Hombre

Saul Nanni

Comprometido con el papel que décadas antes fue de Alain Delon, en la actual serie de Netflix El Gatopardo, el actor de 26 años encontró el amor en el set con Deva Cassel. Próximamente lo veremos junto a Valeria Golino.

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Chaqueta de tejido técnico con tachuelas, DIOR MEN.

Su nombre está inspirado en Pablo de Tarso, alias Saulo, alias San Pablo apóstol. Tiene 26 años, nació bajo el signo de Acuario y lleva un anillo que llama la atención de todos en el set: “Me lo regaló Deva. Es un molde de uno de sus molares, fuera de escala”.

Deva es su novia, hija de Vincent Cassel y Monica Bellucci. Nanni irradia el atractivo de un joven símbolo sexual y suele arreglarse el cabello: “A lo largo de los años me lo he afeitado y dejado crecer. ¿Sabes? El cabello puede hacerte camaleónico”. Vive entre Milán, Roma y París, pero a la pregunta “¿dónde está tu hogar?”, responde sin dudar: “Bolonia”, su ciudad natal. Desde hace dos años colabora con la casa Dior y admite que encontró la colección Primavera/Verano 2025, inspirada en Rudolf Nureyev, menos ponible de lo habitual. Poco antes de la sesión de fotos bromea sobre los shorts de Dior colgados en el perchero: “Cuando me los puse en el pasado, me sentía como Pinocho”. Luego añade que le parece extraordinaria la colección Otoño/ Invierno 2025-2026 de la maison, que marca el fin de la era creativa de Kim Jones.

Nanni comenzó a actuar a los 13 años y le atribuye a su padre el mérito de haber alimentado su pasión por el cine: “Aunque no trabaja en el sector, es un gran apasionado. De niño pasábamos horas en nuestra pequeña sala de cine en el sótano, creando un ritual que reforzó mi fascinación". 

Debutó en 2012 en la miniserie La Cartuja de Parma, se hizo conocido con Bajo el sol de Riccione y su carrera despegó con su intensa interpretación de Tommaso en Brado. Posteriormente participó en la serie de Netflix Supersex, donde interpretó al joven Rocco Siffredi. El 5 de marzo llegó a Netflix la serie El Gatopardo.

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Blazer y camiseta, DIOR MEN.

L’OFFICIEL: Comenzaste gracias a un anuncio publicitario con Kaká. Si no fueras fan del Milán, ¿crees que aun así te habrías convertido en actor?

SAUL NANNI: Me encontré en el lugar correcto en el momento justo. Nunca fue una vocación para mí. Si no hubiera sido por esa oportunidad inicial con Kaká, no sé si habría tenido la determinación de emprender esta carrera por mi cuenta. Ahora, cuanto más actúo, más me enamoro de este oficio.

L’O: ¿Cómo cambió tu vida Brado?

SN: Fue un punto de inflexión en mi carrera, me permitió descubrirme a mí mismo. Un papel lleno de desafíos emocionales y físicos, que me enfrentó a muchas dificultades, pero, al mismo tiempo, me ofreció una enorme oportunidad de crecimiento. Conocer a Kim Rossi Stuart fue fundamental, él es mi verdadero maestro y quien me guió en este camino, permitiéndome asumir un papel protagónico en una película tan profunda y delicada con solo veinte años. Fue hermoso reencontrarlo en el elenco de El Gatopardo interpretando al príncipe de Salina.

L’O: ¿Cómo fue trabajar en El Gatopardo?

SN: Una de las experiencias más extraordinarias que la vida me ha regalado. Interpretar a Tancredi fue un honor y me permitió recorrer toda Sicilia. También fue mi primer proyecto de época y me encantó verme en un contexto diferente. Cuando entré por primera vez en el taller de vestuario y conocí a Carlo Poggioli con su equipo, fue un momento mágico. Comprendí la magnitud del proyecto en el que estaba participando. Todo estaba cuidado al detalle y cada traje contaba una historia, devolviendo la magnificencia de la época.

