Procesos que sostienen
¿Cómo se trabaja hoy por la sustentabilidad en la moda, el diseño y la industria textil en Chile? Aquí, una mirada de norte a sur por materialidades, innovación digital y biomateriales.
A modo de metáfora, podríamos decir que la sostenibilidad en la industria textil y de la moda en Chile se sostiene en una larga mesa de tres patas: el norte y el territorio costero, con el suprarreciclaje, enfrentando los desafíos del descarte textil con creatividad y resiliencia; el centro, con su diseño de autor y el rescate de técnicas y materialidades, en conjunto con las nuevas apuestas por una moda digital híbrida, territorial y “hecha en Chile”; y el sur con su apuesta en biomateriales, donde el lema es experimentar, dando valor a los procesos y respetando el entorno que los nutre. Estos tres pilares trabajan en conjunto, formando una red que busca reconstruir la industria textil y de moda chilena hacia un futuro donde la responsabilidad, consciencia y transparencia de los procesos no son opcionales, sino un desde.
NORTE, POR UN ZERO WASTE
Los graves problemas socioambientales que sufren las regiones del norte de Chile debido al descarte de ropa nueva, usada y desechos textiles no son un tema nuevo para sus habitantes. Han convivido con esta problemática por décadas, y han enfrentado este desafío gracias a sus organizaciones civiles, emprendimientos y diseñadores locales que han recurrido a modelos de economía circular y suprarreciclaje como respuesta a la sobreproducción y consumo desenfrenado de moda rápida en el mundo y que termina mostrando sus peores consecuencias en el territorio nacional.
“El upcycling ha crecido exponencialmente en Chile en las últimas décadas, con pioneros como Juana Díaz y 12na”, afirma Francisca Gajardo, diseñadora y creadora de la marca Y.A.N.G., y quien desde 2017 se encuentra experimentando con diversas metodologías para dar forma a esta técnica de diseño que consiste en recuperar prendas y fibras en desuso para crear nuevas propuestas de indumentaria. “Cuando comencé a reutilizar, generaba retazos en el proceso, lo que siempre me molestó, por eso perfeccioné mi metodología de reinterpretación del patrón, basada en la geometría y proporciones fractales del cuerpo, sin generar residuos en el proceso de transformación”. La metodología de la que habla ha sido patentada y utiliza inteligencia artificial para el desarrollo de suprarreciclaje sistematizado y a escala. Reusar y reparar son prácticas que siempre han existido y hoy juegan un rol fundamental para alargar el uso de prendas y materialidades, con la claridad de que no son la solución definitiva frente a la sobreproducción, sino una herramienta más para enfrentarla. “A nivel nacional y latinoamericano, Supra_Org y Upcyclers Chile impulsan el upcycling con iniciativas educativas y colaborativas. En el norte, Fundación Desierto Vestido Tarapacá y AGEC Tarapacá abordan la sostenibilidad y la problemática de los vertederos en Atacama. Retrocicla en Valparaíso también contribuye a estos esfuerzos”, comenta Gajardo.
EL CENTRO Y SU CRUZADA POR MATERIALIDADES TERRITORIALES
Desde la década de los 70, la industria textil chilena se ha visto forzada al cambio y ha luchado por sobrevivir a las crisis económicas y al ingreso de nuevos actores en el mercado. En la actualidad, las fábricas de textiles nacionales y los talleres de confección son cada vez más escasos, y “quienes se dedican a ello son más académicos que técnicos”, reflexiona Gabriela Farías Zurita, creadora de la marca Zurita Design Studio, quien busca desde el 2010 construir una sustentabilidad anclada al territorio: “En esa época buscaba, como diseñadora, crear desde Chile, considerando sus particularidades y en armonía con el medio, prestando una sensible atención a los oficios y la cultura”.
Este impulso creativo la llevó a explorar el norte de Chile, donde conoció a Marina Castro, tejedora aimara, quien le brindó sus primeros acercamientos al textil andino y al rescate de materialidades y técnicas que habitan desde hace siglos en Chile. “En el delicado trabajo con los textiles andinos se trata de considerar los orígenes de las piezas y usos tradicionales, y en las propuestas de innovación no pasar por alto los códigos del textil aimara, sino que permanezca una cita de los originales”. Encontrar un equilibrio entre la pieza nueva y la referencia a lo que la artesana reconoce como propio, de que funcione comercialmente y que la materialidad se encuentre disponible son los retos constantes. Para Gabriela, las prendas hechas con la fibra de la alpaca en Chile, especialmente aquellas hechas con hilado manual y donde la fibra proviene de las propias comunidades, “deben ser comprendidas como parte de una sensible cadena de sucesos que mantienen costumbres y culturas. El material no está desvinculado de la vestimenta, sino que se debe entender como pieza fundamental de un sistema holístico que debe ser reinventado”.
Gabriela se encuentra trabajando de forma activa en la reactivación y conservación del tejido andino tradicional junto a expertas en textiles andinos como Juana Flores, la diseñadora e investigadora Soledad Hoces de la Guardia y la psicóloga Carola Peña, de la ONG Poloc. “Hemos compartido mucho tiempo en terreno con las artesanas en las localidades de Colchane, Pozo Almonte y también Alto Hospicio. Allí, y desde la realidad de las tejedoras, hemos creado un sistema eficiente en producción y rico creativamente”.
