiento. Así se escuchan todos los temas en orden, se entiende el concepto, se escuchan las transiciones. Ahí entendí el valor. Es tu carta de presentación: estás diciendo cómo haces las cosas, lo que piensas, cuál es tu línea de lo que quieres decir… le he tomado ese peso”.
Pero si el propio autor de las canciones quería dar vuelta la página, ¿por qué, entonces, fue tan significativo el show de Nazca en vivo? “Va a sonar medio cuenteado, pero viene de esa lógica del jazz”, explica Caballero. “El disco lo graban y es ese momento; después los artistas lo tocaron mil veces más y siempre fue distinto. Es como un registro para venderlo nomás, pero el show en vivo es lo que importa en verdad. Con las bandas que he tenido siempre hemos improvisado. Para nosotros, el disco es recién el punto de partida, para luego tocarlo todos juntos, a banda completa”.
“Me gusta pensar que uno en el disco es de una forma – ese es el concepto que entregué en ese momento. Pero si quieres saber en qué estamos ahora, tienes que vernos en vivo. Es bacán pensar en los temas como que siempre están abiertos a cambiar”, concluye.
L'OFFICIEL: ¿De dónde sacas inspiración?
ANTONIO CABALLERO: De la improvisación. De dejar fluir. Y después le das contexto. Hay que darle nomás y lo que salga. El proceso creativo es libertad sin prejuicio.
L'O: ¿Cómo se sale de un bloqueo creativo?
Descansando. Y de no escuchar música. Salir un rato y hacer algo distinto.
L'O: ¿Artista con el que te gustaría colaborar?
Gepe. O con Álvaro Henríquez
L'O: ¿Y muerto?
Iba a decir Charly pero creo que está vivo (ríe).