Moda

El cinturón, acessorio intemporal

Más visual que funcional, el cinturón es el accesorio imprescindible a la hora de elevar un look

Maison Margiela Haute Couture Fall 2016.

Es bien sabido: el cinturón es ante todo un accesorio no una necesidad—, que se lleva más por estilo que para sujetar la ropa. Pero aun así, al ser fabricados en una multitud de materiales (cuero, tela, metal, etc.) y estilos (estrechos, anchos, adornados o sencillos), los cinturones siguen confirmando su pertinencia en nuestro vestuario y dominando las pasarelas.

De necesario a suntuario

Sus lejanos orígenes no pueden haber sido más utilitarios. En la Edad de Bronce (entre 2100 y 750 AC) era usado por los homo sapiens para sujetar al cuerpo las pieles de animales con que se cubrían. Las pruebas arqueológicas indican que los primeros cinturones eran tiras de cuero que a menudo se decoraban con dibujos o bordados representando animales en combate.

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La familia de Ramsés II, Antiguo Egipto (circa 1200 a. C.).

En la Antigüedad, los egipcios los llevaban de tela mientras que los griegos optaban por los de cuero, pero siempre con un objetivo funcional, es decir para mantener la ropa en su sitio. El cinturón (cingulum) formaba parte del equipo militar del soldado romano, y servía para ceñir su túnica, portar su arma, y se componía de placas metálicas y ornamentos, así como de un "delantal" que protegía sus atributos varoniles.

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Soldados en la Antigüedad

En la Edad Media los artesanos enganchaban a su cinturón de cuero las herramientas útiles para su oficio y la comida del día. Las personas pudientes colgaban de su cinturón monederos con dinero y objetos de valor y a menudo una daga delicadamente decorada. Los religiosos suspendían limosneras de sus cinturones y los de los soldados y caballeros eran suficientemente resistentes para transportar sus armas, por cierto muy pesadas. Pero, inevitablemente comenzaron a convertirse en símbolos de estatus y riqueza en función de los materiales y de su ornamentación.

Los cinturones de las mujeres podían estar delicadamente bordados, con incrustaciones de piedras o grabados de los que colgaban monederos, frascos de perfume o ungüento y amuletos de la suerte. Curiosamente, hasta el siglo XV, las hebillas siguieron siendo patrimonio exclusivo de los ricos, hasta que la mejora de las técnicas de fabricación facilitó la producción de un artículo menos costoso y accesible al gran público. En el Renacimiento, a menudo los cinturones se adornaban con piedras y metales preciosos y las hebillas y broches se hicieron aún más elaborados. En el siglo XVIII, los cinturones de colores vivos y profusamente adornados, a menudo entrecruzados con hilos metálicos, eran parte esencial del traje masculino.

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Venus sujeta la faja de Juno, por Andrea Appiani (circa 1800).

Si bien los cinturones para mujeres Art Nouveau de fines del siglo XIX son hoy en día verdaderos objetos de colección, con la Revolución Industrial el cinturón se democratizó y aunque continuó a ser muy útil para sujetar los pantalones, se convirtió en un accesorio de moda. Fue en esa época cuando el cinturón comenzó a llevarse para “completar” un atuendo.

Adaptable y cambiante, siempre está allí

Con el tiempo, a medida que la moda evolucionaba de prendas funcionales a estilos más expresivos y variados, el cinturón siempre supo adaptarse y encontrar su lugar. En los años 20 se introdujo la tendencia garçonne, caracterizada por prendas holgadas con cinturones a la altura de la cadera que contribuía a un look andrógino. En los años 50, bien ajustados a la cintura, eran un complemento esencial de los vestidos entallados y las polleras plisadas. En los 60 los cinturones anchos hacían furor, en la década del 70 llegaron a ser super finitos y en los años 80, los músicos punk y rock llevaban cinturones de cuero con tachuelas, una tendencia que siguió influyendo en la moda en las décadas posteriores.

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Versace Fall Ready-to-wear 1991

Distintos tipos de cinturón

Hoy en día, las mujeres no llevan el cinturón para mantener la ropa en su sitio sino para añadir brillo a sus conjuntos. Disponible en una gran variedad de estilos, materiales y colores, ofrece una infinidad de opciones para personalizar un look. Éstos son algunos de ellos.

De hebilla básico: el más clásico, el más bonito y el más auténtico. Puede ser de cuero o de tela. Suele ser lo bastante fino para pasar por las trabillas de los pantalones y ceñirlos alrededor la cintura o de las caderas, según el corte del pantalón.

Fino: perfecto para las mujeres bajitas, ya que estiliza la cintura y aporta un aspecto superdelgado e ideal para contrastar un atuendo. Por ejemplo, quedan muy bien con pantalones cigarette o con una camisa ancha.

Ancho: mientras que el cinturón básico se utiliza más por su practicidad, el cinturón ancho tiene una personalidad propia. Sobre prendas rectas o un conjunto que no brille lo suficiente, crea un increíble efecto de relieve.

Cinturón Mini Constance Martelee de Hermès

De pañuelo: ¿quién dijo que los pañuelos sólo se llevaban alrededor del cuello? Una tendencia muy de moda especialmente en el verano. Es original y tiene estilo. También se puede optar por una corbata o un cordón de color.

Trenzado: tiene la ventaja de no tener muescas, por lo que se puede abrochar en cualquier punto de la trenza para que se ajuste perfectamente a la cintura.

De cadena: popularizado por Cocó Chanel y sublimado por Yves Saint Laurent, el cinturón cadena se lleva como una pieza de bisutería alrededor de la cintura y sobre la cadera. Es uno de esos cinturones llamados "inútiles" cuya finalidad es puramente estética.

Corsé: muy femenino y una auténtica arma de seducción. Este cinturón ancho suele estar hecho de un material flexible que se amolda a la forma de la cintura justo por debajo del busto proyectando una cintura de avispa que lo enfatiza y realza las curvas. Un estilo perfecto con una pollera lápiz.

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