El instinto romántico de Prada
La casa de moda italiana presentó su colección femenina de Otoño/Invierno 2024 durante la Semana de la Moda de Milán, el que fue un recorrido romántico e histórico lleno de fluidez, resignificación y contrastes de fuerza y delicadeza.
Fragmentos de historias, exploraciones de las nociones de belleza y del mundo contemporáneo y un romance con el pasado. Así se describe la colección Otoño/Invierno 2024 de Prada, por Miuccia Prada y Raf Simons, la que busca ser una reacción emocional a ideales de belleza que todavía resuenan en nosotros. Una oda romántica a la historia y la importancia que tiene en nuestro presente.
Para la casa de moda, las prendas estereotipadas de hoy ―chaquetas bikers, chaquetas bomber o piezas de punto― se forman y existen a través de elementos sacados de la historia, que cambian en ciertos aspectos para adquirir un nuevo significado y recontextualizarse. Dentro de los elementos que no pasaron desapercibidos, se encuentran bolsos que cuelgan de las muñecas de las modelos a través de cinturones, lazos de diferentes tamaños en vestidos y sombreros de variadas texturas y materiales.
La colección femenina también tuvo un aire conocido y familiar, ya que Prada nos trajo de vuelta al escenario que nos presentó en enero pasado, durante la semana masculina de la moda de Milán. Ubicado en el depósito de la Fondazione Prada, confluyeron la naturaleza y la urbanidad, a través del llamativo piso de vidrio que dejaba ver prados, arbustos, rocas y agua y que tanto llamó la atención. Además, la gama de colores y algunos looks mantuvieron la misma esencia que la colección masculina, con cambios sutiles en tonos y siluetas que aportaron frescura a la vez que familiaridad.
Las siluetas para esta ocasión fueron lineales, con vestidos holgados y vaporosos por un lado y por otro rígidos y estructurados, emanando suavidad y fortaleza al mismo tiempo, a través de sedas y transparencias y la rigidez de la lana respectivamente. La paleta de colores también enfatizó en esa dualidad de fragilidad y rigidez, alternando entre negros y grises con toques de colores fuertes como el morado, verde o el azul, a la vez que colores suaves como el rosa o azul pálido.
Los lazos y volantes tampoco pasaron desapercibidos, y menos luego de ser el símbolo de la estética coquette que hemos visto por todos lados. Con ellos, Prada se pregunta: “¿Por qué persisten? ¿Por qué atraen? Plantear preguntas, suscitar respuestas, el desfile de moda es el inicio de una conversación con el mundo, un intercambio de ideas. Este instinto, este deseo de comunicar y expresar, es un impulso humano fundamental: tocarse, expresar sentimientos a través de la ropa que vestimos”.