L’O: ¿Sientes que estuviste a la altura de Alain Delon en la película de Visconti de 1963?

SN: Alain Delon es inalcanzable, y solo la idea de compararme con él me intimida. Cuando acepté este papel, decidí no pensarlo demasiado: no quería replicar su interpretación, sino ofrecer mi propia versión de Tancredi, siendo fiel al personaje. La película original se hizo hace más de 60 años y hoy existen generaciones que nunca la han visto, y que tal vez solo conocen la novela.

L’O: En el set conociste a Deva Cassel, que interpreta a Angelica Sedara. ¿Cómo gestionaron el trabajo y los sentimientos que nacían?

SN: Nos vimos por primera vez vestidos de príncipe y princesa, inmersos en una época lejana a la nuestra, y ese contexto hizo que el encuentro fuera aun más mágico. Comenzamos a cono- cernos sin forzar nada. Actuar juntos nos permitió compartir momentos intensos, explorar nuestros personajes y descubrir algo más el uno del otro. Nos dejamos guiar por el momento, escuchándonos y apoyándonos mutuamente, tanto dentro como fuera del set.

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Chaqueta, DIOR MEN.

L’O: ¿Te gustaría trabajar con sus padres?

SN: Sin duda. Los padres de Deva no solo son actores extraordi- narios, sino verdaderos íconos del cine.

L’O: ¿Quiénes son los actores que más admiras y por qué?

SN: Alessandro Borghi ha sido una referencia desde el principio. Nunca se equivoca, cada decisión que toma es precisa, nunca banal, y siempre aporta algo único a sus interpretaciones. Encuentro extraordinarios a Elio Germano y Luca Marinelli. Es- toy muy encariñado con Adriano Giannini, trabajé con él y me parece increíble.

L’O: ¿Y de qué directores te gustaría recibir dirección?

SN: De los pilares del cine italiano: Paolo Sorrentino, Marco Bellocchio y Mario Martone. También me fascinan Emanuele Crialese y Roberto Minervini. Me gustaría ser dirigido por Valeria Golino. Aprecio mucho a Tommaso Santambrogio, a quien descubrí con Los océanos son los nuevos continentes, y a Edgardo Pistone, cuyo Ciao bambino vi recientemente: dos óperas primas bellísimas. Entre los directores internacionales, me encantaría trabajar con Martin Scorsese y Wim Wenders; sería un motivo de orgullo para mi padre. Y con Clint Eastwood, que es su ídolo.

L’O: Este año también estrenas la película La Gioia, de Nicolangelo Gelormini, basada en un hecho real que narra una historia de amor entre una mujer de cincuenta años y un joven. ¿Cómo fue meterte en ese papel? ¿Y cómo te llevaste con el resto del elenco?

SN: Es un personaje muy lejano a mí, me puse a prueba y me enriqueció. Ya había trabajado con Jasmine Trinca en Supersex, posee una empatía única y siempre está presente, te mira a los ojos y logra crear una conexión especial en escena. Valeria Go- lino es una de las más grandes actrices que Italia haya tenido. Encontrarme trabajando con ella en un papel tan complejo fue un honor que siempre llevaré en el corazón.

L’O: ¿Hay algún género cinematográfico que te gustaría explorar?

SN: Me gustaría hacer un thriller y enfrentarme a un papel de villano. En Yo soy el abismo, de Donato Carrisi, interpreté a un personaje que podía definirse como antagonista, pero era un papel muy pequeño.

L’O: ¿Qué te haría sentir más realizado en la vida?

SN: En este momento siento que estoy en el camino correcto. Cada vez más estoy encontrando mi lugar en el mundo. Actuar y viajar son las dos cosas que me hacen sentir libre, y saber que estoy construyendo mi vida en torno a estas pasiones me da una gran satisfacción. Pero no solo eso: amar y sentirme amado son y seguirán siendo los factores fundamentales para sentirme verdaderamente realizado.

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