Arte y nanotecnología, el nuevo reloj Cape Cod Crépuscule de Hermès
Para algunos, un simple reloj. Para Hermès, la ocasión perfecta para transformar la vanguardia tecnológica en arte.
Pocas veces un objeto tan funcional como lo es un reloj representa algo tan hermoso e intangible como lo es un atardecer. Y es que en este caso, sí sucede. Se trata de la nueva versión de carátula de la colección ‘Cape Cod’ de Hermès, colección nacida hace más de 25 años bajo el trazo audaz de Henri d’Origny.
En 1991, el diseñador creaba el emblemático quartz bajo un diseño en donde la caja contenía un cuadrado dentro de un rectángulo formado por dos mitades del eslabón ‘Chaine d’Ancre’, que ahora simula una esfera de estética única vinculando y magnificando dos universos que no suelen encontrarse.
En 2018, un cuarto de siglo más tarde, la firma de marroquinería parisina emprendió la búsqueda hacia una innovación tecnológica que pudiera ubicarse al servicio de la creatividad y, bajo este contexto, acudió al CSEM (Centro Suizo de Electrónica y Microtecnología) el cual hizo posible el proyecto de crear un cuadrante con una lámina de silicio ‘wafer’ en la que estuviera plasmado un dibujo intimista y sencillo, que denominarían ‘Cape Cod Crépuscule’, que significa crepúsculo en francés.
El dibujo hace justicia a su nombre bajo relajantes tonos degradados representando el mágico momento en que los rayos dorados del sol golpean las olas azules al atardecer. Una manifestación de la obra abstracta del artista gráfico Than-Phong Le.
Sin duda, el quartz tiene un espíritu sumamente marino que, además, se inspira en la pulsera ‘Chaine d’Ancre’, diseñada en 1938 por Robert Dumas, un miembro de la familia Hermès que en ese entonces se inspiró en la cadena del ancla de un barco para diseñar la pulsera.
Con esto, más que medir, secuenciar o controlar, la Maison busca otro tiempo: uno destinado a despertar las emociones y crear espacios de fantasía, como lo es un reloj con un atardecer bajo las flameantes olas del mar en su interior.