Junto al diseño local, los innovadores en moda digital se sientan en esta larga mesa, buscando llevar el sello “Made in Chile” a los universos intangibles. Explorar las materialidades en un territorio híbrido, entre lo digital y lo físico, es la apuesta. Como explica Bastián Díaz, cocreador de Futureal, startup apoyada por Corfo en su línea Semilla Inicia, este ecosistema de moda digital vincula a marcas locales y diseñadores de moda de autor al mercado global, acompañándolos en el proceso de transición hacia modelos productivos más responsables.
“La moda digital permite optimizar recursos y el uso de materiales físicos para el proceso creativo de diseño, como puede ser el prototipado de productos. Estas muestras se pueden llevar a una confección y patronaje digital para poder visualizarlas e incluso presentarlas a posibles clientes que desean abrir una nueva colección, ver esa percepción y luegotomar decisiones para comprar e invertir en los materiales físicos necesarios para llevar esta colección adelante”.
El ecosistema de moda digital de Futureal, actualmente integrado por marcas chilenas como Ceremonia, Cris Miranda, DUSO, Guido Vera, Huaman Autor, Míster Clothes, VR Jewelry y Y.A.N.G., refleja una nueva forma de hacer moda en Chile. Esta escena del diseño combina propuestas atemporales, el uso de nuevos materiales, la reutilización textil, creatividad y un fuerte componente territorial. Todas estas propuestas que tienen presencia física ahora también cuentan con su versión digital. “Entendemos que la moda digital no es un reemplazo completo de lo físico, al igual que con los nuevos materiales. La gente piensa que uno trabaja solo para sustituir algo por completo. La verdad es que estas son alternativas. Vivimos en un mundo híbrido y lo que buscamos es un balance entre la moda digital y la moda física”.
EL SUR Y SU APUESTA EN BIOMATERIALES
En la ciudad de Valdivia, un chaleco, un gorro y una billetera, todos hechos con celulosa bacteriana fermentada, procesada a mano y pigmentada de forma natural, son ejemplos del potencial y vida que puede adquirir un biomaterial. Cada uno de estos productos lleva la firma del Laboratorio de Biomateriales de Valdivia, Lavba, el cual nace en 2017 como un espacio de investigación, prototipado y desarrollo de nuevas materialidades con un enfoque territorial y desde un espacio ciudadano.
María José Besoain y Alejandro Weiss, fundadores y ambos arquitectos de profesión, decidieron establecerse fuera de la capital y abordar la complejidad de construir un espacio crítico que actúe como una “especie de bisagra” entre empresas, academia y ciudadanía en la discusión sobre materiales de origen biológico. Hoy, su trabajo se concentra en la estandarización, producción y posicionamiento de un biotextil que se presenta como una alternativa para la creación de indumentaria. Sin embargo, comprender cómo se comporta este material y los procesos y costos involucrados en su producción conllevan una serie de retos. “Lo que hicimos fue demostrar con un producto pequeño, (...) pero terminado, con un diseño aplicado y con una estética propia lo que se podía hacer. Finalmente, fue una excusa para que se atrevan a utilizar el material, aun cuando es un material que todavía tiene desafíos por resolver. No quisimos quedarnos solo en una etapa de laboratorio, sino también ver cómo la comunidad actúa en este espacio de retroalimentación”
De forma similar, tras la búsqueda por explorar la potencialidad visual y creativa de los biomateriales, el diseñador chileno José Haberland ha basado su propuesta en el uso de materiales innovadores. Sus bocetos y muestrarios cromáticos guían sus piezas mediante la experimentación de nuevas manipulaciones, ya sea con calor o secado. “Es un proceso largo. Primero, junto todos los ingredientes (...). Una vez que la mezcla está lista, procedo a untar el material en moldes de vidrio cuadrados para lograr un buen secado. Aprovechando el estado líquido del material, aplico el pigmento. Después de unos siete días, aproximadamente, extraigo el material y creo películas de biomaterial que luego manipulo con distintas técnicas.”
Pero ¿cómo se posicionan los biomateriales en una industria textil y de la moda como la que opera hoy en día? Para Haberland los biomateriales, además de surgir en base a una necesidad, deben encontrar un lugar en la tendencia. “Se deberían entregar virtudes más deseables en las obras con biomateriales para que no queden solamente en ‘cosas sustentables zero waste’. Hay que darle un valor de deseo para que cumpla su espacio en la moda”.
Mientras que Alejandro Weiss es enfático en señalar que la experimentación y el prototipado son procesos costosos, enlenteciendo el avance y escalabilidad de estas apuestas. “Chile es muy caro para producir, no tenemos un equipamiento de fácil acceso normalmente. Si tú quieres una máquina en particular que te apoye y ayude a escalar ciertos procesos, viene de afuera y con todo el costo que eso significa”. Avanzar en sostenibilidad, en una industria altamente compleja y fraccionada, necesita de voluntades, de políticas públicas, de visibilizar los procesos y de entender que el bien común es el mantel que debe cubrir esta larga mesa.