María Cornejo: Una historia cosmopolita
Un mix de culturas le ha valido a la diseñadora María Cornejo una brillante y resiliente carrera. Desde su base de operaciones en Nueva York, Cornejo nos cuenta más sobre su eterno proceso de inspiración a través del mundo y las mujeres (y hombres) que lo componen.
La rebeldía británica, la elegancia francesa y el minimalismo neoyorquino. Cada una de estas características se unieron en el camino de la diseñadora María Cornejo, quien tuvo que emigrar junto a su familia lejos del convulsionado momento político chileno de los años 70. A María le ha tocado vivir todo tipo de revoluciones: a los 12 años llegó a un país donde el punk se abría paso y sus prendas formaron parte de editoriales que consagraron el estilo Buffalo de los 80. Al igual que otros colegas como Hussein Chalayan, transformó su exilio en una carrera llena de significados, que la tienen viviendo en Nueva York bajo Zero + Maria Cornejo desde 1997. Pero su historia comienza en Manchester, donde conoció a John Richmond en un club llamado Heroes, estudió en Londres y juntos lanzaron la marca Richmond Cornejo (1985).
L’OFFICIEL: Cuando llegaste a Gran Bretaña viviste un momento increíble para la escena creativa. ¿Te quedas con David Bowie o Sex Pistols?
MARÍA CORNEJO: David Bowie. Era más creativo, más artista. Trabajó con tantos diseñadores y las personalidades que ideó a partir de la moda… Su presencia fue muy importante para mí como influencia.
L’O: En los 80 emergió un movimiento de estilo llamado Buffalo y tus prendas aparecían en editoriales de revistas. ¿Te sientes ligada a esa etapa que hoy es tan relevante?
MC: Sí. Cuando me fui a Londres estaba Vivienne Westwood, un ícono. Iba a los shows, la veía en su bicicleta y siempre me decía que tenía un muy buen nombre para ser diseñadora (risas). Todos íbamos a los mismos lugares: Nostalgia of Mud, poco después empezó Leigh Bowery con Taboo, se mezclaba todo el mundo en los clubes. Para mí fue una época formativa muy importante. A los 21 años empecé a lanzar colecciones bajo Richmond Cornejo, que se integró a esa ola de creatividad.
L’O: ¿Cómo era el espíritu de los diseñadores emergentes de aquellos años?
MC: Todos eran independientes. Fuimos a hacer un show a Japón que seleccionaba a los cinco mejores de cada ciudad, se llamaba Best of Five. De Nueva York fueron Marc Jacobs y Stephen Sprouse, quien para mí fue un diseñador increíble. De Londres fuimos con Rifat Ozbek y Bodymap.
L’O: Eran como los Antwerp Six, existía camaradería entonces.
MC: Sí, siempre, y fíjate que también acá en Nueva York. La gente mira a los diseñadores como si estuviéramos en una torre de oro superglamorosa, pero es mucho trabajo; sabemos el sacrificio que requiere. Siempre serás juzgado por lo que haces, y debes seguir adelante, sea como sea.
L’O: Hoy es muy común que se unan diseñadores como lo hicieron Raf Simons y Miuccia Prada. Pero en esa época, ¿cómo era la dinámica de trabajar junto a John en Richmond Cornejo?
MC: Estábamos enamorados y cada uno tenía su especialidad; John era muy bueno para la sastrería y los negocios, yo era más creativa en el lado del draping, elegir los colores. Funcionamos bien por una época, pero cuando crecí quise hacer otras cosas.
L’O: Ahí te fuiste a París. ¿Cómo funcionó?
MC: Durante nueve años decidí apartarme de lo público y trabajar para otros, entre ellos la marca Joseph.
L’O: ¿Tuviste conexión con algún nombre relevante de la moda?
MC: En Joseph trabajaban mucho con [Azzedine] Alaïa; siempre iba a los shows de [Jean Paul] Gaultier. Cuando Martin Margiela trabajó para él nos pedía invitaciones para los desfiles de Richmond Cornejo. Pero lo más impresionante fue ir a Club Sept en París y ver a Grace Jones llegando con Francis Bacon. En otra ocasión nos llamaron para ver a Prince en un concierto privado. Fue una época muy interesante, sin Instagram, donde todo forma parte de tus recuerdos.
L’O: Si hablamos de mujeres fuertes, ¿a quiénes destacarías en este camino que te ha llevado por Chile, Londres, París y Nueva York?
MC: De Chile, a Daniela Vega; la conocí a través de mi hermano y me encantó. En Nueva York tengo tantas clientas increíbles, desde Christy Turlington a Cindy Sherman. En París tengo muchas amigas… es difícil, te puedo mandar una lista si quieres [risas]. Ahora estamos preparando algo para Tilda Swinton, sin embargo Michelle Obama era mi heroína. Lo bonito es que todas nos vemos en la misma lucha: somos mujeres creativas que tratamos de hacer algo, queremos avanzar y se ve una conexión humana.
L’O: Leí por ahí que tenías una foto de Cindy Sherman en tu oficina. ¿Aún la tienes?
MC: ¡Sí!
L’O: ¿Qué es lo que te atrae de ella y su trabajo?
MC: La manera en la que ve a estas mujeres. Tiene una gran sensibilidad y hace todo sola, es increíble. Alguna vez dijo que tenía 200 piezas de mi marca. Tengo muchos clientes creativos que entienden lo que es ser mujer en este mundo y no les impongo una estética, trato de darles confianza.
L’O: Por último, ¿qué es la libertad para ti?
MC: Tener tiempo y poder soñar sin límites.