El pa (de) ciente: El ojo entrometido de una directora
En su segundo largometraje, Constanza Fernández se mete en las complejidades de la relación padre e hija y lo hace retratando a una familia que ha observado por años.
“La motivación inicial no fue hablar de la muerte, la vejez, la enfermedad. Mi primera película (Mapa para conversar, 2011) aborda la relación madre e hija y ahora quería trabajar la relación padre e hija”, dice Constanza Fernández (49), directora de El pa (de) ciente, largometraje estrenado el 12 de mayo en Chile, tras presentarse en BAFICI (Buenos Aires) y obtener el Premio del Público en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva.
Y, aunque no era su intención, la historia basada en el libro El pa(de)ciente. La medicina cuestionada. Un testimonio, de Miguel Kottow, recorre los tres temas para llegar al punto. Una ficción basada en el ensayo del médico chileno sobre el rol del enfermo en el sistema de salud privado y sus complejidades de trato. “Quería hablar de estos hombres egregios del siglo 20 que resisten perfectamente bien, con poder, con todas sus capacidades, pero que nos están dejando. Quería hablar de mi padre, de la generación de esos hombres a veces plenipotenciarios, amos y señores en sus hogares, muy respetados en sus ambientes de trabajo. Quería rendirle honores y también hacerles una crítica”, dice la realizadora.
Desde el texto, y sustrayendo material de una familia (los Kottow) que conoce muy bien, y a la que pertenece en parte, Fernández fue tejiendo una ficción que se mezcla con realidad, y un retrato que bien podría leerse como una gran traición al estilo Capote protagonizada por Héctor Noguera, que, en pantalla, aparece como padre de sus hijas en la realidad, Amparo y Emilia Noguera. Actuando, también, se ve a la madre, al hijo adolescente, a la expareja, amigos y familia cinematográfica de la directora, ampliando así el juego de lo ficticio y lo real.
L'OFFICIEL: ¿Hay traición en esta película para lograr levantar una historia?
CONSTANZA FERNÁNDEZ: El libro deja un poco fuera a la familia y en ese espacio vi la oportunidad de hablar de lo que me interesaba. En esa ausencia vi un conflicto, porque, además, por cercanía escuché las versiones de la familia durante años y lo que hago en la película es hablar de algo de lo que sé. Tenía muchas anécdotas para seleccionar y construir mejor la historia. Si en la cercanía se produjo una traición, o posible traición, sí, pero en este caso en particular, la familia que trato, siento que finalmente terminaron valorando. Es una familia, como el mismo libro muestra, de personas que están dispuestas a exponerse por un tema mayor. Algunos se psicoanalizan, están en la búsqueda de conocerse a sí mismos. Creo que a través de la película les estoy entregando una herramienta invaluable de conocimiento de sí mismos.