El divino ascenso de Schiaparelli con la nueva colección de Alta Costura
La última colección de Alta Costura de Schiaparelli entrelaza pasado y presente en unas imágenes encantadoras que celebran la artesanía y la búsqueda de la perfección absoluta.
Hay un momento en el que el vestido deja de ser sólo tela y se convierte en emoción, un susurro que logra atravesar el tiempo. Así, con su última colección, Daniel Roseberry para Schiaparelli da voz a este momento, contando la historia del patrimonio a través de lo nuevo. Su visión de la Alta Costura celebra la perfección, hecha de detalles meticulosos y una narrativa sartorial capaz de hacer de cada look una verdadera obra de arte.
Las siluetas, ciertamente no muy cómodas, pero de Alta Costura, son descritas por el diseñador como 'liquid deco', evocan una sensualidad fluida compuesta de georgette de seda, bordados y corsés de toile francés que esculpen los cuerpos con una rigidez casi estucada, hacen del desfile un desafío incluso para modelos del calibre de Kendall Jenner y Mona Tougaard. Los vestidos, que parecen cantar al movimiento de los cristales, exploran matices sofisticados y con mucha clase: desde el verde pavo real hasta los tonos nude, un viaje cromático atemporal.
La espectacularidad del desfile reside, como siempre, en la narrativa. Como ya hemos mencionado, el estilo creativo de Roseberry le rinde homenaje y lo narra en cada detalle, desde las chaquetas con hombros imponentes hasta los blazers ultrasuede , pasando por bordados e hilos de raso. Cada material es tratado como una reliquia, cada prenda es un canto al savoir-faire más auténtico.
Pero más allá de la historia y la técnica, ¿hasta dónde puede llegar la Alta Costura en este sueño de perfección? Quizás hasta el sol, o quizás hasta la frontera invisible donde el arte y la moda se vuelven uno. ¿Pero estamos listos para seguirla hasta allí?