Mujer

Ester Expósito, más allá de los likes.

Con sólo 21 años y más de 26 millones de seguidores, la actriz española nos cuenta el balance de mantener los pies bien puestos sobre la tierra pero la mirada en en el cielo.
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FOTOGRAFÍA Andrés García Luján

¿Qué ocurre cuando un día te vas a dormir con el sueño de ser actriz y a la mañana siguiente te despiertas formando parte de una de las series más vistas del planeta? ¿Qué sucede cuando tu perfil en Instagram alcanza —sin proponértelo— 26,5 millones de seguidores y desbanca a la élite de los influencers de tu país, Rosalía trá-trá incluida? ¿Qué pasa cuando acabas de cumplir 21 años y el mundo a tu alrededor parece haberse vuelto loco? Sólo conocemos a una persona que pueda dar respuesta conjunta a estos tres interrogantes: Ester Expósito, una mujer que surfea el tsunami de la fama en versión arranque del siglo XXI.

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Vestido de seda, SAINT LAURENT.

Nos encontramos con Ester en el Hotel AC Santo Mauro de Madrid, un exquisito palacete, protegido por un jardín inglés, en el corazón noble de la ciudad. La pandemia ha congelado su sofisticado frenesí. Teatrales sábanas blancas protegen el mobiliario dormido. Hace bastante frío. Pese al madrugón —son las 8.30 de la mañana—, Ester saluda al equipo con energía, supervisa los looks de colección primavera / verano 2021 de Saint Laurent que va a vestir y se entrega disciplinada al tándem maquillaje y peluquería. Hija de su tiempo —el celular siempre a mano—, Expósito es una buena representante de su generación, los zetas, veinteañeros que han nacido bajo el signo de internet, esa red infinita en la que todo lo encuentran: amigos, tareas escolares, objetos de deseo y, sobre todo, soluciones instantáneas a sus grandes o pequeños problemas.

 

Los zetas fluyen en la inmediatez, todo ha de ser ahora, lo que en más de una ocasión les arrastra a la impaciencia y a cierta irreverencia, porque en su universo no encajan bien ni las contrariedades ni las órdenes taxativas. «No puedo hablar por los demás, sólo de cómo soy yo. Imagino que el hecho de haber nacido con internet sí me hace ver la vida con un sentido de la inmediatez bastante pronunciado. Y, sea por lo que sea, soy muy impaciente. También sé lo que es la insatisfacción, la conozco desde pequeña, desde mucho antes de que existiesen las redes sociales o me dedicase a la interpretación. He aprendido a convivir con la ansiedad reinante, imagino que como todos. También me considero una persona inquieta y ambiciosa, en el buen sentido de la palabra».

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Vestido de viscosa con poliamida, cinto de piel y zapatos de piel, SAINT LAURENT.

Esa inquietud fue la que empujó a nuestra protagonista a querer ser actriz con apenas seis años, ilusión que sus padres derivaron hábilmente hacia el teatro escolar. «Siempre he querido ser actriz. Es lo primero y lo único que he querido ser; es vocacional. Nací y crecí con ese deseo. Veía una película y me decía: quiero estar ahí, quiero hacer eso, quiero contar historias, interpretar distintos personajes y vidas. Mis padres siempre me han apoyado, pero no me dejaron presentarme a castings o buscar representante hasta que cumplí 14. Así que estudié y tuve una infancia normal en la que iba a clases de teatro en las que me sentía absolutamente libre. Al crecer y madurar vas adquiriendo prejuicios que tienden a complicarlo todo. Me encantaban las improvisaciones. Yo enseguida lo organizaba todo en mi grupo: tú vas a hacer de este personaje, y tú de este otro». (Risas).

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Vestido terciopelo con seda y aplicaciones de cristal, SAINT LAURENT.

Con 14 años recién cumplidos, los padres de Ester cumplieron su promesa y, tras elegir un representante, llegaron los primeros castings. Dos cortos amateurs y algunas pequeñas apariciones en serie españolas condujeron a nuestra protagonista hasta las puertas de Élite, el más rotundo éxito internacional de Netflix España, con unos 20 millones de espectadores por temporada y cuya cuarta entrega se estrenará, si nada lo impide, en el segundo semestre de 2021. «El fenómeno Élite se debe a que retrata a los jóvenes desde su interior, no desde capas superficiales como suelen hacer la mayoría de series para adolescentes. Carlos y Darío (Montero y Madrona, creadores de la historia) son dos auténticos genios que han sabido crear un universo con una esencia única y muy especial».

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Chaleco corto de esmoquin y pantalones plisados de lana, SAINT LAURENT.

En la carrera y en la vida de Ester Expósito la palabra México también juega un papel destacado. Trabajando para Manolo Caro en Alguien tiene que morir (Netflix), conoció al actor Alejandro Speitzer; ambos forman tanto una pareja como un oráculo: entre ambos suman casi 31 millones de likes (26,5 + 4,3 = 30,8). «Que tanta gente te siga es una sensación muy, muy rara, la verdad. No creo que llegue a verlo con normalidad nunca. Mi vida si lo es, pero esto... ¡Uf! En general, las redes sociales me casan un poco, es todo muy loco, todo el rato recibiendo mensajes sin parar. Miedo no me dan, como tampoco le doy importancia al número de seguidores. Lo que valoro es que hay mucha gente enviándome su cariño, su apoyo, y siguiendo mi carrera. Eso es lo bonito».

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Retrato Ester Expósito. Fotografía por Andrés García Luján para L'Officiel México.
«La fama nunca se me ha ido de las manos. En determinados momentos me he sentido muy saturada y me ha podido cierta ansiedad. Estar constantemente expuesta llega a ser agotador»

Cabe preguntar qué tipo de relación mantiene Expósito con su fama. «Nunca se me ha ido de las manos. He recibido una educación sólida que me mantiene con los pies en la tierra. Gracias a mis padres, tengo muy claro de dónde vengo. Ellos son mi anclaje con la realidad, mi equilibrio. Sí es cierto que en determinados momentos me he sentido muy saturada y me ha podido cierta ansiedad. Estar tan expuesta llega a ser agotador». Su relación con la moda es fluida y necesaria, pero no obsesiva. «Nunca he querido formar parte de la industria de la moda. La disfruto, me divierto y ya. Me gusta jugar dando forma a reportajes como este o colaborando con firmas, pero del divertimento no pasa», puntualiza. Poseedora de varios premios de teatro universitario como mejor actriz, Ester confiesa que ha soñado con ganar un Goya —máximo galardón del cine español— o un Oscar. «Si dijese lo contrario mentiría. Sí me he imaginado recibiendo un Goya o un Oscar, sobre todo de pequeña; era muy divertido jugar a eso». A 2021 —el año de sus 21— le pide «ausencia total de virus, trabajo para todos y volver a salir para bailar porque hay que vivir y darle alegría al cuerpo. La tristeza me interesa cero». 26,5 millones... + 1.

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