Moda

Un estado mental transatlántico

La amistad de moda entre Estados Unidos y Francia existe desde el lanzamiento de L’OFFICIEL, uniendo a jóvenes norteamericanas y parisinas a través de las décadas.

La amistad especial y mutuo entendimiento entre Francia y Estados Unidos —específicamente entre Nueva York y París— ha existido desde mucho antes que el primer número de L’OFFICIEL apareciera en los quioscos en julio de 1921. Desde la fundación de Estados Unidos, ambos países han compartido un amor por la moda y han definido lo que significa ser chica través de sus propias y únicas maneras, y esta comunidad se convirtió en una trama central que recorre las páginas de L’OFFICIEL a través de las décadas. L’OFFICIEL nació como vehículo para promover y enaltecer la industria de la moda francesa, pero la primera edición aborda el lazo del país con Estados Unidos, incluso traduciendo todos los artículos al inglés, mostrando colecciones norteamericanas y hablando directamente a los compradores estadounidenses en artículos específicos escritos en su idioma.

Durante los años 20 y 30, los primeros editores de L’OFFICIEL, como Yves George Prade, enfatizaron el amor compartido que Estados Unidos y Francia profesaban por la alta costura. Una creencia común en aquellos años era que Francia era casi la única fuente de moda global, exportándola a un Estados Unidos obsesionado con la ropa e, incluso, que solamente los neoyorquinos eran capaces de entender, o emular, a los elegantes parisiennes. En 1926, en medio de un aumento de falsificaciones de moda francesa al otro lado del océano, L’OFFICIEL permaneció leal a París y la esposa del fundador de la publicación, E. May Brunhes, firmó un artículo en defensa de la alta costura francesa contra los estafadores estadounidenses. Aun así, el amor no se perdió y siguió el affair internacional. En 1927, L’OFFICIEL lanzó su columna Paris-New York, donde cubría escenas sociales para lectores transatlánticos, uniendo a ciudadanos de ambos lugares bajo un solo cielo fashionista.

Corresponsales estadounidenses fueron adheridos a la cabecera a través de los años, reporteando la industria de la moda desde una perspectiva norteamericana. Esto incluye artículos inspirados en Colette, escritos desde el punto de vista de una elegante neoyorquina en París. Finalmente, la primera edición internacional de la revista fue lanzada en Nueva York en 1976, gracias a una fuerte audiencia preexistente. Durante la segunda mitad del siglo 20 era un lugar común que el tópico “Americano en París” inspirara editoriales, alentando a norteamericanos a convertirse en parte del mundo parisino y solidificar Estados Unidos como el gran aliado de la alta costura en el exterior. Innumerables editoriales describiendo a parisinas pavoneándose por las calles de Manhattan y aventureras norteamericanas paseando por el Boulevard Saint-Germain emergieron como una especie de intercambio cultural aspiracional. En los 90, socialités norteamericanas adornaron las páginas de L’OFFICIEL con la misma frecuencia que celebridades francesas, y muchas recibieron sus propios perfiles, enfocándose en su estilo de vida francés luego de reubicarse en París. La fille Américaine se convirtió en un personaje recurrente en las páginas de L’OFFICIEL, y eventualmente en un elemento básico de la revista.

Editoriales usando como telón de fondo Nueva York, Los Ángeles y Miami integraron a las ciudades norteamericanas al panorama de moda de la revista, y desde entonces estas ciudades se han convertido en capitales de la moda bajo su propio derecho, cada una con sus elementos distintivos. Sin embargo, el contenido más prominente hasta el momento dedicado a Estados Unidos fue un especial de 1975 de la revista conmemorando el Bicentenario norteamericano. En un reportaje describiendo paisajes junto a alta costura y artículos de lujo, la publicación celebró una selección de estados, desde Maine hasta Missouri. Cada página analizó un estado distinto y montó un escenario sobre una icónica vista norteamericana, uniendo la vasta y variada topografía del país junto al refinado lujo de la alta costura francesa. Esta edición especial del 4 de julio continuó posicionando a Estados Unidos como esencial para el crecimiento de la moda mundial. A lo largo de los años 90, L’OFFICIEL dedicó casi la mitad de su espacio editorial a diseñadores estadounidenses, boutiques y eventos. El lanzamiento de L’OFFICIEL USA en 2017 cimentó aun más esta larga unión que se ha mantenido a lo largo del siglo de la revista.

Desde que se introdujo el color a la revista a través de las ilustraciones de fines de los años 20, el “tricolor” ha expresado la importancia de Francia como cuna de L’OFFICIEL y a Estados Unidos como su segundo hogar. La iconografía roja, blanca y azul compartida por ambos países a menudo ha hecho emotivas apariciones en la revista. En Francia, el ensamblaje de estos colores deriva de una declaración de moda hecha por los revolucionarios franceses de finales del siglo XVIII, quienes la usaban en las escarapelas fijadas a sus sombreros para expresar sus lealtades políticas. Durante un momento similar de agitación política a través del Atlántico, Betsy Ross bordó las estrellas y rayas de la bandera norteamericana usando telas en estos colores, algo destinado a reflejar los valores norteamericanos de la perseverancia, justicia y valor. A menudo vistos en los diseños de publicidad de couturiers como Christian Dior, Guy Laroche y Givenchy, estos colores han encontrado una manera de establecerse dentro de la imaginación de la moda como una forma de representar conceptualmente a Francia, y eventualmente a Estados Unidos, como pináculo de la elegancia. Ya sea invocados para reflejar un sentido de patriotismo o utilizados como forma creativa para expresar el lazo entre Francia y Estados Unidos, bleu, blanc et rouge continúan siendo aplicados a las tendencias de moda y editoriales de revistas bien entrado el siglo XXI. 

Hoy, la moda franco-norteamericana ha encontrado sus representantes en it girls y celebridades como Lily-Rose Depp, Camille Rowe, Marion Cotillard y Léa Seydoux. De los incontables artículos, tiktoks y posteos de Instagram que enseñan a mujeres norteamericanas cómo sintonizar con el trivial efortless estilo parisino, hay un sentido correspondiente que expone a las mujeres francesas a trucos de moda norteamericana e intercambio de belleza. Para las francesas, el estilo californiano cool y casual y el estilo boho inspirado en Brooklyn son tan importantes como los labios rojos, el peinado desordenado y el maquillaje no maquillaje lo han sido para las norteamericanas. Donde Estados Unidos tiene la tendencia de acelerar las cosas, Francia puede enseñarnos a ir con calma. Lo que es cierto es que la historia de amor franco-norteamericana, construida en base a respeto mutuo, también prospera en el valor compartido por ambos países sobre la innovación, calidad y creatividad, así como el gran respeto por la historia, la herencia y la tradición.

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